Detrás de una Sonrisa.

2

Ok, aqui les dejo los primeros 2 capitulos a ver que tal les parece.

 

Elizabeth.

Dos horas más tarde ella se alagaba en el espejo de cuerpo completo de mamá, mientras yo estaba tratado de averiguar quien era quien me envió ese mensaje.

—¡Quede hermosa!—asentio varias veces en señal de aprobación mirándose al espejo.

—¿Dónde se supone que es?—pregunté a mi amiga a mi lado con una mueca de asco.

Ya había terminado de arreglarse.

—En el mejor antro de la ciudad -—me dijo bajando las escaleras—y el más costoso.

A diferencia de ella, yo llevaba unos Jeans un poco rotos y una camiseta de mi banda favorita. Ella un vestido que se le pegaba al cuerpo y era de lo más corto.

Jane se detuvo y me miro de una forma extraña, como si casi quisiera decir "No usaras eso, en serio". No se como me había convencido de asistir a esta tonta fiesta.

—Lizzy, sinceramente creo que deberías ponerte otra cosa.— miro nuevamente con una mueca de asco hacia mi atuendo—No te ofendas pero te vez como... tú.

—¿Cómo se supone que no me vea como yo?—ironice.

—Ponte un vestido, puede ser el que te regale hace un año, o esos que alguna vez llegue a ver que tienes en tu closet que nunca te pones. Aunque son muy largos y...

—No, nada de vestidos—negué de inmediato—ademas, esos vestidos son de mi madre—mentí.

Tenía un conflicto con los vestidos, solo los usaba en ocasiones de suma importancia, los eventos de la empresa de papá, alguno que otro que organiza mamá. Afortunadamente siempre eran a mi estilo, accedí a usarlos con esa condición y no me pondría a explicárselo porque se que no lo entendería.

—Hasta tu perro sería capaz de ponerse un vestido mejor que tú—comento bajando las escaleras.

—Yo no tengo un perro—aclare.

—¿Tu gato, entonces?

—Tampoco.

—¿Un pez, tal vez?

—Negativo.

—¿Una vaca?—ladeó la cabeza.

—¿Por qué tendría una vaca?—rebatí.

—Son bonitas—sonrió dulcemente—. Algún día quiero montar una.

​​​​​—Las vacas no se montan, no son caballos—rodé los ojos con fastidio.

—Da igual—hizo un gesto con la mano restándole importancia—, vamos a divertirnos.

—Dime, otra vez ¿Por qué vamos a ese lugar?—me queje cuando bajamos las escaleras por completo.

Aun guardaba la esperanza de librarme.

—Vamos a pasarla de maravilla juntas, vamos a bailar, a saltar, a cantar...

—Vas a ligar...—se detuvo inmediato, como si acabará de descubrirla en el crimen—Si vas a eso, no me necesitas a mi entonces.

Intente regresar a mi habitación pero me detuve antes de que siquiera subiera un escalón.

—Vamos, anda—hizo un puchero, como niña chiquita.

Odiaba qué hiciera eso, lo usaba cada que quería que hiciera algo para convencerme ¿Lo peor de todo? Es que funcionaba.

De camino al antro, Jane no paro de parlotear sobre lo increíble que la pasaríamos en la noche, de todos los chicos que se ligaria, y de que beberia hasta perder la consciencia.

El chófer del uber la miraba de vez en cuando de manera extraña, así como me gritaba con la mirada ateves del retrovisor un «Te compadezco» Mirando por la ventana del auto, pensé en como escapar de esta situación. Mientras mi amiga seguía hablado ahora con el chófer que solo la ignoraba.

Llegamos al lugar, fuera de el estaba infestado de adolescentes y jóvenes que querían entrar y esperaban en una fila por ello.

Me dio un dolor de cabeza de solo pensar que te teníamos que hacer la fila qué llegaba hasta el final de la calle. Pero no fue asi, Jane tomo mi mano y se dirigió directamente a la entrada.

—¡Hola, somos amigas del dueño!—grito sobre la música y el bullicio de la gente—¡Puedes revisar la lista, Jane Lee y Liz Roberts!

Para mi sorpresa el tipo no se opuso, hizo lo que mi amiga le pidió; reviso la lista y no tardó nada en asentir, y darnos en paso.

—Jane Lee y Liz Roberts, son las primeras en la lista—afirmó cuando el cúmulo de infestados comenzó a quejarse.

Entramos, el lugar era sumamente elegante y no había demasiada gente aún, enseguida se veía que todo aquí sería costoso pero eso tampoco pareció un problema para mi amiga.

—Vale... ¿Con quién te estas enrollando? Una bebida aquí cuesta miles, y tú no puedes pagar eso.

—Tú tampoco—acusó.

Si supiera...

—Tenemos barra libre, solo hay que dar nuestros nombres y decir que eres amiga del dueño, ellos harán el resto y listo.

—Como si tomar alcohol fuera la mayor victoria del mundo.

Ignoro mi comentario.

—Ire a buscar a Daniel, volveré pronto—se aleja antes que pueda detenerla.

La música estaba a un volumen considerablemente alto, me acerco a la barra dodne había algunas personas conversando.

Amigar con otras personas no es lo mio, a mi se me da mejor dar miradas de muerte a todos los presentes o a cualquiera que intente acercarse.

Pido al chico detrás de la barra una botella de agua. Apartó el taburete para acercarme más a la barra y recargar mis codos, lo único que puedo hacer en este momento es esperar a mi amiga que me ha dejado votada.

—Ese atuendo no es tan adecuado para venir a un antro de lujo de este estilo—comenta un chico a mi lado—la mayoría de chicas asisten con vestidos elegantes y caros.

—Lamento decepcionar los estereotipos de todos los desconocidos de este lugar entonces—respondí con ironia y la mirada fija en el barman.

—Decepcionante es que este lugar tenga un código de vestimenta para poder ingresar, ¿Cómo es que te han dejado pasar vestida asi?

Bufé.

Recordé lo que me dijo Jane, pero creo que solo era para obtener bebidas y ese tipo de cosas costosas sin pagar.

—¿Tiene algo de malo mi atuendo?—pregunte a la defensiva para evitar responder.




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