Estoy más que jodida pero me dejaré llevar por mi adrenalina y ganas de vivir como quiera.
—¡No! Claro que no, estará confundido no lo ve que ella es completamente perfecta y feliz—trato de sonreír Beatriz.
—Verdad hijos míos que su hermana es perfecta—Beatriz miro a Luisana y Lucas.
—Mm si, mi hermana es la más perfecta y hermosa no se de lo que habla jaja—trataba de reír Luisiana pero yo estaba en completo silencio solo escuchando sus desesperadas actuaciones.
—Mi hermana es la mejor no sabemos de lo que habla—decía sin parar Lucas tan nervioso como todos.
—¡Es verdad no soy perfecta, soy diferente, tengo un talento y estoy orgullosa de eso!—grite con todas mis fuerzas haciendo que mi "familia" se quede en un silencio, asombrados por mi confesión.
—Tome sus cosas y acompañarme—trato de reprimir una sonrisa aquel trabajador social pero la pregunta es ¿Porque quiere sonreír?
A la mierda la farsa de ser perfecta, seré quien yo quiera me dije para mi misma en mi mente.
Subi a mi habitación y tomé mis cosas, llevaría lo que yo quiera, tome un bolso grande y guardé ropa que me gustaría utilizar, mis amados libros, fotos con el pequeño Leo.
Leo.
Lo extrañaré demasiado pero no puedo llevarme lo ni si quiera se si moriré pero moriré feliz de haber salido que este horroroso lugar donde viví mis 17 años, donde lloré, donde sufrí, donde rogué, ya no más, ahora haré lo posible para ser feliz y solo pensar en mi, al carajo si muero.
Me puse ropa cómoda para caminar y ya teniendo lo necesario antes de irme fui a la habitación de Leo y el estaba ahí jugando con sus carritos de juguete.
—¡Fia!—exclamó el bebe emocionado.
—¿Sabes? Fia se debe ir así que portante bien, cuida de ti y cuando seas grande vete de esta casa—mi voz era un hilo, estaba temblorosa y con una lágrima a punto de salir.
—Te amo tanto peque pero no llevarte conmigo—eso se me escuchó como si susurraba, y en verdad lo hice era como mi pequeño secreto.
—Fia ti amu—esas pequeñas palabras hicieron que saliera una y otra gotas de mis ojos.
E hice lo siguiente, talvez me arrepentiría pero sabía que el pequeño cuando creciera iría a la escuela Happy Kids, programe secretamente un correo para que se enviara cuando el pequeño cumpla 6 años.
Y se lo darán y sabrá mi partida, me rompe el corazón dejarlo aquí pero no se a donde voy ni lo que me espera, no puedo joder su vida solo porque no pude despedirme de él, aunque es duro no lo olvidaré jamás, su sonrisas y como me decía.
—Adiós Leo—camine muy despacio pero antes de salir de la habitación el pequeño trato de abrazarme y lo tome en mis brazos y hice la última pirueta con el en mis brazos, esta sensación era bonita, diferente pero destructiva.
¿Esto es lo que se siente querer tanto a alguien pero dejarlo? ¿Tan destructivo es?
Lo miré por última vez y baje las escaleras muy despacio pero decidida también, llegué hasta el salón donde Bearriz y sus hijos estaban desesperados, ellos querían que me arrepentirá y eso pero no, me iré de aquí si o si, no aguanto su cobardía y prejuicios.
—Estoy aquí—alce un poco mi voz solo para parecer más que decidida.
—Nos iremos ahora mismo—tomo parte de mi muñeca y me el trabajador social me jalo hasta la puerta.
—Tranquilos no tendrán ningún cargo después de todo el error fue de nosotros—hablo el trabajador social y prosiguió de una manera audaz—Y el niño Leo no lo haga sufrir o me lo llevaré y hablo encerio.
Beatriz palidecio junto con Lucas y Luisana, se que ellos cuidaran de Leo porque en verdad si lo aman pero eso no me hace fiarme de ellos espero que Leo este bien y espero volver por el.
—Señorita Sofía Sallow acompañeme—dijo el trabajador social educadamente.
Tome mis cosas y salí de esa casa, talvez sea ma ultima vez que la vea pero sigue igual de terrorífica para mi cuando apenas tenía 7 años.
Camine por las calles junto con mi bolso grande y el trabajador social.
—Tu también tienes un talento ¿me equivoco?—el se sobresaltó con una cara de completa sorpresa.
—¿Quien lo dice?—menciono ya recuperándose.
—Alguien con diferencias e imperfecciones—aseguré mirándolo.
—¿Que ganas con saberlo?—pregunto curioso.
—Tranquilidad—respondí en un pequeño susurro.
—Pues tranquilizate—me miro y sonrió.
—Entonces...¿en verdad eres diferente?—pregunte ahora curiosidad yo, si el es diferente talvez me entienda y no me sienta tan sola.
—Sip y tampoco soy trabajador social—comentó y frene en el lugar donde iba caminando, ¿Si no es un trabajador social, quien demonios es?
—Te sorprendiste también eh—río un poco por mi inesperada reacción.
—No me lo esperaba—solo pude decir eso porque había herido mi orgullo.
—Julio ¿tampoco es tu nombre, verdad?—pregunté más que curiosa sino muy interesada en esto.
—Nathan—dijo en un susurro.
—¿Nathan es tu nombre?—pregunté.
—Si—respondió un poco incómodo.
—Y bueno Nathan dime ¿Por qué demonios fuiste a mi casa y hiciste todo ese teatro?—teatro pregunté u poco sobresaltada.
—Calamate, primero fui porque te estuve observando—dijo y lo miré con una cara de horror.
—No de esa forma tonta—me golpeó suavemente la cabeza.
—¿Entonces para...?—pregunte e hice una mueca.
—Para unir fuerzas—lo dijo tan suave que en verdad no quería que nadie escuchara aún así no haya nadie cerca.
—¿Para?—pregunte seriamente.
—Te lo diré luego—y continúo caminado como si nada.
—¿Porque luego?—pregunte.
—Porque aquí podrían escucharnos—miro a todas partes incluso hasta reviso un poco.
—El estado vigila muy arduamente a las personas—comentó y siguió revisando.
Me quedé callada y solo siguiéndole el paso, este estaba como loco buscando alguna cosa que pudiera delatarnos.
—¡Aja!—grito fuerte que me asuste solo un poco por su inesperado grito.
—¿Paso algo de lo que debería enterarme?—pregunte un poco molesta.
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Editado: 05.12.2020