Detrás de Cámaras

Capítulo 11. Un recital muy especial. Parte 3.

Taehyung.

–¡Mery! ¡Mery! –gritó Rosie llamando nuestra atención, corriendo hacia su hermana.

–¡Rosie! ¡Estuviste fantástica! –respondió Mery agachándose y abrazándola con mucho cariño.

–¿Te gusto mucho? –preguntó la pequeña con ojos muy abiertos.

–Me encanto.

–Qué bueno, porque ese baile era para ti –dijo ella con sencillez.

Sentí mi corazón detenerse y luego latir con fuerza ante lo que dijo Rosie, y creo que Mery se sintió igual, porque se sobresaltó y quedó en silencio un momento.  

–Muchas gracias, ha sido un hermoso regalo –mencionó besando su frente.

La pequeña sonrió de manera dulce, antes de que sus lindos ojos me notaran, dándome una sonrisa más adorable.

–¡Tae! ¡Tú también viniste! –chilló.

–¡Claro que sí! –exclamé tomándola entre mis brazos, alzándola y besando de manera repetida su mejilla –¡Estuviste asombrosa! ¡Todos estuvimos maravillados de tu presentación!

–¿Todos vinieron? –preguntó ella dejando de reír por mis mimos.

–Todos, excepto Anya, pero ella nos vera después. Ahora ellos nos están esperando afuera.

–¡Eso es genial! –gritó con emoción –¡Señorita Spencer! –llamó, haciendo que girará a ver a la dulce y tierna maestra de Rosie.

Farijh Spencer debe ser una de las chicas más tiernas y dulces que haya conocido, ese cabello castaño y ondulado que hace un gran contraste con su piel pálida y suave, hace que parezca una muñeca de porcelana.

Su mirada era suave y llena de inocencia, combinaba perfecto con ese aire dulce y tierno que tenía, además, sus bonitos ojos verdes parecían grises en ocasiones, y esa la hacía ver mucho más hermosa.

–Hola, Rosie, veo que estas festejando tu éxito, lo hiciste maravillosamente –dijo Farijh con una hermosa sonrisa.

–Muchas gracias, pero solo seguí sus indicaciones.

–Y tú le diste un estilo único –mencionó ella.

–¿Quieres venir con nosotros a una reunión? –pregunté de repente, interrumpiéndolas.

–¿Reunión?

–Sí, vamos a darle una fiesta a Rosie por su fantástica presentación.

–¿Van a hacerme una fiesta? –preguntó la pequeña asombrada. ¡Ups! Dije la sorpresa antes de tiempo.

–Sí, se suponía que era una sorpresa –dije avergonzado.

Una suave risa me confundió un poco, y cuando llevé mi vista hacia Mery, noté algo asombroso: ella estaba riendo.

Me quedé prendado al ver la imagen tan hermosa que estaba regalándome sin darse cuenta. Sus hombros se sacudían en pequeños espasmos, sus mejillas estaban sonrojadas, sus ojos entreabiertos y algo húmedos, pero lo que más me atrapó fue su sonrisa.

Tenía una de las sonrisas más grande y real que había visto, tanto, que se formaban pequeñas arrugas en las comisuras. Me sentía abrumado, perdido y extasiado ante ese sonido, era la primera vez que oía su risa, era hermoso de escuchar.

–Tae Oppa, ¿estás bien? –preguntó Rosie colocando sus pequeñas manos en mis mejillas, regresándome a la realidad.

–¿T-te molestaría que te dejará un segundo en el suelo? –pregunte aturdido.

Ella negó, así que bajé con cuidado a la pequeña, luego tomé la mano de Mery, haciendo que me mirará aun con réplicas de su risa. Sus hermosos ojos negros brillaban aun por la humedad en ellos, pero note algo más: Felicidad.

–Estabas riendo –señalé.

–No pude evitarlo, hiciste un gesto muy gracioso cuando dejaste al descubierto tu sorpresa –respondió pasando sus dedos debajo de sus ojos, quitando un poco de humedad.

–Estabas riendo mucho –señalé de nuevo.

–Eh, sí, creo que eso quedo claro.

–Yo te hice reír.

–Sí, así es –dijo con una ligera sonrisa.

No evite para nada la sonrisa de idiota que comenzaba a formarse en mi rostro, era imposible que no lo hiciera. Yo la hice reír. Yo logré que ella riera. Este es el momento en que me siento demasiado emocionado y bendecido.




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