El tiempo con su ciclo de intervalos son como penachos de cabellos que peinados a una mano descargan electricidad estática y pequeñas dosis de olor a primavera pegado en cada pelo. Obsequios a granel para quienes afanosos de sensaciones extremas disfrutan del riesgo a distancia segura, evitando tocar el cepillo…
Me han dicho que a lo largo de la noche trasnochan duendes apresurados sin más motivo a tal ligereza que llevarse sus sueños debajo del brazo. Cierto o falso esta y otras historias persisten en el imaginario popular y sin ellas ¿qué sería de nuestra fantasía a la hora de darles cuerpo?
Parte un velero blanco rompiendo nebulosas antes de escorarse a babor ¡qué atracón tan inoportuno! Podría tratarse de un acto trivial de no ser por la vía de agua. Confundido en las aguas y apagado por el entorno despinta figuras proyectadas a vuelapluma. Tengo entendido que algunas fingen tomar apariencia humana…
Sorpresa mayúscula en el punto de encuentro donde debíamos habernos encontrado. Día a día con viejas inercias y brazadas circulares pivotando sobre un único eje. ¡Ay! Mundologías mal contrastadas que han salido de las cuerdas de una guitarra para atrancarse en la primera nota…
Necios engreídos que vienen, despotrican y se van. Pasajes de la literatura universal que acumulan escritos sin firma ni autor conocido. Ahora que ya sé lo que eres y lo que yo puedo llegar a ser me congratulo; sin embargo, sigue sin quitárseme de encima esta necesidad de ti. Háblame entonces un poco más sobre eso de la condición carnal ¡sin que suene fatal!
Sin pretenderlo a Dios pongo por testigo atestiguando mi presencia santoral. Desprecié aquello despreciable sin merecer análogo desprecio ¡cuán de mortales errar es! Hete que lo consideré prescindible al quedar fuera de lugar y decoro...
Recibí tu bofetada a mano abierta soportando el llanto de después. Atravesó el aire cargada de reconcomio, incluso antes de asestar el golpe. Pellízcame pues preciso comprobar si dormía o si estaba durmiendo. Afortunadamente mis pesadillas se devoran entre ellas previamente a engullir los cuentos de siempre; ésos a los que se les cambia el final para adaptarlos a los nuevos tiempos. Hombre bala, incólume, jugando al peligro sin red y sin ojos para la lectura…
Aquí mis cavilaciones consanguíneas dándose vueltas por el extrarradio. Aprietan roscas ciegas y buscan el látigo más inhumano para alcanzar salvación a través del dolor. Levanta los brazos e intenta alcanzar la punta de los dedos…
Incluso en la negrura más absoluta puedan desatarse matices lumínicos. Fría sonrisa esperando una llamada que de producirse congelará a ambos interlocutores. Parezco rejuvenecer al lado del tormento y a la vera de sombras pegadas a la pared que se desmorona a soplidos. Me siento protagonista en esta tribulación y por lo tanto mi corazón henchido se multiplicará por dos, por tres, quizás hasta por cuatro.
Golpeando a las puertas del aislamiento nadie quiso abrir. ¿Lo recuerdas? ¡Tú te hallabas dentro! Supliqué piedad en nombre de los dos arrodillado ante lo celestial. Recé plegarias una y otra vez pero parlamentar con un interlocutor necio, sordo y ciego antoja ser inútil. Por ende tu corazón menguará por dos, por tres, quizás hasta por cuatro…
Ideologías y deliberaciones secando al sol. Logias masónicas haciendo públicos sus integrantes e intenciones acalladas durante siglos. Paladar amargo, entrecejo fruncido y mirar torvo desde la mañana a la madrugada. Otro velero blanco con velas en ristre alejándose empujado por los vientos estelares. Apostaría cuanto no tengo a que tu disposición se va enganchada al ancla. En proa las cosas están por hacerse; en popa todo ha quedado ya hecho...
¡Capitán al timón! Salude a los presentes sin despegar la pipa de la boca. El viento acaricia el velamen como artista que es, pintando sobre ellas murales con grandes hazañas marítimas. Más pronto que tarde del navío sólo queda su recuerdo clavado en las retinas y una caprichosa línea de agua por encima de la mar tranquila.
Nubes blancas cuan palo de azúcar, personas conocidas y gentes anónimas en el espigón. Adioses dichosos, algunos sollozos zarandeando los ojos y un sentido hasta la vista. Hora de regresar al quehacer mundanal asimilando que todo tiempo pasado no regresará porque se ha ido tan veloz que ni los años han logrado alcanzarlo...
Ligeras gotas chapotean la costa. Día que precisa romper a llorar dando avisos de lo que está por llegar y llegará. Yo lo sé porque lo he visto miles de veces. Dejo la cortina en su sitio y me aparto de la ventana sin quitar ojo al cristal. Afuera vida indómita, salvaje a veces, esquiva e impersonal. Adentro recámara de soledad para jinetes solitarios sin montura ni espuelas.
Ansiada calma ¿fugaz? Juicio y derecho a saber que tan calmosa presencia sigue y seguirá mezclando agua y aceite ¡dejadla atada a su ignorancia!
¿Qué observa el que no ve? Nada concreto. Los conjuntos de sombras sempiternas que envuelven sus párpados huelen a cemento recién mojado. Analizando hechos a vista de pájaro lo doy por veraz. Águila planeando en las alturas y errática paloma escondida entre las ramas ¿quién de ellas merece más aferrarse a la vida salvaje?
Yo por veces yo, escudriñando en el fondo del alambique; otorgándole a la mente un buen chute de creatividad para diseñar círculos rodeando otros círculos. Inclusive a lo mejor de tanto girar terminen comprendiendo que las cosas son como son...
Decepcionados sin lugar a dudas por esta acuciante falta de fe en aquellos principios elementales; mejor ni mentar esos de mayor tranfondo. Quienes caminan no se detienen y quienes se han detenido ya no caminan. ¡Qué confronta titánica tirar uno mismo de ambos extremos de la cuerda!
Irresoluciones en noches de guarda y titubeos espantando a espíritus que van con paso cambiado. En cualquier caso sueños o desvelos perdidos en islas volcánicas. ¿Qué razón o sinrazón hay en tal cuestión? ¿Por qué las truchas luchan a contracorriente? ¿Por qué hablar se paga en plata y callar en oro?
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vida y amor, filosofía y surrealismo, psicodelia y pensamiento
Editado: 08.05.2024