Cuando Ben recuperó la conciencia, se encontraba en un pequeño, pero muy elegante cuarto. Rai estaba a su lado con una taza de té en una mano y con un pedazo de pan en la otra.
—¿Qué paso? —se preguntó Ben
—Destrozaste toda la fe que estaba empezando a poner en ti —dijo tranquilamente Rai mientras mordía su pedazo de pan.
—¡Ah claro! Ya recordé... estaba poniendo contra las cuerdas a ese tipo, pero me desmayé ¿cierto?... ¿será un vampiro emocional también?... en ese caso es más poderoso de lo que pensaba.
—Por favor basta —replicó Rai mientras bebía su té con serenidad —¿Debo suponer que tienes un plan?
—Lo que esperaba del mejor detective de Terra —dijo Ben mientras miraba sonriente a Rai.
—Debo admitir que me deje llevar al principio, pero lo de los chantajes... podría haber evitado tantos problemas mudándose a la ciudad ¿no?... seguro que hay gente que le gusta mucho vivir en pueblos y eso... pero según el anciano Joro el nunca salía de su casa en Seras... algo raro se trae ese tipo, así que por ahora tienes mi atención... dime cuál es tu plan
—Pues fácil —Ben sacó la estaca y, de su bolsillo trasero, sacó también una bolsa llena de ajos —. Esperamos que el maldito venga por nuestra sangre, te usamos de carnada y ¡bummmm!!... le muestro quien es el verdadero monstruo.
—Estoy seguro de que el monstruo eres tú, Ben —dijo Rai, aun inusualmente tranquilo —. Como esperaba que me decepcionarás tracé mi propio plan.
—¿De qué hablas? mi plan es la mejor opción... no hay otra manera de vencer a un vampiro.
—Esto es como aquella ocasión en la que me dijiste que la hija de la vecina estaba poseída, pero solo tenía hepatitis.
—Una mirada así confundiría a cualquiera.
—Escúchame bien, por favor —Rai dejó su taza de café en una pequeña mesa al lado de Ben y se dispuso a salir del cuarto.
—Mañana temprano revisaremos toda la casa, pero lo mejor sería tratar de estar atentos a cualquier cosa extrañe que pase... si el tipo esconde algo, seguro tratará de ocultarlo o deshacerse de eso antes de que revisemos... mi cuarto está al lado así que haremos guardias, duerme primero tú y vendré más tarde a levantarte.
—¡Espera Rai! —dijo Ben alarmado —¿No dormiremos juntos?
—Claro que no idiota, prefiero morir desangrado a dormir contigo.
—Pero si no estamos juntos como se supone que serás mi carnada.
—Pues buena suerte con eso —Rai abrió la puerta y comenzó a alejarse —por cierto, la señorita Lilia nos trajo comida, come algo y descansa.
Mientras Rai cerraba la puerta, Ben no pudo evitar acostarse con un sentimiento de preocupación por la situación en la que estaban.
Rai, ya en su habitación, intentó matar el tiempo haciendo ejercicio, aún faltaba bastante para para cambiar de guardia con Ben, así que hacer abdominales fue la mejor idea que tuvo para mantenerse despierto.
Aunque trataba de pensar en otra cosa, no podía evitar sentirse extrañamente nervioso.
—Ahhhhhh... —Rai soltó un grito ahogado mientras se tiraba al piso y se estiraba —No sé si el maldito Ben es un genio o un idiota, pero si de alguna manera el sr. Damon tiene algo que ver con la desaparición de Xiomara lo sabremos gracias a él.
En ese momento una idea apareció en la cabeza de Rai, comenzó a levantarse poco a poco y a sentarse despacio en su cama.
—¡Pero claro!... ¡cómo no lo pensé antes! - Rai pareció haber descubierto la gravedad -Si este tipo, Damon, tiene algo que ver con Xiomara, ¡entonces todo será gracias a Ben!... y si gracias a Ben salvamos a Xiomara la gente lo mirará con otros ojos... y si lo miran con otros ojos, entonces empezarán a contratarlo a él y podrá mudarse de mi departamento... y yo podré por fin disfrutarlo como se debe... aunque perderé algún dinero y algunos trabajos... de nada me sirve si desgasto mi vida viviendo con ese idiota... ¡por fin seré libre!!-
Rai se tiró a su cama y abrazó su almohada, su rostro era el de un adolescente recientemente correspondido por el amor. Lamentablemente para Rai, un inoportuno ruido le quitó su momento de gloria.
—¿Que fue eso?
Rai se acercó a la ventana y se dio cuenta que estaba empezando a llover.
—Será mejor que cierre las cortinas.
Mientras estaba dispuesto a cerrarlas, de reojo, la figura de una mujer afuera en plena lluvia le quitó la atención.
—¿La señorita Lillia?... no, espera...
La figura comenzó a caminar hacia dentro bosque, volteó a mirar hacia atrás, como fijándose que no la siguieran y Rai, solo pudo ver anonadado quien era.
—¿Xiomara? —se dijo sorprendido Rai
—Así que la viste.
La voz de alguien se escuchó detrás de él. Rai, casi instintivamente, alzó con una velocidad increíble el chaleco que había dejado en la mesa al lado de su cama y lo arrojó con la misma rapidez hacia la persona. Al dejarla totalmente bloqueada, se abalanzó como un león hacia ella y, en el suelo, empezó a golpearla.
—¡Espera! ¡Espera! ¡Soy yo!
—¿Ben? —dijo un confundido Rai
Ben, escupiendo sangre y totalmente adolorido, se sacó el chaleco de la cabeza maldiciéndolo.
—¿Eres tarado o qué? ¿Quién diablos golpea a alguien sin ver quién es?
—Eso fue extrañamente terapéutico.