CHAPITRE 70
Hacía más de un mes, que las investigaciones sobre la búsqueda de aquel acosador de Alexa se había iniciado, pero, en cuanto descubrieron que se trataba de una mujer, las persecuciones hacia aquella se volvieron aún más fuertes, pero, cuando por fin di en cuenta su nombre, realmente me bloquee completamente, por el simple hecho de que era ella, la mujer que la abandonó y la dejo al cuidado de su padre, Leyla Valente, había sido una piedra invisible en el camino de Alexa.
Cabía la certeza de que me rehusé por dos semanas a no contarle a Alexa, pues, sabía lo que pensaba de su madre, sabía que de alguna forma le tenía un resentimiento, me rehusé a aceptar este hecho y solo lo dejé pasar, pero, ahora estaba siendo aún más descuidada, dejándose ver a simple vista.
Reposo de un giro su cuerpo entero en el mostrador y bajo su mirada y dijo lo siguiente:
- ¿Ella es feliz? -
La conjunción de esa oración de alguna forma no hallaba respuesta para ella.
Fruncí mi ceño y desvié la mirada, teniendo como manía metiendo mis manos en mis bolsillos.
No sabía si ella era feliz, exactamente… y era lo que realmente me frustraba, porque no quería el mismo futuro de mi madre para ella, no quería que se limitara a las noches oscuras sola, a solo llamadas ente nosotros, a tener que cenar sola en cada aniversario o cada día, no quería verla llorar por estar sola en casa, no quería sentirme vacío sabiendo que ella me esperaba en casa y que yo no podía hacer nada para ir con ella.
-No creo ser yo el indicado para responderle eso, señora Valente-
Gruñí por lo bajo y me dispuse a apoyarme a la pared del baño.
-Si, tal vez sea cierto, es que pensé que como eras tan cercano con ella, tal vez…-
-No debería estar aquí-
Sus ojos de inmediato mostraron desesperación y sus cejas doblegadas me mostraron que no estaba lista para eso.
-No puedes alejarme de ella, necesito verla-
-Después de tanto, que le hace pensar que aceptare que se acerque, señora Valente-
Fruncí mi ceño y juzgué su respuesta.
-Pues, harías lo que fuera por su bien, sabes que debe conocerme, que tal si le caigo bien… que tal si…-
- ¿Por qué ahora? Que tiene ella ahora, que usted quiere volver-
Parpadeo unas cuantas veces y suspiro pesadamente, tomando el mantel que traía puesto antes y limpiándose con él, su rostro.
-Sabes que los padres cometemos errores, de los cuales podemos arrepentirnos, pues, no todo o malo es malo exactamente, perdí a Alexa cuando apenas era una bebe, hace dos años todo cambio, estaba en una exposición de artes en Nueva York, una noche, cuando presencie un momento intimo entre mi mejor amiga y su hija de quince años, me pregunte que se sentiría tener una hija, poder hablar con ella y no querer verla crecer, hace unos siete meses di totalmente con el paradero de Cristian y Alexa, pero, cuando fui a Jackson, solo estaba Cristian-
Sus ojos se cristalizaron y una lagrima broto de él, fruncí mi ceño y la vi limpiarla, para luego sonreír dulcemente.
-No creí que Cristian siguiera siendo tan guapo, desde que lo deje, debo admitir que los años le sientan bien, no pude resistirme a verle y no reír con su sorpresa, no sabía que el aun despertaba esas ansias en mí y provocaba esa luz en mi interior-
Así que eso era el amor, sus ojos cizañeros habían cambiado en cuanto su tema se centró en Cristian Collins.
-Lo que trato de decir es que, llegue y hable con Cristian, al final me dijo que Alexa había venido a Nueva York en busca de un nuevo futuro, me hizo pensar tanto en mi cuando me separe de él, para buscar mi futuro, sé que es independiente, claramente estar en esa casa la sacaba de quicio, tener que está en un pueblo tan pobretón y con personas aburridas, claramente debía salir y estirar sus patas, reconocería esa manera de ser donde fuera-
Y entonces no reconocí en quien se había convertido de pronto esta mujer, se cruzó de brazos y sonrió de lado.
-Ella no se fue por sentirse atrapada, señora Valente, ella se fue porque el señor Collins se lo pidió, no fue porque ella quería largarse, pues ella ama ese pueblo, tanto como a su padre, que hubiera decidido quedarse en el antes que irse-
Desenvaine mis manos y la enfrente.
-Pero, debes aceptar que ella se seria atrapada, no tenía nada en ese pueblo-
-Tenía su vida-
-Ese pueblo no es vida, cuando quede embarazada de Alexa, recuerdo que la señora Barrington y las vecinas de esa pequeña comunidad, chismoseaban sobre nuestra relación, tenía veintidós años y el veinticinco, éramos jóvenes teníamos ambiciones o…tenía ambiciones, el hecho de quedarme allí todos los días, con un horario establecido, cuidar a una bebe, escuchar los chismes de las ancianas, sobre de: como no viví mi vida, por una niña en mis brazos, odiaba eso, odiaba sentirme el centro de atención de manera juzgadora, levantarme todas las noches a cuidar a una niña, verme en esa situación…cuando…tenía un sueño por cumplir, esa fue la parte que me develo todo, así que, decidí que lo mejor sería apartarme de ellos y buscar un nuevo destino-