Detrás de las Sombras. ©

Capítulo 5

Una noche un tanto peculiar

El agua caía por todo mi cuerpo de forma rápida, pero refrescante, desestresante.

Ya había pasado casi un mes después de el recorrido en Hadwood. Veinte y ocho días para ser exacta.

Era viernes, y tenía muchos planes. "YO" Hannah Rose Miller Evans haría lo que toda chica de mi edad querría hacer, "iría a una presentación de arte de una de las más famosas y habladas artistas de arte abstracto del siglo veinte y uno" aunque claro que era depende de los gustos, me imagino que a muchas chicas no les importará. Creo que la mayoría iría para conocer a los actores famosos que irían y empresarios adinerados. 

Pero yo iría a ese lugar no sólo por las pinturas que habrían, o los famosos y empresarios. Sino que también porque quería conocer a Lizzy Sorní. Una de las múltiples amigas de Lucy. Ella pintó la hermosa obra de arte : LA VITA CONTINUA.

Lucy nos invitó a mí, Martha y Sam a the art gallery el lugar donde se llevaría a cabo la presentación. Lo malo era que Sam se invitó sola. Verán al Lucy invitarnos ella comenzó a gritar emocionada. Pero era más bien porqué algunas amigas de Lucy "modelos bastantes famosas por cierto" irán allí. 

Cómo sea, Lucy era una chica agradable, carismática y sobretodo alegre. La alegría y ella iban de la mano. El día después de el recorrido le texteé, y sin darnos cuenta ya estábamos hablando sobre comprar ropa, o salir por un helado. Acepté el salir con ella por el simple hecho de despejar la mente. 

Lo necesitaba. 

Mi estabilidad mental lo requería. 

¿Porqué? pues, por dos sencillas razones :

Uno :

Esa horrible voz se burlaba de mí, y mi patética vida.

Y Dos :

El texto en el libro/diario que encontré en mi cama cómo si de un hermoso peluche se tratara.

Esa cosa era algo espectral, pero no le dije nada a nadie que el diario había aparecido en mi cama. Era muy seguro que sólo fuera una broma de mal gusto de Sam, o de Martha. Ellas siempre me hacían ese tipo de bromas. Aunque algo me decía que eso no era verdad, una minúscula vocecita me advertía que debía pedir ayuda, que ese diario era algo que gritaba peligro por todos lados. Pero no la escuché, no podía ser una Drama Queen cómo mi hermana. Yo solamente esperaba que fuera una broma y ya, y si no era así... estaba completa y plenamente jodida.

Salí de la ducha adentrada totalmente en mis pensamientos. Pensaba en cada variable. Cada camino. Cada decisión qué tomar.

Yo sabía que esto solo era el comienzo de algo malo, lo presentía.

Decidí ignorar todo y pensé que solo era una broma de algún inmaduro que conocía. Tomé una camisa blanca, holgada. Tenía lentejuelas doradas por los lados. La más elegante y costosa qué tenía. Con lentitud comencé a vestirme sin mucho interés.

Luego vino lo difícil, los pasos para ponerme el Jeans. Éste era negro brillante, pero muy pegado a mi flacucho cuerpo. Siempre era un reto ponérmelo. Un reto muy difícil. Pero sabía que debía hacer :

Paso Uno : Una pierna.

Paso Dos : La otra.

Paso Tres : Meneo la cadera al estilo de Shakira. Salto, sacudo, salto, sacudo.

Y paso Cuatro : Di un salto de acróbata para acomodarme el Jeans.

Luego me puse tacones altos. Bastante altos. Demasiados. Color negro mate. Abiertos al frente, dándole aire a esa parte de mi piel. Adorné mi pabellón con zarcillos dorados en forma de estrellas y me planché el cabello para que la escoba que tenía por cabello no salga a flote y la gente se me quede mirando tipo :

¿Y a esta mija qué se le habrá muerto una ardilla en la cabeza?

Y aunque no me agradaba mucho la ropa que me puse, tenía que ponérmela, sólo por esta ocasión. Allí habrían modelos y gente famosa. También contaba con que iría Kevin Colson, que si me daba tiempo hablaría con él. Él es mi ejemplo a seguir, pero no por su trabajo, más bien es por cómo creó su empresa.

Yo tenía un plan. Luego de graduarme de la universidad por estudiar "negocios internacionales" trabajaría en Golden Blocks. Con mis excelentes calificaciones era más que seguro que trabajaría en ese lugar al tan solo respirar cerca.

Con una sonrisa de suficiencia me fui de mi habitación con cierto aíre de emoción. Pero también con precaución para irme sin Sam, ya que a ella nadie la invitó. La cuestión es que a Lucy no le dio tiempo de volver a hablar porque mi hermanita gritaba cómo si se hubiera ganado la lotería. Pero seguramente Lucy le hubiera invitado por educación. Aunque claro que la emoción que sentía se acabó al escuchar una voz detrás de mí.

- Que bueno que ya bajas. Pensé que te tendría que ir a buscar y arrastrar del cabello. - Ruedo una parte de mi cuerpo hacía atrás, dónde estaba Sam - Cómo sea, te ves muy bien, aunque... - y aquí vamos. Me volteo del todo y la miro aburrida - Esa cara tan pálida... amm, no sé, tal vez un poco de rubor por aquí y otro por allá resolvería el problema. Tu rostro tiene que tener color, sólo un poco siquiera.




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