Diario de una suicida

Capitulo 8

“Jugar, reír, soñar era lo único que deseaba” 

-Adlihj-

Mi espalda me duele mucho, mi respiración es irregular y me siento fatal mis ojos arden la verdad llevo largo rato llorando, porque mi carácter no es nada fuerte, en mi vida lo que siempre ha estado presente es que la gente puede hacer conmigo lo que quiera, en estos últimos meses eh decidido ser más fuerte o por lo menos aparentar fuerza frente a los demás.

- ¡Nadia! - una voz ronca grita mi nombre- ¡Nadia! - vuelve a decir, pero no tengo fuerza ni ganas de responder, la habitación se ilumina cuando la gran puerta se habré mostrando en el piso la figura de una mujer, la cual se acerca a mí y se sienta al lado contrario de la cama.

- ¿Quién es? - pregunto ya que no he logrado reconocer la voz ni la cara de esta mujer.

-Querida hija- mi madre a quien ya hace años que no he visto, lo que justifica que no la haya reconocido- ¿estás bien? - pregunta para mi sorpresa

- ¿Bien? - me pregunto a mí misma- es obvio que no- le respondo a ella

-Lo sé, tu padre a mí también me pegaba, cuando me embarace casi me mata, de no ser por…-suspira y no termina su frase- aunque no has preguntado qué hago aquí te lo diré- acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja- son muchos años que no te veo, no sé si lo sepas pero tengo 3 hijos y estoy casada, ellos no saben de ti y tampoco se los comunicare nunca, no vivo aquí, estoy viviendo en Italia y hace unos meses me volví a poner en contacto con tu papá y me entere sobre todo lo que ha pasado, sé que no has superado la depresión y que aun vas a terapia, me informo que te ibas a casar...

- ¿Qué y hace cuento te dijo eso? - la interrumpo, porque su afirmación me deja desubicada en el tiempo espacio

-Hace unos meses- deja de hablar intentando ver una reacción mía pero yo me abstengo dado que ella es una extraña en mi vida- como te digo me informo sobre todo, así que decidí venir aquí el día de tu compromiso, a pesar de ser una madre ausente tengo derechos como este de estar junto a ti, pero me acabo de enterar que tu no lo sabias, por eso pedí hablar contigo, sé que no es fácil, pero lo mejor para todos es que tú te cases y así ya no serás una carga como siempre lo has sido- toma mi mano- tienes que casarte

Miro a la mujer que tengo frente a mí, la cual se ve joven y radiante no como antes, cuando me visitaba cada año, no cuando se agarraba el cabello y lloraba al verme, esta no es mi madre nunca lo ha sido, esta mujer a la que hace años le lloraba, esta mujer que amaba con mi vida, que una vez me dijo que solo existía para hacer daño y aun así la seguí amando hasta que un día ya no me hizo falta, ahora me quiere obligar a casarme para ya no ser una carga para ella ni para mi padre.

-Vaya hasta que por fin lo dices, no, solo no quiero gastar mis lágrimas en ti, tal vez algún día existirá alguien a quien mis lágrimas le lloren pero a ti no, eres una cobarde, tú no eres mi madre, nunca lo has sido, solo eres una extraña en mi vida, y yo a los extraños nunca les hago caso, así que por favor lárgate y sigue jugando a la buena mamá con tus hijos y espero que el día en que mueras me entere para poder ir y pisar tu tumba- me da una cachetada la cual me deja estupefacta- tienes la osadía de golpearme cuando lo que deberías hacer es largarte o no te das cuenta de que lo que te pase a ti o a mi supuesto padre me vale un gorro- me levanto olvidándome por completo del dolor toma a esa mujer del brazo y la saco a jalones la habitación.

Después de unas horas ya no tengo lágrimas y sin darme cuenta me quedo dormida sobre las cobijas, con el cuerpo cubierto solo por el vestido azul, sin duda este es uno de esos malos días para mí. Despierto con el ruido que hace mi mochila al caer al suelo de la habitación me levanto asustada y miro a la esposa de mi padre en la puerta.

-Tu padre quiere que te arregles, para el desayuno con tu prometido- me mira de reojo y termina de salir del cuarto.

Ayer mientras lloraba tuve episodios de reflexión y me di cuenta que para salir de aquí y que  mi padre no me retenga será mejor seguirle la corriente hasta mañana en la tarde que es donde puedo volver a mi casa y hacer lo que tanto he planeado para así dejar este mundo de mierda, para esto me ducho y me arreglo, con la ropa que tengo en esta casa me basta ya que según veo no me lleve casi nada de esta, tomo una falda roja una camiseta negra y chaqueta blanca, con zapatillas de igual forma blancas, mi cabello es ondulado y tiene algunas mechas de color  rojo, ya que mi cabello es negro y en alguna época estas me encantaron y lo siguen haciendo hasta ahora, mi cabello no es corto, pero tampoco muy largo. Me maquillo un poco para quitar las ojeras así mi padre pensara que estoy interesada y se convencerá más, la verdad la situación fuera de hacerme feliz, lo único que hace es que sienta el forcejeo interior en mi sobre lo cuestionable que es la vida y la verdad es que esta situación empeora las cosas de sobremanera.

 Salgo de la habitación y me dirijo al jardín donde obviamente será el desayuno, con algo de dificultad para caminar y con mucho ardor y dolor en la espalda, voy saliendo de casa y veo a casi todos sentados en la mesa, así como la figura de quien es mi prometido, no sé cómo se ve ya que esta de espalda, mi padre me mira de forma severa y yo saludo por fin.

-Buenos días- todos regresan a verme y miro a un joven muy alto casi frente a mí, tiene una mirada dulce pero no evita mirarme de forma muy descarada todo el cuerpo, tiene un sonrisa perfecta y su cabello es negro como el mío, pero sus ojos son grises y te llegan a Hipnotizar de manera instantánea, tiene un arete en su oreja el cual es muy largo, pero se ve muy bien el, sus facciones son tan armoniosas y te llegan a encantar en el acto- Disculpen mi retraso, paso por sobre él y me siento alado de mi padre y el con una seña me muestra que me siente alado del chico yo sin reproche lo hago ya solo faltan su esposa e  hija.



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En el texto hay: miedo, angustia, muerte

Editado: 12.10.2023

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