Diario de las pesadillas

Templo

Fue en tiempo de lluvia...
Nuestro pueblo sufría de forma tenue la invasión de mosquitos y los constantes azotes del calor debido al cambio de temperatura, sin embargo la belleza del verdor en los alrededores hacia que esas molestias fueran tolerables, hasta que llegaba el crepúsculo debido a los peligros del hombre. Entre ellos se destacaba el manejo imprudencial y los asaltantes de caminos dentro y fuera del pueblo esos eran los miedos de nuestra gente, excepto para nosotros...
Una vez que el cielo se pintaba de rojo, rosado y oro mi hermano y yo escapamos a través del alto pastizal que yacía tras nuestra casa rumbo al cerro.
El camino siempre era tranquilo; en ocasiones hablábamos sobre alguna incoherente aventura ocurrida en el pueblo y algunas "travesuras" que jugábamos a los habitantes de cuando eramos menospreciados debido a nuestras "habilidades".
Sin embargo cuando el crepúsculo y el filo de la noche se entrelazaban y nos alejábamos del pueblo, era cuando podíamos ser nosotros mismos, en el Templo...Nuestro Templo...
Recuerdo la primera vez que lo encontramos. Pensé que estaba soñando...
Ahí estaba, tallado directamente de la roca, sobresaliendo de manera majestuosa e irreal, al principio creí que se trataba de unas ruinas que se habían hundido por el deslave, pero por dentro estaba la verdadera belleza;
El tragaluz era natural y había un pequeño acueducto que recorría el suelo por delgados canales que parecían unirse en el centro del gran salón.
El ambiente por demás esta decir que era agradable, fresco y natural, ideal para practicar nuestra magia...hasta aquel día...cuando él apareció...
Al principio solo vimos su sombra, discreta y después imponente como un depredador al asecho de su presa. Su risa solía atemorizarme, pero aquellos ojos verdes lo que me cautivo...
Dijo ser cuidador del templo, mi hermano no le tenia tanta confianza debido a su sentido de protección hacia mí, pero lentamente con el paso de los días, fuimos bajando la guardia...hasta "ese" día.
Llegamos en el crepúsculo y él nos esperaba en el centro del salón, sin embargo el ambiente había cambiado; él no portaba sus ropas de monje, vestía totalmente de negro, haciendo que sus ojos verdes sobresalieran como flamas esmeralda...¿o eran destellos?, no lo recuerdo...
Un temblor sacudió el lugar; el tragaluz se desvaneció al igual que el techo de roca dejando al descubierto el ojo del tornado, pero este no nos arrastro, era como si estuviéramos separados por una especie de campo...y fue ahí cuando el terror comenzó...
El monje comenzó a retorcerse de manera inhumana sin embargo no hubo gritos de dolor, en su rostro se dibujo una sonrisa aterradora mientras sus huesos crujían y se deformaban horrendamente; su rostro, alguna vez atractivo perdió toda seña de humanidad a excepción de sus ojos cuyo verdor se había extinguido dando paso a dos lagunas negras, sin vida.
Su cuerpo se ensancho y creció, de su torso nacieron piernas alguna vez humanas mientras se agrandaba y sus brazos se dividieron en 4, dando la visión aterradora de una araña no mayor a 5 metros de alto y ancho.
Antes que pudiéramos hacer nada, repentinamente entre sus risas aterradoras la fuerza del tornado se invirtió, y lo que al inicio creí eran trozos de escombros, resultaron ser humanoides como él; algunos con la misma forma de araña y otros mas como animales salvajes cuyos cuerpos habían sido alterados quirúrgicamente pues había extremidades ajenas a su especie sobresaliendo del torso, brazos e inclusive cabezas.
Contemplamos con horror como el salón del templo se lleno poco a poco de esas criaturas, él nos mira aleatoriamente y de sus labios solo brotan unas palabras...
"Busca en las cartas"



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En el texto hay: accion, suspenso, sobrenatural

Editado: 16.03.2019

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