Devorador de Emociones

Cenizas

Podía sentir el pulso latir tan fuerte que resonaba en mis oídos, mi respiración era larga y profunda, miré como mis uñas se alargaban y afilaban lentamente; estaba llena de Ira. Apretaba mis dientes con fuerza y mis sentidos estaban alertas a todo. Era increíble la sensación incontrolable de querer destruirlo todo, pero sobre mi hombro derecho podía sentir una mano que hacia que ese deseo pasara a un segundo plano. Mi visión no estaba en óptimas condiciones, cada vez que mi corazón palpitaba el paisaje frente a mi daba un salto y pequeñas luces rojas aparecían en el aire.

  • Es la ira de las personas que están cerca… - Resonó de nuevo la voz de Aquiles en mi mente – deben ser los soldados que están atacando a Black y a Alicia, ve con ellos.

Miré en dirección a la entrada del aeropuerto y me acuclillé en el suelo, mi cuerpo se movía de manera bestial, en cuanto estuve lo suficientemente flexionada mis piernas entraron en una tensión increíble, aquel salto me despegó del suelo a una velocidad que solo aquella forma bestial podía soportar, impulsándome hasta atravesar la hilera de autos. Cuando mis pies tocaron el suelo rodé sobre mi misma para recuperarme de la caída y justo al ponerme de pie comencé a correr, las paredes solo eran un borrón de cemento y vidrio al pasar por mi lado, apenas y podía sentir o escuchar mis pasos, casi como si volara al ras del suelo, los latidos de mi corazón seguían mostrándome la ira de aquellos que tenía en frente ¿pero ¿cuáles eran los de Jorge y Alicia?

  • Yo te ayudaré a encontrarlos – Dijo Aquiles – Pero antes, nos encargaremos del resto.

El sonido de los disparos se intensificó cuando crucé una esquina y los encontré ahí, atrincherados detrás de una mesa de hierro tumbada junto a una pared, mi cuerpo quería devorarlos en cuanto los sintió cerca, pero Aquiles fue quien me indicó que eran Jorge y Alicia, a la misma velocidad a la que había entrado al pasillo me dirigí a los atacantes, había muchos hombres en el suelo, pero mi visión solo tenía en mente a los que su corazón seguía latiendo.

  • Apaguemos la luz – resonó la voz de Aquiles en mi cabeza, pero si hubiera podido ver su rostro creo que hubiera dibujado una sonrisa.

Mi cuerpo se movió solo, Aquiles me dirigía, aquel humo que se volatizaba en el aire como incienso comenzó a extenderse a toda velocidad oscureciendo todo a mi alrededor, los disparos cesaron, ellos no podían verme, pero yo a ellos si.

  • A cazar – Dijo nuevamente, y esta vez era yo quien sonreía.

Era increíble darme cuenta que dentro de la humareda podía moverme como si mirara todo claramente, aquella pulsación que provenía de los hombres de negro me dejaba atacarlos con una precision fascinante. Bailaba entre ellos usando mis recien crecidas garras para cortar su carne, cuando el caos se apodero del grupo comenzaron a dispararse entre ellos, me escabulli hasta alejarme de los pocos que quedaban y en el fuego cruzado los ultimos que estaban de pie se mataron hasta quedar solo uno.

El humo negro se disperso, como si se transparentara y disolviera, mostrando el derramamiento de sangre que habia creado. El soldado me daba la espalda, y mientras caminaba hacia él se giró rápidamente, pero ya estaba lo suficientemente cerca, tomé el arma con mi mano derecha y apartandola a un lado plante la palma de mi mano izquierda sobre su frente, los ojos del soldado se abrieron de par en par y su boca se desencajo de la impresion. Fue placentero sentir como desde mi mano aquellas pulsasiones corrian hacia mi cuerpo, recorriendolo y enviandome tantas sensasiones; Delicioso. Mi respiracion seguía agitada pero aquella mano en mi hombro derecho presionó con algo de fuerza y algo me devolvio a la conciencia que crei perdida, mi mano se relajó inmediatamente y cuando solte la frente del soldado este cayo en el suelo, estaba inconciente, seguia respirando.

 Respiré profundamente, cerrando los ojos y cuando volvi a abrirlos aquella vision opaca de pulsaciones rojas habia desaparecido, mostrandome las paredes grises del aeropuerto y el suelo echo mosaico de carlos cruz diez, cubierto de sangre y cuerpos de hombres vestidos de negro.

  • Bien hecho - Resonó de nuevo la voz de Aquiles en un eco distante.

Dejé de sentir como aquella mano presionaba en mi hombro, el arroyo de ira que inundaba mi cuerpo, habia cesado. Estaba exhausta, habia usado mucha energia y aun asi me sentia capaz de seguir; Jorge y Alicia me miraban desde el otro lado del pasillo, alce la mano y Jorge, saliendo de su escondite, le indico a Alicia que lo siguiera.

  • ¿Ivanna?

Alguien me llamo a mi espalda, Brenda salio corriendo y me tomó de los hombros apenas estuve a su alcance, dejo caer su cabeza hacia el frente y jadeaba de cansancio.

  • Aquiles... Esta...
  • tranquilízate, respira primero sí? -dije intentando calmarla - que paso con Aquiles?
  • Tiene un... Cuchillo...




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