Elizabeth.
Camino por los pasillos del lugar, unos días que no he vendido y nada cambia. Todo sigue igual. No podía esperar que cambiará en tan solo unos días.
Al fondo del pasillo principal, Karl, Sandy y Mad están charlando sobre algo. Ni siquiera notan mi presencia, pero así me acerco a ellos.
—¿Qué tal chicos?—llego hasta ellos.
Ninguno, a excepción de Karl me responde.
—Hola.
Ese hola sonó muy forzado. Sandy mira hacia el suelo, mientras que el rubio no hace más que darme la espalda.
—¿Harán algo hoy?—pregunto—¿Qué opinan de ir a comer?
No me apetece estar en casa con Leo y mi madre.
—Precisamente hoy no podemos—responde Mad un poco sospechoso—todos estamos demasiado ocupados.
—Oh, vale. ¿Entonces mañana...?
—Mañana también tenemos cosas que hacer. Super ocupados, el resto de la semana.
—Sí, yo tengo que..., ver unas cosas para la obra—dice Sandy.
—Eso, y yo..., de la graduación, tengo que ver lo de mi traje y cosas así—secunda Karl.
—Sí..., y yo le ayudare a Karl—finaliza su hermano.
—Vale..., ¿qué día pueden...?
—Eh, por ahora no tenemos nada en nuestra agenda libre—me interrumpe Sandy—. Cuando tengamos tiempo para ti, te avisaremos.
Okay. Eso fue demasiado extraño. Aun así no refuto, se que tienen cosas más importantes que hacer, y no tengo problema con ello.
Así que después de saludar a Diana y darle su café, ingreso a la maravillosa clase de teatro impartida por Nestor.
Notase el sarcasmo.
—Qué milagro que apareces por aquí—dicen detrás de mi.
—Milagro será el día que ya no tenga que ver tu espantos rostro—respondí.
Dave, qué se encontraba recargado en el marco de la puerta del estudió sonrió. Apesar de mi ausencia, Nestor ha dado un aviso diciendo que seré yo la que protagonice su estúpida obra y accedí. Bueno, en realidad solo había accedido para que se callara el osico y me dejara en paz; insisto tanto que me irritó, y funcionó de maravilla.
Se que me arrepentiré de esto después, sí que me arrepentiré.
Ahora tendría que aguantarlo toda una hora y no me agradaba nada la idea de compartir más tiempo con Dave. Sin embargo, viéndolo del lado positivo la obra sería en unos días y mi tortura ni sería tanta.
—¿Cual es el motivo de tu ausencia?—preguntó.
—Tú.
—¿Eso significa que te importo aunque sea un poco?
—Significa que si sigo viéndote tendré que pegarme un tiro en la sien.
—Qué lindura—comenta antes de tomar asiento junto a mi—. Adoro tu humor, he de admitir.
—No es humor.
—Claro que no, eres la típica chica depresiva que busca cualquier oportunidad para hacernos saber que se quiere morir—recarga sus codos en sus rodillas—. A mi parecer, solo quieres atención.
—A mi parecer, me vale mierda lo que pienses.
Sonríe. Su sonrisa es..., normal. Le hace falta algo...
Inconscientemente una sonrisa en especial viene a mi mente. No es la misma que la de el, la de él es hermosa...
Ugh, asco lo que acabo de pensar.
De igual manera, me fascina la sonrisa de Cameron.
—¿Tienes planes para hoy?
—No es de tu incumbencia.
—Solo preguntaba.
—No preguntes entonces.
—Vale, solo quería invitarte algo. Un café, o un helado.
—No gracias, repudio esas cosas.
—¿El café y el helado?
—No, las citas.
—Nunca dije que fuese una cita.
—No soy idiota, Dave.
—Nunca dije que lo fueras.
—Ya callate, tú voz me provoca migraña.
—Me callaré cuando aceptes salir conmigo.
—Entonces tendré que buscar alternativas.
Nestor apareció en frente de nosotros, nos pidió que ensayaramos una de las escenas principales.
Dina estaba al otro lado de la habitación observando todo con atención. Sandy igual. Cada que nuestras miradas se cruzaban ella hacia un gesto y volteaba hacia otro lado.
Me confundí un poco ¿qué fue lo que le hice? Se ha comportado de una manera extraña conmigo. No debería tomarle la importancia que le tomo, al fin. Se suponía éramos amigas. Pero en fin. Nadie es indispensable.
Continué la bendita clase sin darle importancia. No era una clase como tal, más bien se enfocaban en preparar todo para la obra que sería en unos días. No entendía por qué sin había dos personas al papel principal me habían dado esa tarea a mi.
Y como ya dije, sólo accedí para que me dejaran en paz. Aunque creía que eso no seria posible ya.
Néstor daba indicaciones, y nosotros hacíamos lo que indicaba. Llegue a creer que sería una tortura, pero resultó ser todo lo contrario. Claro, hasta que colmaron mi paciencia. Y claro, últimamente padecía de dolor en la cabeza. Y con eso tres juntos era más frecuente.
No sé en qué momento, Dina había comenzado a hacer comentarios sobre mi, noble tomé la importancia que era necesaria. O buenos, a ella no. Pero a Sandy si. ¿En qué momento se había vuelto tan cercana a Dina? Parecía que eran mejores amigas de toda la vida.
Lo que derramó la gota del vaso fue cuando Dina hizo un comentario pasivo agresivos sobre mi.
No le preste tanta atención como para escuchar que fue lo que dijo pero si para saber que se refería a mi.
Ambas me miraron con una ceja enarcada, Nestor soltó una carcajada que me enfureció aún más.
—¿Que es tan gracioso?—me cruce de brazos—¿Que tanto hablan sobre mi?
—No eres el centro del universo, Elizabeth—no me molesto que haya dicho mi nombre es, me molesto la manera en que lo dijo.
—Desde hace horas estoy escuchando como tu y Sandy se la pasan hablando de mi. ¿Cual es tu problema?
—Yo no tengo ningún problema contigo—miente.
Lo sé con certeza.
—Basta chicas —se mete Dave—, tenemos que estar en paz y armonía todos juntos para que esto salga bien.
Editado: 06.08.2024