Narra Ian:
Me siento preocupado, van unos días del nuevo semestre escolar y no he visto a Sally, sus amigas salen, pero ella no, verla me tranquiliza, me hace escapar de mi estrés, pero no verla me tiene nervioso.
Pensé en hablarles a sus amigas, para poder tener información, pero no, cuando intentaba salir de mi auto, la valentía aflojaba y no podía.
Finalmente, como cada día, regreso a mi trabajo pensando en ella.
Narra Sally:
Tuve que viajar de vuelta con mi madre a mi ciudad natal, al llegar lo único que quería era regresar a ver a mis amigas y al tarado de Paul, me dejaron en una pensión en casa de mi abuela Meredith, allí también vive tía Elena, la madre de Sam, pero en la casa de atrás, estoy tan feliz y triste a la vez, mi madre volvió a matricularme, ya mañana a partir de nuevo.
Luego la fui a dejar al bus, camine hasta la casa de mi abuela Meredith e instale las pocas cosas que había traído de vuelta, me tire sobre la cama.
“Otra vez en mi lugar”
Al otro día llego al colegio con mi mejor sonrisa, mis amigas al verme corren a abrazarme
Luego de conversar un rato entramos al aula y esperamos a que el profesor comience la clase, mi clase favorita, Matemáticas, me encantan las matemáticas, usar el cerebro.
Estoy feliz, no puedo explicar lo que feliz que me hace poder estar en mi sala de clases con mis amigas, ya no me importa lo que haga Paul y Lucy, me siento con nuevas energías, “dejar el pasado en el pasado”, esa es mi decisión, desde hoy mi historia parte de cero.
Pasados varios días desde que estoy de vuelta en mi lugar, han pasado varias cosas, primero, estoy invitada al cumpleaños de uno de los chicos del grupo de motivación, segundo, he seguido hablando con Ian, cada que voy a la reuniones él está en el lugar, nos hemos hecho amigos y me ha aconsejado acerca de Paul, dice que lo deje en el pasado y todo irá mejor en mi vida, mis calificaciones van muy bien gracias a Dios y mis amigas, bueno, ellas tan locas como siempre.
Lunes por la mañana:
Desperté de golpe quedando sentada en la cama, una pesadilla no me dejaba dormir, toda la noche la misma, mi hermana, no podía dejar de pensar en ella, esa pesadilla me tenía vuelta loca, apoyo mi cabeza en la almohada, cierro los ojos y otra vez esas imágenes, ese hombre persiguiendo a mi hermana, esa espada que brillaba de su mano, la rabia de correr lo más rápido que me permitían mis piernas y no lograr salvarla, verla desplomarse cubierta en sangre, mis ojos llenos de lágrimas y mi pecho agitado. Y así toda la noche, en cada sueño avanzaba un poco más, hasta que lo logre, logre salvar a mi hermana de aquel hombre.
Después de toda esa lucha interna decido levantarme, hoy tenía clases y debía ir a pesar de lo mal que había dormido esa noche, me levanto con la pereza y lentitud que me caracterizaba, busco mi ropa y me visto con mi calma, bueno, hasta que veo la hora, 7:55, ¡No puede ser!, busco mis zapatos y corro a lavarme los dientes, cara y demás, me peino y encrespo mis pestañas, les pongo un poco de mascara para pestañas, un poco de perfume y salgo corriendo de la casa mientras tomo mi bolso con mis cuadernos, no quiero ni contar todo lo que tuve que correr para llegar a tiempo a clases, tuve que rogar en la portería, lo bueno es que la inspectora me tiene aprecio, así que pase directo a mi aula, al llegar golpeo la puerta y me abre mi profesor preferido, mi profesor de Matemáticas, entro saludando al profesor y luego camino a mi lugar, al llegar les sonrió a mis amigas.
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Editado: 09.11.2024