Difícil de matar

Capítulo 3

RHETT

 

Hemos salido peor de lo que hemos entrado. Encima hay que añadir la mierda que ha soltado el muy cobarde para salvar su flácido y patético culo. 

¿Brooklyn viva? 

Solo faltaría eso. El maldito festival de cabezas rodantes que montaría la muy perra. Esa mujer si es que se la puede llamar así, era el jodido diablo en persona, siempre soltando gilipolleces con esa maldita lengua venenosa. 

Valía más muerta que viva.

Restando la improbable situación de que la descendiente de Lucifer estuviera viva, como no, el capullo del Prez ha vuelto a encasquetarme al muerto. Siempre limpiando sus desastres, menos mal que le tengo demasiado aprecio como para hacerle lo mismo que lo que le hago a los cadáveres.

Mi hombro empieza a humedecerse poco a poco, llevo diez minutos con el jodido saco de mierda sobre mi espalda y la sangre aún no deja de drenar. 

Le ofrezco una mirada asesina a Deuce aunque el hombre está tan ocupado auto compadeciéndose de si mismo, que apenas nota otra cosa al su alrededor que no tenga que ver con Gravity jodida Hendrix.

— Cueste lo que cueste, traeré a mi pequeña de vuelta— sentencia Deuce con voz gélida. Se pasa con una combinación de furia y frustración, la mano por su pelo, donde son perceptibles pruebas de su vejez, canas esparcidas por su cuero cabelludo. El cansancio en sus ojos. 

Está hecho un desastre y la culpable de su autodestrucción es la malnacida de su hija, y es que al igual que su madre acabará con él. 

Antes de que eso suceda debo impedirlo a toda costa. 

Respecto a Deuce, lo he hecho la mayor parte de mi adolescencia, de mi vida. Pero jamás entenderé la necesidad de un hombre de amar a una mujer. No entendía la importancia enfermiza que tenía por Brooklyn y a día de hoy sigo sin entenderlo. Presencié el afecto que le tenía convertirse en amor, y las consecuencias que trajo; la primera de ellas fue la traición. La perra pudo querer a Deuce, pero la lealtad que le procesaba a Victor era más grande que cualquier otro tipo de amor. Incluso más que el amor maternal hacia su propia hija.

Sin embargo Deuce es diferente, no se puede negar lo evidente, es un desgraciado que poco le importa la cantidad de cadáveres con las que carga. No lo disfruta como lo hago yo, pero su consciencia o su doble moral, como queráis llamarlo no está martirizándole por ello. Es leal al club sin olvidar jamás, la única persona que le recuerda que aún conserva su humanidad por pequeña que sea. Y esa es Gravity. Porque por mucha lealtad que Deuce tenga al club yestá pierde enfrente del amor por su hija. 

Y eso lo hace débil. Nos hace al club vulnerables. Una parte de mi, la que vela por la prosperidad de los Sons of Sin agradece que haya desaparecido y no me entristecería por su muerte tampoco . No diré que me pondría a celebrar o a bailar sobre su tumba, pero así de simple que viva o muera, al final del día no importa. Después de todo es  solo una pieza más en el tablero.

— Deberías ir a descansar— aconseja Clay. 

Verlo ahora mismo es equivalente a ver una mierda andando. 

— Aún nos quedan unos locales más— y ahí está él, actuando como un imbécil haciendo oídos sordos sin tener en cuenta su salud. 

Por esa misma razón Gravity tiene que desaparecer. 

Sigo caminando detrás de ellos, y me parece una eternidad. Cuando creo que ya he llegado al maldito final del túnel, los chicos van y se paran justo delante de la maldita camioneta. 

Maldigo, mientras vuelvo a colocar el asqueroso cuerpo de Johnny en mi hombro. Voy a tener que limpiarme con aguarrás para sacarme el hedor de encima. 

Lanzo dagas a los chicos con mis ojos, pero los muy capullos están demasiado ocupados viendo quién tiene la polla más grande como para prestarme atención. 

— ¿En esta condición a quién demonios crees que vas a ayudar? — miro hacia mi hermano, realmente quiero partirle la boca.

Paciencia, Rhett. Paciencia. Lo has soportado treinta y seis años de tu vida, soportarlo tres minutos más es pan comido.  

— Lance tiene razón, Prez— añade Tips. Inspiro y exhalo. Aquí ellos hablando con plena tranquilidad mientras a mi se me disloca el maldito hombro con el puto godaco—. No te vendría mal tomarte unas horas para dormir, reflexionar o follar. Descargarte un poco. 

¿Enserio? 

— ¡Hola chicos!— saludo con ironía— Si no queréis que os meta una patada por el jodido ano hasta dejaros el agujero más grande que el coño de vuestras zorras. Hacedme el favor de abrirme la puerta.

Giran las cabezas hacia mi casi a la vez, a lo niña del exorcista, –parece que se hayan fijado en este mismo instante de mi presencia– lo único que hubiera faltado es que se dieran de hostias con sus cabezas. Al menos con ese espectáculo habría merecido la pena aguantar al muerto sobre mi, de pie como si fuera un poste. 

Deuce niega sin dejar de mirarme. Después alza la cabeza en dirección a Rowny, quien abre la santa puerta. Elevo las esquinas de mis labios antes de lanzar el cuerpo dentro. El crujido que se oye es todo lo que necesita Rowny para correr la puerta de vuelta.



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Editado: 14.04.2018

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