Diez segundos de magia

El objetivo

A veces la observo, sin que se dé cuenta, y me quedo asombrado. Todo lo que hace por mí parece demasiado, pero nada es suficiente para ella. Sé que mi cara es lo primero que espera ver a la mañana y lo último en lo que piensa antes de dormir. La he visto ir por mí a lugares que creí solo míos, relacionarse con gente que no debería, esperarme por noches enteras con la única compañía de un termo de café y un atado de cigarrillos. Me ha confundido con algún pobre infeliz, en más de una ocasión, y me he sentido celoso. ¿No dijo alguna vez que podía contar hasta el último lunar de mi cuerpo con los ojos cerrados? Una afirmación un poco extrema, diría yo. Igual, no me arriesgo a ponerla a prueba. Podría acertar.

No la merezco. Podría tener objetivos mucho mejores. Por momentos, me da pena.

Luego la veo en televisión, subiendo la recompensa por mi captura. Recuerdo que estoy escondido por su culpa en un motel lleno de cucarachas. Entonces, la admiración y la lástima se esfuman y vuelvo a odiarla.



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En el texto hay: traicion, amor, crimen y locura

Editado: 14.10.2022

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