Elizabeth.
Me vio.
Él me vio descubierta. Lo único que pude sentir en ese momento fue miedo, rabia, incomodidad de que me viera tan expuesta...
¿Por qué tenía que estar ahí?
Es una exageración, lo sé. Sin embargo no estoy impuesta a que las personas me vean de esa manera, me siento expuesta.
Cuando entre al vestidor lo que sentí fue miedo, me había visto. Me vestí lo más rápido que pude, no podía permitir que él me viera de esa manera, él no.
Tendría que explicarle el motivo..., pero el solo recordarlo me daba pánico. Además de la mención de Alexis..., no, el no vendrá, esta encarcelado.
Papá...
«—Intento entrar a la ciudad, pero afortunadamente le negaron la entrada en los aeropuertos»
«Esta libre»
«—Él está haciendo todo lo posible por retirar la orden de restricción»
«—Si logro librarse de la cárcel una vez, puede lograr librarse de la orden»
Eso no puede ser posible.
No puede estar libre.
—Tierra llamando a Lizzy—jane agita su mano frente a mi rostro—tierra llamando a Lizzy.
Parpadeo frenéticamente dándole a entender que escuche perfectamente.
—¿Qué te pasa hoy? Estas medio mensa.
—Estoy bien.
—Ajá, bien, no me has dicho cual se me vería mejor—me enseña unas fotografías en su ipad.
—Sabes que no sé de eso—me pongo de pie y camino hacia la cocina.
—Liz, por favor. Necesito escojer uno ya, la graduación esta literalmente a la vuelta de la esquina.
—Escoge el que más te guste.
Me sirvo un agua en vaso, ella se recarga en la barra observando la pantalla.
—Esa es la cuestión, me gustan todos.
—Entonces escoge uno al azar.
—¿De que color será tu vestido?
—No iré a la graduación—rodé los ojos con fastidio, ¿Por qué todo el mundo quiere que asista a ese evento?
—Ya lo sé, pero si fueras ¿de que color usarías tu vestido?
—Negro.
—Claro, a veces olvido que eres la viva imagen del color negro.
—Tushé.
—¿Rosa te parce?
—Odio el color rosa.
—Rosa será, entonces—sonrie como angelito.
Cierra el ipad dejándolo a un lado antes de caminar hasta mi.
Se queda un momento observandome, cosa que me hace sentir incomoda. Me estudia como si quisiera descifrar lo que pasa por mi mente.
—Estas usando el brazalete qué te regalo Dan...—comenta de la nada.
—Hablando de él, ¿qué tal te fue con tu madre?
—Bien, Dan supo ganarse a mamá, pero si te soy sincera ya me aburrió un poquito.
—¿No qué estabas super enamorada?
—No—se encoge de hombros como si nada—en fin, creí que ni siquiera lo utilizarías.
—Si te molesta se lo devolveré.
—No es eso, es solo que no entiendo porqué te regalo eso, si aun no es tu cumpleaños.
—Yo estoy igual.
—Cuando lo compro dijo algo..., extraño. Algo así como que era su manera de disculparse.
¿Disculparse?
—¿Pero no entiendo por qué debería disculparse contigo?
Yo sí.
—El día del antro...
—Se te insinuó—termino por mi—, ya lo se Liz, solo no entiendo porqué no me lo dijiste.
—¿Como te enteraste?
—El me lo dijo.
—Vaya.
—Da igual, tengo que irme, habrá una fiesta esta noche y me tengo que arreglar ya. Te obligaría a que fueras conmigo, pero hoy tienes cara de matar a todo aquel que se te acerque.
Gracias, Dios mío.
Tomo su ipad y se camino hacia la salida conmigo detras
—Y sobre lo de Dan...
—¿Qué con eso?
—Lo que sea que te haya insinuando, esta muy arrepentido.
Un rato más tarde me encuentro sola en mi hogar. Mi madre ha salido de viaje esta mañana otra vez, no he querido molestar a nadie.
Simplemente hoy es un día, en el cual me siento sola, sin embargo también quiero estarlo.
Nada como la paz en mi hogar. Pero eso también conlleva a pensar en cosa que no quiero pensar, a pensar en personas que me es inevitable pensar, y a pesar en la escena de ayer.
Una y otra vez se repite la escena en mi cabeza, Cameron frente a mí, con ese ramo de flores en sus manos. Yo, azotandolo en el para después tirarlo al suelo.
Nada me justifica. Fui una grosera con él, lo que me lleva a una sola conclusión. Pedirle perdón.
Lo único que he hecho es tratarlo mal cuando el se ha portado bien conmigo.
Tomo el móvil, se que un mensaje no es la mejor de las disculpas, pero al menos quiero que sepa que lo siento. Caigo en cuenta que no tengo su número, y mi intento por pedirle perdón falla.
Noto que tengo un menaje de Dave. Pero lo ignoro, como he estado haciendo desde hace días.
Escucho el sonido de pasos acercarse, es Leo. Lleva una pequeña, muy pequeña. No me mira, ni me dice nada, solo sale y se va.
Por la maleta deduzco qué ira de viaje por trabajo, así como mamá se la vive también. Al verlo me recuerda todo lo que viví junto a él. Y que a pesar de todo lo sigo queriendo porque es mi hermano.
Si me pidieran hacer un una lista de personas que más daño me han hecho, Leo sería la primera. Y vaya que la lista es grande. Aun así Alexis me haya lastimado físicamente, o se compara con todo el dolor emocional que leo me ha causado.
Él es el principal autor de mis heridas emocionales, de mis miedos.
Aun recuerdo su expresión de burla cuando les conté a mis padres lo que mi tío me hizo durante años, el que mi propio hermano me culpara, me decepcionó tanto. A eso sumándole, qué no creía en lo que decía.
Me llevo al límite. Por fuera parezco odiarlo, o simplemente no quererlo, pero por dentro, cuando lo veo recuerdo todo aquello.
¿Por qué amamos a las personas que más daño nos hacen? ¿Por qué seguimos estando ahí? ¿Por esperar algún mínimo cambio?
Maldito corazón tan masoquista.
Editado: 06.08.2024