Rai partió rumbo al bosque, había hecho el menor ruido posible, y estaba tan seguro como orgulloso de no haber llamado la atención al salir.
Ben, por su parte, pensaba que Damon debería estar alimentándose en alguna parte del pueblo, así que decidió esperar en la cocina, exactamente detrás de la refrigeradora, a que Damon vuelva a descansar en alguno de los ataúdes.
Ben pensaba que, al ser un vampiro, debería obviar totalmente el refrigerador y pasar de frente hacia el almacén, y para su suerte el refrigerador estaba casi a un lado de la puerta, por lo que, al esconderse del otro lado, podría atacar sigilosamente por su espalda o esperar a que Damon entre al almacén y seguirlo cautelosamente.
Claro que tenía presente que tal vez la que baje a la cocina sería Lilia, pero para ese caso estaba memorizando unas improvisadas líneas para sorprenderla.
"Hey guapa... ¿que casualidad, no?"
" ¿Casualidad?... ja! esto es el destino"
Eran unas de las frases que tan fervientemente ensayaba. Ben se lo tomaba en serio, total, pensaba él, las palabras que diga, marcarían el inicio de la historia de amor entre ambos.
Ben había vuelto a caer en sus fantasías.
El bosque seguía siendo difícil de cruzar, Rai lo sabía, pero él se sentía seguro del camino que estaba tomando, solo tenía su chaleco para protegerse de la lluvia y una linterna que había llevado por recomendación, casi obligación, por parte de Ben y Joro.
—Menos mal fueron insistentes —se dijo
Rai trataba de fijarse bien por donde pasaba, al estar lloviendo y siendo de noche, no sería difícil perderse en el bosque, y eso era algo que Rai no podía permitirse, si Xiomara estaba en alguna parte, él tenía el deber de hallarla.
Una vez teniendo a Xiomara junto a él, ella podría decirle que fue lo que pasó y hacer pagar a Damon por lo que sea que estaba haciendo, ese era su plan.
—Debí hacer esto desde el inicio, no puedo creer como perdí el tiempo escuchando a ese estúpido.
Mientras hablaba con él mismo, Rai se detuvo impactado al alcanzar a divisar algo, aunque no quiso creerlo, se armó de valor para alzar la linterna.
Entonces pudo verlo claramente, era el cuerpo de una chica delgada tirada en el suelo.
Ben, seguía en el pozo de sus fantasías cuando fue sorprendido por el estruendo de un trueno. Aunque se asustó un poco, no tardó en ponerse firme rápidamente.
—¡Vamos Ben!, ¡la futura pareja de Lilia debe portarse como un hombre!
Al alzar la vista un poco, Ben se dio cuenta de algo de lo que no se había fijado la primera vez que estuvo en la cocina, en la parte de arriba, cerca de una repisa, había unas pequeñas ventanas que daban hacia fuera.
Al estar tan bien decorada, no era lo primero que verías al entrar a la cocina, pero, al estar con las luces apagadas y con la lluvia empapando sus lunas, eran mucho más fácil que destaquen ahora, tanto que Ben se sintió un poco estúpido de no haberse dado cuenta de ellas antes.
Ben sonrió para sí mismo y se acercó a ellas.
—Casi envidio a Rai, estar bajo la lluvia es un placer pocas veces apreciado —Ben se dijo a si mismo mirando las ventanas nostálgicamente.
Pero su envidia no duró mucho cuando repentinamente vio aparecer por la ventana el rostro de una mujer sonriendo.
Ben se exaltó, y seguramente hubiese caído al piso de no ser porque la mesa del centro lo detuvo.
Cuando Ben volvió a alzar la vista, el rostro había desaparecido.
—¡No! —se dijo Ben alterado –¡Me vieron!
Ben corrió rápidamente hacia la refrigeradora, y con toda la fuerza que tenía empujó la mayor parte de ella frente la puerta como barrera, luego solo atinó velozmente a esconderse debajo de la mesa.
Con las manos encima de su cabeza y temblando, Ben escuchaba unos pasos acercarse a la puerta.
—¿Quién eres tú? – escuchó decir a una voz femenina.
—¿Lilia? —respondió Ben asustado
—Oh ya veo... debes ser uno de los amigos del señor Damon... no soy Lilia lo siento
—¿Quién eres entonces?
—Soy tu amiga, pequeño... ¿no quieres salir a conversar conmigo?...
—¿S-s-sabes?... no soy muy bueno conversando... en el colegio solían golpearme por no ser bueno conversando... preferiría quedarme acá.
—Oh pobrecito... pero yo no te golpearé... vamos sal... hablemos un poco.
Ben salió poco a poco de la seguridad de debajo de su mesa para tratar de ser más claro.
—Tú... ¿Quieres conversar conmigo?
—Por supuesto.
—¿Sobre qué quisieras conversar?
—Pues sobre ti... vamos ábreme.
—¿Sabes algo? podría darte mi número y podríamos conversar por...
- ¡¡Abre maldito cerdo!! —la puerta comenzó a agitarse, la voz detrás de la puerta comenzó a golpear y a jalonearla furiosamente mientras maldecía a Ben —¡Qué abras te he dicho! ¡Quién te has creído que eres!
Sin pensarlo 2 veces, Ben abrió la puerta del almacén, abrió la puerta que daba a los ataúdes y bajo las escaleras rápidamente.
Cuando estuvo abajo, comenzó a mirar por todas partes, Rai le había quitado la linterna que habían llevado así que la única luz que tenía era la de su celular.
—¡Donde demonios estás, gordo! —Ben escuchó como la puerta se abría.