Detectives en verano |amor fúnebre|

CAPÍTULO 12

TANIA.

 

Luce había repartido todas sus tic tacs. La gente en realidad le había creído. Me escabullí, haciéndome la amiga de todos ellos. Ninguno me conocía, pero creían estar entrando en un trance, así que no se comportaban como en la cotidianeidad, es decir, no eran unos idiotas. 

Muchos estaban disfrutando los últimos atisbos de Sol metidos en la piscina. Era realmente hermoso todo. Algunos estaban en el quincho. Otros, simplemente, tirados en el pasto disfrutando de las últimas dos semanas de verano. ¿Quién lo diría Tania García en la fiesta del Jackson más idiota reconocido por el espacio tiempo?

Mi objetivo estaba cerca. Estaba con su computadora, evidenciando la manzana, que parecía más grande que mis ganas de desaparecer. Malditos ricos. 

Su peinado, y su bronceado. Sus mallas con piñas de estampado. Sus abdominales, y sus facciones marcadas. Todo de él me producía rechazo. Se encontraba sentado en una cama paraguaya colgada de dos palmeras. El sol, estaba de espaldas a mí, así que lo iluminaba como un adonis. 

Levantó su cabeza, y me vió venir. Pero parecía demasiado delirado por el sol que le daba de frente. 

—¿Hola?— inquirió. Mi figura se iba haciendo más nítida ante sus ojos, mientras él se incorporaba. 

—Hola, Jackson.— me senté a su lado. Él me miró extraño. 

—¿Eres una fanática loca? Porque estoy a punto de llamar a la policía.

—Llamarás a la policía porque aquí están todos menores de edad drogándose. Me imagino. Seguro a tus vecinos les encanta esta música fuerte toda la tarde, y las botellas de alcohol que se rompen en la calle.— recordé.— Pero no. Para tu suerte, y para la mía, no te conozco. 

—Bien...— juntó sus cejas, confundido. 

—El video.— expresé. 

—¿Qué video?

—Tus historias. Estuviste cerca. Pudiste filmar qué sucedió con Laura. ¿No?

—Eso… no puedo hablar de eso.— me respondió. 

—¿Está la policía trabajando en ese caso?— inquirí. Mientras, miraba fijamente a la nada, al igual que el compañero. 

—¿No te enteraste?

—¿De?

—Las hermanas mandaron un comunicado diciendo que su prima se resbaló. Se intentó suicidar. Que nada de esto debía salir a la luz. Jamás.— rió, casi tan enojado como yo.— Es increíble, ¿verdad?

—Lo sé… hay qué…

—Me bajaron mi video. Éste mes no recibiré dinero. Ese video fue uno de los más esperados… 

—¿Qué?— lo miré asqueada.— No, idiota. Dios, dame paciencia. ¿Puedo ver el video? ¿Puedes mandarmelo?

—Eh… no. ¿No escuchaste nada de lo que te dije? Dijeron que nada iba a salir a la luz. Las hermanas son poderosas, más que mis padres. No quiero meterme en dramas. Menos por alguien que no conozco. 

Bufé, enojada. Me levanté, la cama se desestabilizó. Mi cabeza, a veces tramaba muchas cosas. En toda mi vida, había visto muchas películas. Había leído muchos libros. Ésta era mi oportunidad para poder vivir. De una vez por todas. 

Observé a Luce. Me hizo una seña. El tiempo se estaba acabando. Debía actuar. 

Fingí que me resbalaba encima de él. Sentí como alguien gritaba. Una voz chillona.

—¿Qué crees que haces, zorra? Él es mi novio… ¡JACKSON QUITATELA!

—Perdón. Sabrina. Yo...— respondía él con miedo. Nuestras caras estaban muy cerca. Rebusqueé en sus bolsillos.— ¿Qué crees que haces?— Levantó sus manos, demostrando su inocencia. 

Por fin pude sentirlo. El frío tacto del maldito celular. Lo tomé, y rápidamente me lo guardé dentro del pantalón. Me levanté, y alcé mis manos. 

—Lo siento. Me resbalé...— sonreí. Aún no se había dado cuenta que su celular faltaba. Perdóname, Dios. Perdóname. No me lleves al infierno sólo por divertirme un rato. Es para hacer el bien.— Es todo tuyo...— le sonreí a la zorra número uno. Ella seguramente había engañado a Bel. Tomé un licuado, que se encontraba en una mesa ratona de vidrio, cerca de allí. 

Sabrina aún me perseguía. Y mierda que tener el celular entre mis piernas era incómodo. Ésta vez, realmente me resbalé en el pasto húmedo, y le tiré todo el licuado sobre su cabeza. Abrí mi boca, sorprendida. 

—¡Bien hecho, maldita!— me gritó Luce, desde la puerta. Todos estaban expectantes de lo que sucedía. Sabrina comenzó a gritar y a llorar, para que nos sacaran de allí. 


 

—¿Qué mierda, Luce?— inquirió Jackson, mientras nos echaba por la puerta donde habíamos entrado.— ¿Desde cuándo eres tan informal trabajando?

 

El celular aún seguía paspando mis piernas de bebe. Comencé a caminar de una manera extraña, porque sentía que cada vez se caía más. Pero debía conseguir esos videos como sea. No me importaba el costo. 

 

—¿Y a tí qué te pasa?— me preguntó. 

—Tengo paspado. El calor nos hace mal.— Si había algo que detestaba hacer era mentir. Mi madre siempre se decepciona si yo miento. 




 

—Tu madre no está aquí.— masculló Luce. Mientras salíamos por la última de las puertas. Cuando Jackson las cerró, pude respirar. Separé mis piernas, por accidente, y sentí como el celular se resbalaba. Pero los geniales reflejos de mi amiga, lograron agarrarlo. Me guiñó uno de sus ojos, y mentiría si diría que no me flechó. 

Desde que conocí a Luce, tengo la sensación de que no la conozco. Y me pregunto cuál es su historia de vida. Al igual que la de Bel. Porque, realmente, la mía, antes de esta historia era de lo más aburrida. Y sigo sin saber por qué mi madre cambió rotundamente su manera de ser conmigo. Ahora que lo pienso, no es descabellada la idea de que se enojó conmigo por haberme ido a una fiesta, cuando mis órdenes eran sin fiestas. Pero, yo no soy la loca que arregla citas para su hija en su contra. Además, yo le expresé clarito que no deseaba ir. Ésto lo hace desde que tengo memoria. Una vez, a los cuatro años, me prometió ir a un puesto de comida rápida. Yo realmente tenía ganas de pasar tiempo con mi madre. Pero cuando llegué, había otra madre. Y un niño. Ese niño, tampoco entendía mucho. Y creo, que su madre no percibía las intenciones de la mía. Qué más daba… Mi vida antes de conocer a estas muchachas, era de lo más aburrida. No tenía amigas, claramente. ¿Qué adolescente podría querer ser amiga mía? Mi madre tenía un nido de pájaros locos en su mente. Todos siempre se alejaban de mí. Ahora que también lo meditaba, ellas estaban un poco confundidas acerca de todo lo que era mi vida. 



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En el texto hay: intriga, amor, amor adolescente

Editado: 07.12.2020

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