Diez razones para estar contigo.

Capítulo 10.

30 de Diciembre.

Había caído en una tipo depresión. Me había pasado estos cinco días comiendo a mas no poder, no salía de mi habitación más que para ir por más comidas e ir al baño, ni siquiera me había bañado o había abierto los regalos de navidad que había para mi bajo el árbol.

Creo que estar embarazada era una de las ultimas cosas que pensé que tendría. Tenía mis dudas, una prueba a veces puede estar mal, pero según internet, Clearblue, era un de las pruebas más confiable, había estado pensando en ir a un obstetra o algo así, pero simplemente la flojera me ganaba. Di un sorbo a mi chocolate caliente y puse play de nuevo a la película. ¿Por qué Rosie o Alex simplemente se declaraban? ¡La química estaba presente desde el inicio amigos! ¿Por qué se tuvo que acostar con el otro idiota y salir embarazada? Pudo haber sido feliz con Alex.

Los bebés arruinan todo.

Lleve una mano a mi vientre plano. Bueno, no tanto, las galletas, o el bebé por fin se estaban haciendo un poco presentes. Sabía que no era tan raro hoy en día que muchachas se embarazaran sin estar casadas, pero esto no era lo que quería. No quería embarazarme de un idiota como Chase, porque eso era; un idiota sin cerebro que solo sirve para follar. Y eso era lo único que hacia bien.

-¿Vas a querer conocer a tu papá, bebé?-Pregunte al bebé que por razones obvias no sabía ni que, así que simplemente estaba hablando sola.- ¿Qué hare ahora?

Escuche unos toques en la puerta, no tuve que decir nada porque mi madre solo entro al cuarto sin avisarme o algo, quite la mano de mi vientre y me incorpore en la cama. Mamá paseo la vista por todo mi cuarto y suspiro sentándose junto a mí tirando al piso as envolturas de las galletas de navidad. Apague el televisor. Bien, me esperaba su sermón, ya se había tardado.

-Megan…-Dijo delicadamente mi progenitora.- ¿Pasa algo cariño?-Negué.-Amor, llevas días encerrada en tu habitación, ni siquiera has abierto tus regalos de navidad.-Relamí mis labios, hacía mucho frio.-Megan, lo que sea que te esté pasando me puedes contar cariño, no me gusta verte así.

-Lo se…

-¿Entonces?-Me sonrió como siempre lo hacía para que le soltara la sopa, no quería decírselo porque sabía que la decepcionaría.- ¿Me vas a contar que pasa?

-No es nada.-Le sonreí y trate de verme más animada, salí de la cama y me acerque a ella.-Estoy bien, no me pasa nada.

-Megan…

-Es enserio mamá, sabes que si me pasa algo tu eres la primera en saberlo.

Bueno, menos el hecho de que estoy embarazada y el padre es un irresponsable hijo de puta, ¿Normal no? De todos los días Pff.

-Estoy bien.-Le repetí tratando de convencerla, sabía que tenía una batalla interna entre si presionarme más y hacerme enojar o solamente dejarme ir como un pajarito en el aire libre.

-Bien.-Sonreí ampliamente y ella se levantó de la cama haciendo una cara de asco.-Ahora que te sientes mejor.-Tomo una envoltura del piso y me la dio.-Limpia este desorden y báñate, hueles horrendo.

Reí y ella no.

-Es enserio Megan, lo necesitas urgentemente.

 

***

 

 

**

 

 

*

 

Después de una eternidad por fin había terminado de limpiar mi habitación, y después de casi otros mil años había terminado de bañarme. L explicación es esta: había entrado al baño con la clara intención de bañarme, pero en el momento en que me desnude por completo me quede un buen rato viendo mi panza en el espejo, desde todo los ángulos literalmente, puede que me distrajera un poco viendo también mi trasero, pero lo importante era la panza. Mi mente loca ya veía un cambio, pero estaba segura de que era insignificante a como me pondría después.

Creo que al final si terminare fuera del equipo de Volei.

Le mande un mensaje a Cecy diciéndole que si salíamos a tomar algo, la maldita me dijo que si pero que tendría que pagar lo de ella. No entendía muy bien la razón pero quería salir de casa.

Y como si fuera una completa extraña baje las escaleras encontrándome con el gigante árbol de navidad con más adornos que la última vez que lo vi, tal vez era la falta de regalos, ya que solo había como unas siete u ocho cajas, claramente para mí ya que mis padres ya habían abierto los suyos. Papá en cuanto me miro se acercó a mí y sonrió.

-Pensé que no te volvería a ver nunca.-Sonreí y rodé los ojos, me acerque a abrazarlo y pude oler su característico olor a café.- ¿Estas bien?

-¿Por qué piensan que estoy mal?-Okey, eso era verdad, estaba mal, ¿Pero tan obvio era?

-Te conocemos Megan.-Rodé los ojos y me acerque al Árbol de navidad. Pensé que tendría menos regalos este año.-Un chico vino y te dejo este regalo.-Papá se agacho hasta que tomo una cajita de joyería y me la dio.




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