No se movía. Estaba en esa misma posición solo con sus ojos puestos en el semblante de la mujer que parecía adolorida al igual que él. La miró, esperando que ella soltara las palabras que él hace tanto tiempo había querido escuchar.
—Porqué...— empezó a decir. Su voz se rompió allí mismo y las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos. Temblaba, sentía que volvía a ser ese niño abandonado. Siendo sacudido por su padre en medio de la sala. Ese padre que después lo había dejado a la deriva en el mundo. Ese padre que no había aguantado el hecho de que su mujer lo dejara con un niño. Que se volvió un adicto.
La mujer emitió pasos torpes y elegantes hasta el pelirojo. Cuando estuvo a centímetros de él este calló de rodillas al suelo, con la cabeza hacia adelante. La mujer hizo ademán de tocarlo. Ho Seok alzó la vista a la mujer con ojos rojos. Los sentimientos de desprecio empezaban a emanar. Porque ya no sentía el mismo deseo que tuvo cuando descubrió que ella estaba viva. Que ella era la actual mujer de un funcionario importante.
Había deseado tanto poder verla, abrazarla. Ahora lo unico que sus ojos reflejaban era asco, angustia y dolor. Solo esperaba que ella dijera algo que le justificara el hecho de haberlo dejado. Aunque posiblemente ya las palabras no serían suficientes. Ella lo había dejado por ambición, por poder...
—Quiero escuchar de tus palabras. Porque lo hiciste.— empezó a decir con un temblor en el pecho. —Espero que esas palabras sean suficientes para perdonarte.— susurró.
—Lo lamentó...— dijo su madre rompiendo en llanto. —Lamentó tanto todo lo que hice. Todo esto solo fue para protegerte de ese hombre. Me amenazo con querer matarlos si no me quedaba con él y no tuve opción.— se agachó para acercar su mano, cuál Ho Seok evitó.
—¿Esa es la razón?— preguntó con una risa amarga. —¿Crees que eso es suficiente?— la mujer quedó en silencio. —Eres una mentirosa.— escupió el pelirojo. Y pensó que todo tendría arreglo, que él podía darle una oportunidad, pero no era así. Ahora que estaba frente a él ya no sentía lo mismo que durante aquellos años queriendo encontrarla. Ya todo estaba perdido. —No sabes todo lo que pase. Papá me dejó solo cuando cayó en depresión. Se volvió un adicto y yo estuve a punto de caer también. Sufrí hambre y frió muchas veces. Fui pisoteado por la gente al ver que era un hijo abandonado. ¿Eso era lo que querías para mi?— volvió sus ojos a ella. Apretó los labios y se incorporó.
—Yo...
—Te di una oportunidad para justificarte, madre. Pero ya no vale de nada.— otras lágrimas más brotaron. Ho Seok las quitó con sus dedos y se incorporó del suelo. —Más que tú lo sientas... Lamento yo llevar tu sangre en mi. Porque eres la peor persona que jamás llegue a conocer y nunca pensé. Nunca imagine decirte estas palabras, pero te odio.
La mujer abrió los ojos como platos.
—No digas eso, hijo. Podemos volver a ser como antes. Yo te amo y quiero recuperarte...— dijo la mujer desesperada.
—Lo siento, pero todo quedó aquí. Antepusiste tu amor por mi y eso es suficiente para darme cuenta de quien eres. Adiós.
El menor se volvió, dándole la espalda a la mujer que trataba de aferrarlo. Se removió de sus brazos. Ya no quería saber más nada. Ya no miraría atrás. No la volvería a ver. Esa pagina estaba cerrada para siempre.
***
El resto del día se lo pasó frustrado. Todas las cosas dichas por su jefe y por esa mujer que ahora odiaba, lo tenían en ese estado. Deseaba por un instante desaparecerse de ese lugar y olvidarse de la realidad, pero había prometido proteger a alguien y su palabra era más importante ahora que sus sentimientos.
Limpio por enésima vez sus lágrimas. No debía estar llorando por ella. Porque bien lo había dicho. No volvería a verla. Solo sentía con recordar su rostro desprecio. Ya nada lo sacaría de esa idea, pero dolía. Dolía tanto pensar que ella lo había dejado de un lado. ¿Había dicho que lo hizo porque iba a morir? ¿Porque lo amaba? ¿Donde estaba ese supuesto amor?
No existe.
Él hubiese preferido eso antes de haber sufrido toda su adolescencia el castigo de su partida. Todos se burlaban en la escuela. Su padre estaba destruido y él, entrándose en pandillas, dejándose llevar por las malas influencias. Porque el único amigo que tuvo ya no estaba, el único que podía retenerlo. Y entonces todo cambió.
En su camino por las pandillas había conocido al Clan Park y a su jefe.
Allí empezó a descubrir otro mundo, trató de olvidar su pasado y nacer de nuevo con su ayuda. Nam Joon había vuelto a Busan y se habían encontrado...
Se reclinó en el asiento, escuchando la música proveniente de la radio. Empezó a quedarse dormido. Rendido en los recuerdos dolorosos y momentos felices que había creado.
Adiós, mamá.