Destrucción de reyes y reinas

CAPITULO 9

Una vibración en la habitación hace que abra mis ojos de golpe, me acomodo en el sofa y observo por completo el lugar para confirmar que estoy sola, solo una lámpara ilumina una mínima parte del lugar, me deshago del edredón para calzar mis zapatos y salir de la habitación, recuerdo el suceso de la tarde y saber dónde se encuentra Yeik es mi principal pensamiento.

Avanzo por el pasillo, cuando estoy por girar para bajar las escaleras la voz de Klaus me frena.

—El bastardo de tu hijo menor se quiere quedar con lo que me pertenece —el rey está tratando de contener su enojo y lo observa con paciencia —, yo debería comandar tu ejército, Yeik apenas tiene veintidós años, no tiene la experiencia ni el entrenamiento como yo lo tengo padre.

—Sabes que Yeik es superior a lo que tú y yo somos, no tengas celos de tu hermano menor —el rey eleva un poco su voz —. Draguens será tuyo y el será tu aliado para destruir a cualquier enemigo que se cruce en tu camino, sé inteligente Klaus, ni se te ocurra enfrentar a Yeik, sabes tan bien como yo que su naturaleza no es controlarse.

Escucho el traqueteo de unos tacones y trato de esconderme de la reina, ellos parecen escuchar lo mismo y se alejan de las escaleras para ingresar al salón, yo por otro lado me escondo detrás de un pilar aguantando la respiración para no ser descubierta, la reina desciende las escaleras y yo salgo de mi escondite de un brinco para dar directo a los brazos de Yeik.

—¡Oh por Dios —muevo mis manos sintiendo sus músculos —, estás bien, me acabo de despertar y no te ví por ningún lado.

—Te dije que debía irme —habla serio y es como si solo me estuviera tolerando, la incomodidad me invade y me alejo de él a paso decidido para ingresar al salón del rey.

Al poco tiempo ingresa Yeik y se acerca directo al lado de su padre, el rey le da un suave golpe en el hombro y al parecer le está agradeciendo por algo, la reina se acerca para posarse al lado de su hijo y abrazarlo por la cintura sonriéndole con cariño, él le corresponde el abrazo y deja un beso en su coronilla, el rey observa embelesado a su esposa, pero no puedo decir lo mismo cuando su vista por un segundo se fija en Yeik, no se si desde mi lejanía no puedo observar con detalle, pero podría asegurar que lo ve con envidia.

—¿Cómo te sientes? Hoy te veías conmocionada —Klaus esconde su rostro en mi cuello y yo lo abrazo por sus hombros.

—Últimamente me he sentido muy cansada, todo me debilita, entre más duermo, más cansada me siento —mi vista se desvía para observar a Yeik quien tiene su mirada puesta en nosotros, no se ve enojado, pero tampoco es que se vea contento.

No sé porque lo hago, pero alejo a Klaus de mi pecho para acercarme al mueble en dónde están los príncipes. Si Yeik es el menor de todos y tiene veintidós años y Klaus el mayor de todos y tiene veintisiete años, no sé qué edad tendrán estás cinco perlas que no paran de parlotear.

—¿Tú qué opinas princesa Petrón? —Nikolai, el que le sigue a Klaus me observa esperando una respuesta, que no tengo ni la más mínima idea de lo que haya podido preguntarme, el castaño eleva su ceja con diversión.

—Lo siento —cruzo mis piernas y me inclino hacia adelante para hacer interesante el momento, según yo —. No escuché tu pregunta.

Los príncipes ríen por lo alto y golpean el hombro de su hermano, este me da una sonrisa de autosuficiencia y las pecas en sus mejillas resaltan cuando habla.

—Ahora que lo pienso un poco, estoy seguro que no eres la indicada para sacarme de mi duda —Ou, al parecer el príncipe Nikolai quiere una prueba Petron.

—Eso solo lo sabrás si no te da miedo volver a repetir la pregunta —es mi turno de elevar mi ceja —. A menos de que tú pregunta sea algo tan infantil como para que una mujer la responda.

Está vez sus hermanos se ríen por lo alto al ver cómo el rostro de su hermano se torna rojo haciendo que sus pecas se pronuncien aún más, este parece tomar valor y preguntarme sin ningún tapujo.

—¿Las mujeres prefieren un pene largo o grueso? —No puedo creer que tanto alboroto se debía a estas preguntas existenciales de la dinastía Draguens, todos guardan silencio y ellos realmente esperan una respuesta de mi parte, pues bien, voy a responder con el corazón.

—Digamos que yo prefiero una lengua divertida —todos abren sus bocas ante mi respuesta y yo me levanto para tomar la copa que sostiene el rubio de ojos grises, el despampanante Arture, doy un pequeño sorbo y Nikolai decide volver a hablar.

—¿Y como es una lengua divertida? —su vergüenza es grande, pero es más grande su curiosidad.

—Antes de darles una respuesta quiero saber algo —me acerco más al centro y ellos hacen lo mismo para que el momento sea más íntimo—. ¿Ustedes ya han estado con mujeres?

Todos asienten con fervor y mis ganas de reírme son enormes, me imagino que los príncipes no son de los mejores polvos del mundo, estoy segura que las chicas les han hecho saber su inconformismo en el acto.

Me quedo en silencio un rato observando sus rostros.

—Dinos de una vez Petron —Jaspe aprieta sus manos y acaricia su cabello negro, estos chicos son realmente un ramillete de belleza.

—Solo les diré que cuando estén con una chica, antes de que su pene esté dentro de ellas, primero bajen a este punto —señalo mi zona baja —, y jueguen un poco con ella.

Me pongo de pie dejando a los príncipes al borde del colapso, ellos querían una respueta y yo se las di, aún faltan mucho para el almuerzo y yo no pienso quedarme todo ese tiempo con esta familia, sigo avanzando hasta que salgo del salón y me encamino al fondo del pasillo para ingresar a una enorme biblioteca, la cantidad de libros es impresionante y la forma en que están organizados lo es aún más, todos están por colores y los contrastes de estos es fenomenal, me acerco al color naranja a ojear los tomos, hay libros de la historia de Draguens y de todos los reyes que han gobernado.



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En el texto hay: amor, fantasía drama

Editado: 15.10.2024

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