Devaron

CAPÍTULO 6

TERRANCE

 

8 horas después de la destrucción del sistema X–125…

Sector desconocido de Devaron.

Sistema Terrance. Capital de territorio controlado por la CSE.

Avanzando tranquilamente a propulsión media, el Ethelion emergió de un agujero de gusano justo en el borde del sistema capital de la CSE en Devaron. De inmediato se escucharon avisos de alarma en el puente.

—Aviso a nave entrante —esbozó una voz masculina parcialmente distorsionada— ha entrado en zona de exclusión navegacional. Transmita sus códigos de identificación inmediatamente. Si sus intenciones son hostiles se le concede un minuto para abandonar este sistema o aténganse a las consecuencias.

—No hay nada como el hogar —masculló en tono divertido la alférez Yohei mientras tecleaba varias órdenes en su consola— control Terrance, aquí CSE Ethelion, transmitiendo IFF en frecuencia de seguridad.

—Control Terrance a CSE Ethelion, códigos autentificados, pueden proseguir —sentenció la voz masculina de antes tras comprobar los códigos transmitidos.

—Traemos un herido —comunicó la comandante Kane al control de vuelo de la colonia principal de la Confederación— condición Sigma.

En la codificación de las heridas sufridas por soldados la condición Sigma clasificaba a los pacientes con posibles lesiones cerebrales graves por radiación.

—Entendido, ¿de quién se trata? —quiso saber el controlador de vuelo.

—Del nieto de la senadora Reed —sentenció el capitán Hayatt.

—Entendido... —contestó el controlador de vuelo tras unos instantes de silencio.

Mientras el crucero se acercaba al planeta principal de la CSE en aquella galaxia, Hayatt dedicó unos minutos a meditar sobre la misión en X–125.

Por lo que la embajadora Khan le había contado y el breve combate con aquella fragata, su opinión sobre aquella raza estaba muy clara: no tenían el menor tipo de escrúpulos para conseguir la victoria. Habría que tener cuidado con ellos.

Al llegar a cuatro segundos luz del mundo principal del sistema, el capitán alzó la vista, esbozando una ligera sonrisa. El panorama frente a él era digno de verse…

Gran parte de la flota militar y civil de la flota de colonización se encontraba ahora orbitando el planeta bautizado como Terrance, escogido como base principal de la CSE en aquella galaxia. Múltiples escuadrones de cazas flotaban aquí y allá en formaciones de patrulla escoltando naves civiles; alargadas naves Stealth tipo Aureoth se mantenían alrededor de una estación espacial del tamaño de una ciudad. Los enormes superdestructores de la flota militar flotaban tranquilamente sobre ambos polos del planeta, escoltados por flotillas de destructores, cruceros y algunas fragatas.

Su función principal aquellos días era aportar seguridad a las nuevas colonias y las flotas civiles y científicas. Aunque ninguna nave, fuera militar, civil o científica podía equipararse en tamaño a las cinco colosales naves capitales clase Prometheus, que habían permitido llegar a la flota a aquella galaxia.

Las Prometheus eran auténticas maravillas de la ingeniería moderna. Capaces de transportar a más de 2 billones de personas cada una, eran mucho más que colosales ciudades flotantes. Si bien su armamento no era tan potente como las naves militares más poderosas, sus escudos de energía y la dureza de su casco convertían a aquellas naves nodriza en blancos casi indestructibles. Formaban el corazón de la flota civil y de toda la flota de colonización en general. Su número era muy limitado. Tan solo había cinco unidades en toda la flota.

La acción combinada de los cinco reactores de éter de las naves nodriza había permitido a la flota crear un agujero de gusano lo suficientemente grande y estable como para llegar a Devaron sin problemas. Desgraciadamente, tal maniobra no podría repetirse en mucho tiempo. Desconocía los detalles técnicos, pero los cerebros detrás del ISC aseguraban que sería peligroso activar de nuevo al unísono los generadores de agujeros de gusano en muchos meses…

El tercer tipo de naves de la flota estaba compuesta por todas las naves pertenecientes a los científicos que habían decidido apuntarse a la misión. De tamaños diferentes, compensaban su falta de armamento con algunos de los mejores reactores de toda la flota. Su función principal era la de investigación.

Aunque hacía ya varias semanas de la llegada de los colonos a Devaron, los trabajos de construcción se mantenían aún en una fase temprana.

Todos sabían muy bien que su posición seguía siendo precaria. Aislados por el momento de la Vía Láctea, los colonos deberían arreglárselas solos durante un tiempo. La flota militar era poderosa, pero su situación sería delicada mientras no se construyera una estructura sólida de apoyo. El gobierno estaba formado por un consejo de los miembros más influyentes de los tres grupos principales; civiles, científicos y militares.

—CSE Ethelion a control Terrance, solicitando permiso para entrar en la atmósfera y atracar en la base de Ferrel —sentenció el mayor Zaker activando un canal de radio.

—Permiso concedido —sentenció la voz de uno de los controladores de navegación de guardia— les están esperando...

Mientras el Ethelion atravesaba la atmósfera de Terrance, el capitán Hayatt meditó sobre el Consejo de Gobierno que regía a los colonos.

El parlamento colonial estaba formado por un total de treinta y tres senadores, once representantes por cada grupo de colonos. A pesar de su número, el comúnmente llamado «Consejo Superior» estaba conformado solo por los nueve senadores más influyentes de la flota colonizadora.

Dos de esos miembros eran la senadora Jenna Reed y el almirante Arthur Reed.

Los abuelos paternos del coronel Kai Reed.

Durante unos segundos, Hayatt no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda al imaginarse la furia de ambos si su nieto moría estando a su cargo. No importarían sus medallas ni su historial de servicio. Arthur Reed era uno de los principales comandantes de la Armada Espacial y líder de la facción militar de la flota colonizadora. Jenna Reed era una de las senadoras civiles más influyentes de toda la CSE. Sí, su historial no serviría de nada.




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