Beverly Calvert
— ¡Beverly! — me grita mi madre y se perfectamente para qué.
Antes de que ella llegue a mi habitación me pongo mis audífonos y finjo estudiar.
—Beverly— me quita los audífonos y yo la miro con falsa confusión— Vámonos— me toma de la mano y me comienza a jalar.
— ¿Qué pasa?
—Los Órbon, ellos pasan.
— ¿Qué tienen?
—Los acaban de arrestar— salimos de la casa.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— A la policía le llego una carta la cual decía que ellos habían matado a su hermana menor, Lea.
— ¿Qué? — sigo fingiendo— ¿Pero a dónde vamos?
— Vamos afuera de la comisaria, todos vamos a estar ahí, necesitamos saber si tuvimos unos asesinos como amigos.
Pueblo lleno de chismosos.
Llegamos al lugar y la policía tuvo que poner barricadas para que las personas no entraran a lo comisaria.
Me alejo de mi madre y me paro a lado de un grupo de chicos.
— ¿Es verdad que mataron a su hermana? — pregunta uno de ellos.
—Dicen que si, que la torturaron hasta matarla y la dejaron es su sótano— responde otro.
— Son unos asesinos.
—No deberían ni seguir vivos, por dios compartimos clases con ellos, pudieron hacernos cualquier cosa.
— Cualquiera es capaz de matar si le dan un pequeño empujo— digo sin pensar y me miran— Nada les asegura que ustedes no sean los próximos asesinos—hago una pausa— O los próximos muertos— les sonrió y ellos se alejan un poco— Adios chicos, nos vemos en la escuela.
Me alejo de ellos y regreso con mi madre, está casi al frente de la barricada hablando con una vecina. A veces mi madre es de muchas palabras.
Durante un rato siguen haciendo especulaciones.
Los policías dicen que aún no tienen información.
Se que cumplí mi objetivo al ver a todo el pueblo hablando de ellos, el saber que están en la mira de todos me hace sentir satisfecha.
Dije que no me debieron subestimar.
— ¡Beve! — me grita y intento controlarme— No te he visto desde en la mañana.
— Lo sé, es que con todo lo que ha pasado el día de hoy ya no pudimos vernos.
— Si, hoy ha sido un día bastante raro— me mira de una forma rara— Te dije que los Órbon no eran buenos.
— Tenias razón— admito— No pensé que fueran tan despiadados.
A veces me pregunto, ¿Qué tanto sabe Mateo de ellos? Desde que el los conoció desconfía, ¿Por qué no cayó como todos aquí? ¿Por qué es inmune al hechizo de los Órbon?
Sali de mis pensamientos a escuchar los gritos de todos, sin saber que pasa miro al frente y me doy cuenta que varios policías salen rodeando a los Órbon. Intentan controlar a la gente para que no les hagan nada y cuando el comisario por fin sale todos callan.
—Tenemos que informales de algo importante— se pone enfrente de los Órbon y todos prestan atención— Hace unos minutos se terminó de inspeccionar la casa de la familia Órbon—estoy esperando su caída— Y debemos de decir que no se encontró absolutamente nada.
¿Qué mierda?
—La carta anónima que nos llego decía que el lugar de los hechos sucedió en el sótano, al entrar a este no se encontraba ninguna prueba de lo sucedido, se revisó habitación por habitación en ninguna había nada. La casa estaba completamente limpia.
No puede ser, no pudieron haber limpiado todo tan rápido.
— ¿Y en donde está su hermana? — pregunta Mateo.
El comisario mira a los Órbon y Col finalmente levanta la mirada y da un paso enfrente con sus “hermanos” detrás suyo.
—Mi hermana Lea fue de visita a casa de nuestro abuelos— habla— Ellos son señores muy mayores por lo que Lea decidió quedarse a vivir con ellos para ayudarlos lo más que pueda.
— ¿Dónde están sus padres? — pregunta alguien más.
—Mis padres son unos empresarios bastante ocupados, por eso casi no los ven por aquí, pero ellos al enterarse de la situación en la que estábamos mandaron ayuda inmediata.
— ¿Cómo sabemos que Lea realmente está bien y no solo es un invento? — me atrevo a preguntar y el me mira directamente para mostrarme una sonrisa.
— Pueden hablar con ella— asegura— No creo que puedan ir a visitarla ya que su nuevo hogar está muy lejos, pero les aseguro que pueden hablar con ella por teléfono.
Los murmullos comienzan de nuevo y logro escuchar que muchos no le encuentran sentido a la carta anónima.
—No sabemos quién escribió esa carta— vuelve a hablar— Pero está claro que sus intenciones no eran buenas, por lo que han visto nosotros somos una familia muy unida es por eso que jamás le haríamos daño a alguno de nosotros y muchos menos lo mataríamos como decía la carta. Entendemos que creyeran en ese rumor y esperamos que confíen en nosotros.
Todos se quedan callados. Malditos hijos de perra, saben mentir y engañar muy bien a la gente.
— ¿Nos podemos ir? — le pregunta al comisario el cual asiente.
Las personas abren el camino para que ellos puedan pasar, Col comienza a caminar con la mirada alzada, Sley, Aít y Éll caminan detrás de él y es como si la oscuridad pura caminara.
—Me voy a casa, madre— digo captando su atención— No me siento muy bien.
— Esta bien, en un rato nos vemos.
Escucho que Mateo me llama, pero no me detengo y camino hasta casa. Al llegar me voy directamente a mi habitación. Sin poder evitarlo tiro todas las cosas de mi escritorio.
— ¡Malditos sean Órbon! — sé que nadie me puede escuchar— ¡Les voy a arruinar la puta vida, se los juro!
¿Cómo lo hicieron?
Ellos no sabían que la policía iría, ¿Cómo mierdas limpiaron todo? ¿En dónde está Lea? ¿Qué hará si alguien la llama? Es imposible que ella responda, yo la vi morir. Sin poder evitarlo tomo mi celular y marco su número.
Suena una vez.
Suena dos veces.
Y a la tercera responde.
— ¿Lea? — sin respuesta— ¿Lea estas ahí? — escucho una pequeña risa y un escalofrió me recorre.
Editado: 07.03.2022