¡di que sí!

3

- ¿Eso importa, ahora? ¿Estás bien? – Le tendió la mano para ayudarla a levantarse y ella ni siquiera lo miró, se levantó y se alisó la falda, por un segundo pensó que ni siquiera lo miraría, pero se equivocó. Krista le lanzó auténticos dardos. El tenerla de nuevo tan cerca no le sirvió para nada, si acaso para descolocarlo en cuanto vio sus hermosos ojos oscuros, su boca rosa y ese cabello, siempre le fascinó su tono canela ¿Por qué rayos entre todas las mujeres, ella tenía que ser la que lo convirtiera en un idiota?

- Estoy perfectamente. Y repito... ¿Qué haces aquí? – Natalia que estaba detrás de él escogió ese momento para hablar.

- Vino a solicitar nuestros servicios. – Dijo con voz mordaz. Por un momento esas palabras paralizaron a Krista y algo se movió dentro de ella, sentimiento que la llenó de algo parecido al pánico. Verlo había sido todo un shock, y comprobar que no solo seguía siendo terriblemente apuesto sino que los años lo habían puesto mejor no contribuía a que tuviera el control de la situación.

- ¿Vas a casarte? – Se oyó preguntar con voz distante e indiferente.

- En realidad yo sí que voy hacerlo. – Dijo una tercera voz y se acercó a ellos un hombre alto y delgado de gafas. – Me llamo Julio, la vimos en televisión y bueno, aquí estamos.

- Que los atienda cualquiera del equipo de Paolo por favor Nat. Son excelentes se lo aseguro. – Le dijo a Julio.

- Te queremos a ti. – Intervino Luke con esa voz profunda que casi le puso los pelos de gallina. ¡Maldición!

- Y yo quiero viajar a la luna. – Nuevamente Nat imprimió acidez a su comentario.

- No es posible. Lo siento, estamos realmente desbordadas de tanto trabajo, estamos contratando más personal que tengo que supervisar y una larga lista de propuestas a realizar, es imposible. Lo siento. – Todo ello se lo dijo a Julio y no le dedicó esta vez ni una mirada a Luke.

- ¿Podrían salir un momento los dos, por favor? – Luke les dijo a Nat y a Julio, Natalia lo miró como si quisiera matarlo y Julio enseguida salió tratando de llevarse a Nat con él. Krista lo miraba como si se hubiera vuelto loco.

- ¡No voy a ninguna parte! – Explotó Natalia.

- Hazlo por favor. – Fue la petición de Krista que asombró a Nat y más a Luke que no esperaba que ella aceptara tan dócilmente. – Voy a acabar con esto de una vez por todas.

- Pareciera que hablas de mi muerte. – Le dijo Luke. Natalia salió y la puerta se cerró.

 

- Bien, tienes cinco minutos para decir lo que tengas que decir. – Le dijo a Luke quien bajó la vista hacia los pies de ella...

- Siempre me gustaron tus pies ¿sabes?

Tenía mucho que Krista no sabía lo que era sonrojarse y odió que él fuera el que lograra que ella se pusiera como un tomate. Enseguida fue hacia su asiento, se puso los zapatos y se sentó.

- Te quedan cuatro minutos.

- ¿Desde cuándo te volviste tan dura? – Por respuesta ella únicamente levantó una ceja y él prefirió no seguir por ese camino. – Ha pasado mucho tiempo. – Al ver que no decía nada, continuó. - Nunca me dejaste explicarte... - Eso la hizo levantarse de golpe.

- ¿Qué sentido tiene revolver el pasado? Nunca te pedí ninguna explicación, lo que vi era más que suficiente para saber que era lo que había pasado. Prefiero que todo quede como estaba, tú y yo lejos el uno del otro. Así soy feliz y es mi intención seguir siéndolo.

 

Nunca me permitiste decir que es lo que había ocurrido.

- Bueno, ver a Gema colgada de ti en ropa interior no daba margen a muchas explicaciones ¿O sí? si eso es todo, la salida ya la conoces.

- Somos un par de adultos ¿No es así? Creo que aún me quedan dos minutos y tengo todo el derecho del mundo a decirte que fue lo que pasó ¿O acaso te duele todavía que no puedes escucharlo? – Vio resurgir su ira, pero lo prefirió a su indiferencia, ella se sentó de nuevo y con un gesto le indicó que hablara.

- La noche en que tan amablemente me dijiste que te ibas, me fui a beber.

- Solución inteligente por lo visto. – Respondió mordaz. Él la ignoró.

- Fui caminando a tu casa al salir del bar donde trabajaba Johnny, en el camino me subí a la camioneta de Aldo. Él iba manejando pero en cuanto llegamos a tu casa, salió corriendo detrás de una chica. Así que bajé y empecé a gritarte, el escándalo seguro despertó a Gema y eligió el peor momento para salir, yo no tenía ni una maldita idea de que Aldo la llevaba en su camioneta. – Todo lo dijo calmadamente, pero eso no oscureció el hecho de que sus palabras estaban teñidas con la verdad.

En el instante en que él estaba explicándoselo sintió algo apretándole el pecho, la camioneta no era de él, eso lo sabía, pero era un pequeño gran detalle que había pasado por alto. Sabía que Aldo era el Don Juan del pueblo, la versión masculina de Gema y esos dos siempre se habían entendido, eran "amiguitos con derecho" desde el colegio. Pero todo eso ya no importaba, ya no. Incluso si decía la verdad ¿Qué caso tenía? Él había ido para por fin aclarar las cosas, Luke siempre había sido un hombre decidido que no dejaba cabos sueltos y eso eran ella y el horrendo incidente de esa noche, cabos sueltos. Bueno, ahora ya no lo eran, fin de la historia.

- Aldo y Gema están casados. – Añadió Luke.

- ¿Qué?

- Desde hace dos años. Descubrieron que no pueden estar lejos el uno del otro, tienen un niño.

- No he vuelto al pueblo con regularidad. No sabía.

- Lo sé. Y es mi culpa ¿no?

- No. He estado demasiado ocupada.

- Sigues sin creerme ¿verdad? No busco nada más que el hecho de que aceptes de que me juzgaste mal esa vez. Medio pueblo me odió y la otra mitad me alabó, siempre que regreso el maldito asunto sale a colación.

 

Así que ella estaba en lo cierto, solo quería dejar en claro su inocencia. Nada más. Bueno, ¿Qué carajo esperaba ella? ¡Nada!



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En el texto hay: amor, enredos, agenciamatrimonial

Editado: 12.12.2020

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