DESTINOS SENTENCIADOS:
CAPITULO 1: el comienzo
Siguiendo más allá de Uribe arrea por la ruta 205, se llega a Lobos Una pequeña ciudad apartada donde en una noche de tormenta, llena de misterios dos niños llegaron al mundo, distintas clases sociales, distintos modos de vida y un destino que los unirá…
Esa misma noche se encontraba la señora Laura Marines, una mujer bondadosa de un corazón maravilloso, pelo rubio y brilloso con su peinado alto, casada felizmente con el dueño de muchas tierras, Leo Marines, un hombre orgulloso, con un carácter muy difícil de llevar. Laura estaba a punto de tener un hijo, ese hijo que tanto soñó Leo, su varón. El heredero que solo seguiría los pasos de su padre.
En las cercanías pasando el puente de madera vieja, se encontraba la casa de la señora Alejandra Rejas una humilde mujer, pobre de dinero pero rica en bondad, ella trabaja vendiendo flores en el centro de Lobos, su casa era una pequeña y arruinada casa que estaban armando con su difunto marido. Al morir el ella quedo sin su compañero de aventuras, ya que ambos trabajaban en el centro y lo de ambos alcanzaba para llevar sus vidas.
Solo pudo dejarle su recuerdo y un hijo en su panza que era la razón porque la que Alejandra debería trabajar todos los días.
Esa misma noche oscura y tormentosa Alejandra estaba cocinando y armando cuentas para al otro día pagar la cuna que compro para su futuro hijo, sin darse cuenta tropezó con un banco que estaba fuera de su lugar, y ella cae golpeando su panza.
Solo se podía escuchar los gritos de dolor y de socorro de Laura, una vieja curandera del pueblo justo pasaba con su ropa rasgada, su pelo que le llegaba a la cintura y una canasta con frutas, no tuvo otra reacción más que al escuchar los gritos entrar a la casa y ver que Alejandra estaba tirada con sangre en el piso.
Ella la llevo hasta la cama que estaba a un costado de la cocina, y le dijo.
-este niño está por nacer no perdamos tiempo.
Lavo sus manos con agua helada, y comenzó a ayudarla en su trabajo de parto.
Mas allá en la casa de la familia Marines, Laura estaba con dificultades para poder tener al niño, leo lleno de preocupación exigió que todos los sirvientes de la casa llamen y salgan a buscar un medico, junto a Laura estaba su nana Rosa una mujer que cuido de ella cuando era muy pequeña y aun la acompañaba en su vida era como una madre, una mujer elegante un poco baja y de pelo blanco como la nieve misma.
Nadie conseguía un doctor ya que la tormenta inundo todos los caminos. La vida de Laura y el niño corrían peligro.
En la otra casa la curandera la cual se llamaba Raquel, pero todos la conocían como la curandera del pueblo. Pudo ayudar a Alejandra a que su hijo salga con vida y sano lo limpio con trapo marrón que llevaba ella en su canasta tapando las frutas.
Pero lamentablemente la que no resistió el parto fue la madre Alejandra.
Raquel no sabía qué hacer con el niño ya que ella se sentía con una gran responsabilidad pero no tenía con que ayudar al niño solo podía darle amor, pero con eso ni comería, pensaba ella por dentro.
Salió con el niño en brazos lo dejo en su cabaña, para poder ir a llamar a las autoridades y le pidió a su mejor amiga y vecina Florencia que cuide del niño hasta que ella vuelva.
Rosa salió corriendo se metió al bosque profundo para buscar a la curandera ya que recordó que esa mujer vivía pasando el puente y era de confianza, todo el pueblo decía eso.
En su corrida sin darse cuenta choca con Raquel, ella le pide ayuda que es una emergencia.
Pero Raquel no quiere escucharla ya que tenía que ir urgentemente a la comisaria.
-Por favor (dice rosa llena de preocupación) ayúdeme, la señora Laura esta por tener a su hijo y si no hace algo pronto, ambos morirán.
Raquel recuerda el momento horrible que terminaba de pasar con Alejandra y decide ir para ayudar en todo lo que pueda.
Llegan a la casa y entran corriendo a la habitación donde se encontraba leo y Laura, Raquel pide que tanto leo como los sirvientes salgan de la habitación.
Leo se opone firmemente hasta que ella le dice que si no sale atrasa el labor y su esposa e hijo pueden morir.
En la habitación quedan rosa, Laura y Raquel que empieza a ayudar a la señora en su parto.
Llevan horas hasta que al fin nace el niño pero no lloro ni tenía un movimiento, eso preocupo a Raquel que lo aparta rápidamente de Laura y lo empieza a tratar de reanimar, para darse cuenta que el niño estaba muerto.
Cuando les da la noticia a rosa y a Laura ambas lloran desconsoladamente, sin poder creer lo que estaba pasando. Laura pedía a su hijo no importaba si estaba muerto ella quería tenerlo en sus brazos. Rosa consuela a Laura pero es en vano, su dolor era muy fuerte.
Rosa decía que leo jamás aceptaría que su hijo murió y echaría la culpa a Raquel y la llevaría presa.
-eso jamás (dice Raquel enojada y preocupada) yo hice todo lo que pude y más.
Rosa sabe que fue así pero igual, leo tiene más poder que todos en el pueblo y su palabra vale mucho más.
Laura decía que no se preocupara que ella no dejaría que leo cometa una injusticia como esa, ya que Raquel solo hizo lo que estaba a su alcance. En todo caso la culpable es ella que quiso acompañar a su marido hasta la casa del pueblo, y el viaje ocasiono estas cosas.
-jamás me lo perdonare (decía Laura llena de dolor)
Raquel entendió el dolor y sufrimiento que sentía Laura y recordó aquel niño que nació horas antes.
-yo tengo la solución a su dolor, sé que no es lo mismo y espero lo tome como un bien necesario.
Laura estaba desconcertada no entendía a que se refería Raquel.
-hace unas horas atrás nació un niño, que quedo sin madre y padre si usted quiere yo puedo llevarme el cuerpito de este niño enterrarlo en el cementerio cercano y usted puede cuidar de ese niño que quedo huérfano y desamparado.