—Amigo, voy a morir, está enfermedad carcome las pulsaciones de mi corazón. Ahí en el andén solo hay flores marchitas, y dolor, un tumulto doloroso. Me pregunto: «¿habré hecho lo correcto?». Y si es así, entonces ¿Por qué la vida no me sonríe?
—No actúes como un valiente, exprime hasta la última gota de cobardía afectiva que ocultas en tu interior. Verás que habrá mejora.
Tomó una pausa para sacar un arma de un viejo armario, quitó el seguro, la colocó sobre la repisa, entonces continuó: —Está arma es lo único que conservo de valor —dijo.
—No es necesario dar tanto sentido a lo material, termina golpeando la puerta de nuestra locura.
—Mi padre me la regaló, era un machista de primera, siempre quise proteger a mi madre de aquél cojonudo inútil, al final, ella se le sumó, pero fue luego de su separación, así que yo era una clase de entretenimiento para ambos.
—No permitas que tu infancia marque tu final. Si vas a usar el arma, ya sabes, no estaría mal, todos necesitamos un respiro, y es tuya la decisión, pero no lo hagas huyendo, hazlo de la forma correcta.
— ¿Cuál sería?
—Corta todo aquello que te reprime. Verás, nuestro cerebro es un basurero movedizo, solo debes limpiar ese lugar que está repleto de cánones-basura impuestos por la sociedad, y nuestros prejuicios.
— ¿Qué tiene que ver la sociedad?
—Es responsable de un gran pedazo de ese pastel que reprimes. La vida te sonríe a diario, pero estás tan ocupado intentando aparentar ser valiente, ¿para qué?, es abrumador aparentar tanta mierda, por otro lado, te conviertes en esa mierda sin empatía, y terminas en el fracaso, y otras en el suicidio.
— ¿Qué debería hacer, amigo?
—No te puedo decir que hacer, depende de que busques en esta vida. Mira, por lo general la gente se acostumbran a la vida de seis a ocho, a un carro; una esposa; un par de hijos; un título universitario, y demás. y no está tan mal, mientras sea lo que realmente buscas, pero olvidar tu sueño es un grave tormento, persigue lo que te apasiona, y no olvides ser sensible con el mundo, ya existen muchos hijos de puta destruyéndolo a su antojo.
Usé un lapso para ir al baño. Cando regresé. Ahí estaba, con un agujero en el cráneo. La sangre corría por toda la alfombra. Pero él, tenía una sonrisa en el rostro. Nunca hubo mejor final.