Capítulo 4. El secuestro de Alexis.
El niño fue rescatado, mi señora Harira, tal como usted lo ordenó, abrí el túnel a tiempo, como me indicó su excelencia, acababa de nacer y le estaban poniendo un sello en la mano, aquí está.
Gracias fiel Gwernion, tu paga, borraré tu memoria, nada de esto estará en tu mente...
Yo sé que mi hijo me odiará, el gran León Rojo de Gkarcek, el poderoso Rojo de Mandeterian, y no ha podido darme un hijo, lleva 8 hijas y está por parir Jairaz la novena, y no entienden que no tendrán heredero y necesito uno para dejar mi poder aquí, Lo bueno que en mi reino es permitido robar los hijos ajenos para adoptarlos como propios. Deberá pasar por el ritual de iniciación y adaptarse a la sangre de los Mandeterianos, pero creo que será un hermoso nieto que heredará mi poder mágico. La tecnología, los armamentos, las estupideces de ningún material ni nada de eso logrará vencer en lo que la maldita Prefectura Galáctica será convertida en unos 20 años, querer tener el poder en algo que sólo es una caricatura de la Verdad y la Luz de la Conjunción Solar, la antigua gran Orden que logró el equilibrio entre todo mortal, me da risa. Sólo la magia y el amor lograrán vencer esta estúpida creación de guerras y estampidas de salvajes, claro, para ello han hecho falta millones de sacrificios y de adelantos en niveles de conciencia, pero nada pasa sino es planeado por los creadores del Cosmos. Vamos pequeñín estas muy pálido, que blanca la piel y tan azulados tus ojitos, pronto tendrás la sangre de mi hijo corriendo por tus venas y podrás ser acondicionado para recibir mi poder, la magia para ti no existe porque no la puedes ver, pero no tendrás todo lo que somos, pero podrás recibir suficiente para cuando seas llamado a un destino mayor...