Capitulo nueve.

Había pasado toda la noche buscando cosas de mamá en el ático, solo había encontrado unos pendientes que había visto en una de las fotos de papá con ella, no había dormido nada incluso tuve que llamarle a Dexter para que viniera a mi casa, no sabía porque lo había hecho pero enserio necesitaba un poco de distracción, el había llegado hace media hora y en ese tiempo no habíamos hecho nada más que vernos a los ojos.

-¿Para qué me llamaste?-Hablo de una vez por todas y yo trague saliva.- ¿No lo sabes cierto?

-No puedo dormir.-Susurre y me acosté de espaldas viendo el techo.-Estoy asustada.

-No tienes por qué estarlo.-Puso su mano en mi vientre y yo contuve la respiración.-Te dije que te cuidaría y lo hare, no dejare que nadie te lastime.

-No tengo miedo de eso.-Mordí mi labio y luego ladee la cabeza para mirarlo.-Tengo miedo de que si me convierto en lo que vi pueda dañar a alguien, no quiero eso Dexter.

-No te convertirás en eso.-Quito su mano de mi vientre y la puso abajo de su cabeza.-No sé como pero encontrare la manera de que eso no ocurra.

-Gracias.

-¿Porque?-Me miro extrañado y yo trague saliva.

-Por todo lo que estás haciendo por mí, me estas ayudando con esto y lo aprecio.

-No es nada Haven.

Tome valor y me acerque a él poniendo mi cabeza en su pecho, él no dudo nada y paso su brazo rodeando mi cintura, suspire y sentí una presión en mi cabello. Dexter la mayoría del tiempo me confundía, en realidad era un tipo muy lindo y divertido, cuando no estaba chupando mi sangre me la pasaba riendo con él, de cierta manera era agradable pasar el tiempo con él.

-La verdad es que soy agradable ¿Cierto?-Dijo de la nada Dexter y en ese mismo momento recordé que podía leer mi mente.-Piensas de una manera demasiado... ¿Fuerte?

-Cállate.-Murmure contra su pecho que comenzó a vibrar y escuche su risa.

-Hay pequeña Haven, te estas metiendo en terreno peligroso.

Sin pensarlo más lo dije.

-No me importa.-Levante mi cabeza viéndolo a los ojos, tenía una sonrisa en el rostro.-Eres agradable aunque no lo creas.

-Créeme que lo creo.-Rodé los ojos y bufe.-Ni lo pienses Haven.

-¿Qué?-Entrecerré los ojos y le di mi mejor cara enojada.

-Nosotros, no pienses sobre nosotros.

-No lo hago.

-Si lo haces.

-Claro que sí.

-Que no.

-Solo acéptalo.

-Abecés lo hago pero no me puedes pedir que deje de pensar en eso.-Hice cara de asco y el suspiró sonoramente.-Y aparte, no es como si le viera futuro a nosotros.-Trague saliva y él se acercó a mi.-No tenemos nada en común y…

-Eres insoportable.-Me interrumpió y yo lo golpee, se acercó mas.-Y eres demasiado linda para mí, no coordinamos.

-No podemos estar juntos.

Y como si eso fuera una especie de detonante entre nosotros, Dexter se acercó a besarme yo no tarde mucho en corresponderle siguiendo el rápido ritmo de sus labios sobre los míos, sentía miles de cosquillas en mi estómago y mi corazón estaba acelerado, ambos jadeábamos en busca de más aire, Dexter paso su mano por mi cintura atrayéndome a su regazo haciendo que me sentara encima de él.

-Esto está muy mal Haven.-Dijo en un momento dado haciendo que me apartara de encima, se levantó y empezó a caminar en círculos en mi habitación.-Nos tenemos que concentrar en la búsqueda de tu madre, no podemos distraernos con estos juegos Haven.

-Yo no estoy jugando a nada.-Mordí mi labio con vergüenza y el relajo su rostro.-No estoy haciendo nada malo…

-Haven, un vampiro es más sexual que un humano, cualquier gesto tuyo hace que… me emocione por decirlo de alguna manera.

-¿En serio?-Asintió.-Lo lamento.

-No es tu culpa.-Se acercó a mi hincándose enfrente de mi comenzando a acariciar mi mejilla.-Solo que no te quiero lastimar.

-No lo harás.-Puse mi mano sobre la suya y lo mire a los ojos.-Solo una oportunidad.

-Mañana lo hablamos.-Se alejó de mí y suspire derrotada tumbándome en mi cama.-Te recogeré en la mañana, ¿Tu padre ya sabe que saldrás?-Asentí y me tape con mis cobijas.-Bien, me voy.

Murmure algo como un “si”, cuando pensé que ya se había ido comencé a cerrar mis ojos pero antes de caer profundamente dormida sentí una presión en mi mejilla.

-Te quiero cielo.