Destiny - Las Crónicas de Balanjard 1

15

Apenas estuvo resguarda en el interior de su auto, Daphne prendió la radio y puso el motor en marcha.

Las calles estaban tranquilas, recién poniéndose en movimiento. La gente iniciaba ese sábado con parsimonia y buena actitud, todo lo contrario a Daphne. La joven se sentía inquieta y nerviosa, su mente bombardeada por frenéticos flashes de sus pesadillas, impidiéndole concentrase.

"Hiciste un buen trabajando con ésta", repetía la araña en su cabeza.

¡No!

"Está tan consumida por la desdicha y perdición... ¡que se me hace agua la boca de solo olfatearla!".

¡Cállate! ¡No eres real!

"Alimentará mi fuerza mejor que las que me has conseguido antes".

¡OLVÍDALO... olvídalo... olvídalo! Nada es real, Daphne, nada es real, nada es real.... ¡NADA LO ES!

Llegó a la farmacia y se estacionó dando un volantazo, el pie cayendo de golpe en el freno. Nerviosa como estaba apagó el motor y bajo rápidamente del auto, sin embargo, apenas miró hacia el local descubrió que éste estaba cerrado, con un letrero que anunciaba que no abrirían hasta el mediodía. Daphne sacó su teléfono del pantalón y descubrió que apenas eran las nueve de la mañana.

¡Puta madre!

Profirió un fuerte grito de frustración antes de entrar nuevamente al vehículo (por fortuna no había nadie en los alrededores). Encendió el radio a un volumen un poco alto y por primera vez en mucho tiempo, se permitió perder el control por completo.

Daphne gritó, lloró y golpeó el volante con los puños hasta que ya no pudo más, hasta que sus manos le dolieron y se le secó la garganta. Sólo entonces pudo suspirar con resignación y pensar con claridad.

No debo volver a perder el control, se dijo a sí misma, no puedo dejar que las pesadillas me enloquezcan. ¡No puedo ser como Jane!

Al pensar en ella, Daphne recordó que debía llamar a Sonja para saber si iban a necesitar su ayuda ese día. Marcó su número y esperó pacientemente a que se conectara la llamada.

−¿Bueno? −respondió Sonja con voz modorra al otro lado de la línea.

−Hola, Sonja. Soy Daphne.

−Ah, Daphne. ¿Qué pasa?

−Quería preguntarte si Mei Ling te dijo algo sobre el trabajo de hoy. Si es que van a ocupar que vaya, pero parece que te agarré en mal momento, ¿no? 

−No, no. De todos modos, ya tenía que pararme −le aseguró Sonja entre bostezos−, pero lo más seguro es que no necesites ir. Ayer ayudaste mucho y hoy le toca trabajar a Charlotte, así que puedes tomarte el día, yo le diré a la jefa.

−¿Segura?

Maldición. Necesito algo para distraerme y esto era perfecto. ¿Ahora qué?

−Sí, tú no te preocupes. Aprovecha el día. Mañana tampoco se abrirá el restaurante porque Mei Ling quiere mandar a traer repuestos de lo que se rompió, así que tendrás todo el fin para ti.

−De acuerdo entonces−le dijo Daphne con resignación−. Nos vemos hasta el lunes.

−Adiós.

Daphne colgó y pasó las manos entre su cabello con frustración.

Carajo. Sin trabajo y con Michael todo el día en la casa, no tengo a dónde ir. ¿Qué es lo que haré?

Como si hubiera invocado a su amiga con el pensamiento, su celular vibró. Revisó las notificaciones y vio con sorpresa que tenía un mensaje de Lorraine:

"Hola, extraña. ¿Cómo has estado? Me enteré de los que pasó en el restaurante".

Vaya cosa, pensó con enojo. Después de tratarme como a la peste ayer, ahora se diga en hablarme.

Rápidamente le respondió:

"Quitando el incidente de anoche después de que Alexander tuvo que dejarme, todo está bien. ¿Ya puedes hablar conmigo o sólo te dignas a mandarme mensajes porque no quieres importunar a Brandon y te mueve la curiosidad?".

Lorraine no tardó en escribirle en respuesta:

"Lo siento, ¿de acuerdo?   Sé que ayer estuve mal, pero es que quería pasar tiempo con él, conocernos mejor. Tú deberías entenderlo, es difícil para mí".




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