CAPITULO OCHO
"La desaparición"
Despues de unos días Maxon era la similitud de una ciudad hecha un caos, una noticia llego para impactar como un fuerte golpe de estado que nos desequilibro a todos y mas a cierta persona que creí haber perdido, así es, Scarlett. En todas las noticias, periódicos, redes sociales y radios se comunico la desaparición del gobernador Alejandro Tomilson. Esto provoco que todo el poblado entrara en pánico, exigiendo a las autoridades seguridad para todos.
Quería llamar a la pelirroja pero sabia perfectamente que me ignoraría, a pesar de que su padre estaba desaparecido ella parecia de lo menos preocupada posible mientras que la policía se partía el lomo investigando por todos lados.
En esos mismos días la detective Patinson me recomendó llevar a mamá al psicólogo, y claro que lo hice aunque ella se negó. Hace años mamá entro en una crisis de depresión muy grave y esto paso despues de que papá decidiera irse de casa, por un tiempo papá me dio dinero para llevarla con especialista pero cuando fue a su primera cita no quiso volver. Decía que fue una tortura para ella recordar las discusiones que tenia con papá y que a pesar de su divorcio aquel amor la habia dejado muy marcada.
—¿Crees que debamos llamarla?
Despues de unos minutos de inquietud, Liam y yo estábamos indecisos, no sabíamos si era adecuado llamarle a Scarlett para saber como estaba emocionalmente pues a pesar de nuestros conflictos nos preocupábamos por ella aunque no nos dejara hacerlo muy a menudo.
—No lo se—negué mientras me dedicaba a sentarme en las butacas del teatro.
El lugar estaba adornado con una tarima de madera brillosa con cortinas de terciopelo rojo a los lados. La luces a los costados de las escaleras formaban un camino hacia aquella plataforma y las butacas eran acolchonadas. Hace unos minutos el director nos reunió a través de los altavoces para anunciar información acerca de lo sucedido esos últimos días.
—¿Crees que venga?—con inquietud volvio a preguntar mi amigo quien estaba sentado a mi lado y movía la pierna de arriba para abajo con nerviosismo.
—Debe estar ocupada con su familia—respondí sin ninguna idea—tal vez no venga.
La sala empezó a llenarse con cientos de estudiantes en grupos que charlaban entre risas, a lo lejos vi a Sean con cara de culo acompañado de sus dos hermanos menores. Sin que el se diera cuenta (o al menos eso supuse) ordeno a los menores que se sentaran justo en la lineal de butacas en la que me encontraba yo.
—¿Ya viste quien viene?—Liam pregunta mientras mantiene la vista en los hermanos Myers quienes destacan entre la multitud por su belleza y porte firme.
—No se te ocurra...
Me interrumpe.
—¡Sean!—lo llama mientras agita las manos para que esté lo localice.
Me sobo el puente de la nariz con frustración, era lo que menos quería que hiciera. Los hermanos voltean en nuestra direccion y nos sonríen mostrando su dentadura blanca y perfecta, se meten entre las butacas ya ocupadas y se sientan a nuestro lado dejando un lugar a mi lado para Sean.
Mas suerte no podría tener.
El pelinegro se sentó de mala gana a mi lado y me ignoro con la vista en el frente. Las chicas a nuestro alrededor no tardaron en dedicarle miradas picaras pero el no ponia atencion en ninguna. Pero eso no podía ser peor, del otro lado estaba Harry resaltando los biceps de sus brazos que se marcan por su camisa. Alzo su mano para que lo viera y solte una risa incomoda, camino en nuestra direccion y el idiota de Liam se hizo un lugar a un lado para que el castaño se sentara a mi lado quedando encerrada entre los grandes enemigos.
—¿Te divertiste?—susurro Harry contra mi oído y Sean se removió incomodo en su asiento.
Despues de estar en detención, Harry me invito a comer a un restaurante cercano bajo la atenta mirada de Sean. La pasamos entre risas y bromas, nada que no pasara de simples amigos que buscan conocerse. Le conté sobre la propuesta de Sean y yo le ayude a idear un plan para que cruzara unas cuantas palabras con Carlos.
—Si, Necesitamos planear mas... Citas como esas—recalque tratando de que el pelinegro cara de culo me hiciera caso.
—¿Tuvieron una cita?—Liam reacciono de inmediato.
Sean torció los ojos, enfadado.
—Ohm, si, nos estamos conociendo—le resolví la pregunta.
—¿Por que no me dijiste nada?—volvió a preguntar—¿Qué hicieron?
—Luego te cuento.
—Yo también quisiera saber que paso—esta vez Sean se metió.
—Nada que te importe—replico Harry con brusquedad.
—No entiendo por que se odian tanto—el Myers menor mascullo mas para si mismo, sin embargo, todos lo alcanzamos a escuchar.
—¡Cállate!—respondieron al mismo tiempo Harry y Sean.
Yo tampoco entendía el por que de su odio, era obvio que se llevaban mal y Nathan me lo confirmo despues de esa reflexión. No les dio tiempo para seguir discutiendo pues la presencia del director Darren provoco que el silencio se apoderara de la sala.
—Buenos días alumnos—se colocó detrás del podio de madera, poniendo un par de hojas sobre el mismo para despues ajustar las gafas a sus ojos—el día de hoy los convoque a una junta de suma importancia.
Sean saco su móvil y se dispuso a explorar el inicio de su Instagram lleno de chicas en traje de baño.
—Pon atencion—susurre.
Rodo los ojos. La pantalla de su teléfono ahora era de una conversación con una chica, el tecleaba y sonreía a lo que decidí dejar de perder mi tiempo y puse toda mi atencion en el director.
—Bien, jóvenes, les pido que presten atencion a lo que les comunicare—continuo el director Darren—Días antes de la desaparición del gobernador Alejandro Tomilson ocurrieron una serie de... Controversias que alteraron a Maxon, lamentablemente la muerte de la señora Luisa Robles derramo sangre en el condado.