Natalia estaba segura de que había sido muy clara al pedirle a Pablo que pasara por ella en punto de las seis de la tarde, pero Pablo se estaba demorando demasiado y ella temía llegar tarde a su compromiso. A Natalia no le agradaba quedar mal de esa forma.
-¿Y así quiere que le haga caso?- Protestó plantando la suela de su zapatilla en el piso y cruzando los brazos encima de su pecho.
Luego suspiró y chistó el diente. Intentó relajarse y pensó en lo que recién se había cuestionado:
-De todas formas, no creo que lo que Pablo ande buscando sea la atención de una mujer. Con todo lo que se dice de él, creo que es solo un cuento eso de que siente algo por mí. En fin, ¿quien soy yo para juzgarlo?-. Sonrió un tanto conmovida. Apreciaba de verdad a ese muchacho y le deseaba lo mejor.
-Y quizás lo mejor para él no esté en una chica, sino en un…
En eso, el sonido del claxon de un vehículo la sacó de sus cavilaciones.
-Al fin llega.
Vio el mustang deportivo y volvió a chistar de nuevo el diente e hizo un movimiento negativo de cabeza con exageración para que fuera visto por Pablo que ya estacionaba el auto frente a ella.
Le había dicho que entregara ese auto, que no era suyo, que evitara meterse en problemas, que además ese coche era muy vistoso para andar montado en él por toda la colonia.
Pablo destrabó el seguro de la puerta para permitir que ella lo abordara.
-Preferiría verte llegar en tu dodge seminueva.
-Hay que disfrutar esta belleza mientras se pueda.
-No estoy de acuerdo. Es demasiado ostentoso. Debiste dejarlo aparcado e intacto para cuando su dueña llegue. Peligro le metas un rasguño y para que te cuento.
-Eso no va a pasar. Además este auto, para ella, es solo un juguetito.
-Vaya, es rica la niña-. Natalia torció los labios. -En fin, vámonos, que se me hace tarde.
-Perdóname por la demora pero tuve un inconveniente.
-Si, vi que en cuanto me dejaste a mi, te fuiste con ese bueno para nada de Diego. ¿A dónde fueron?
-¿No te cae bien él?
-Esa no es la respuesta, Pablo. Pero te responderé-. Natalia bajó el espejo de vanidad y observó detalles de su maquillaje. -No me cae mal, pero no se me hace de fiar. Íbamos en el mismo grupo de la secundaria.
-Bueno, pero eso fue hace años.
-Lo conozco y es un pillo de barba larga. Especialmente con las chicas.
-bueno, eso sí.
-¿Y a donde fueron?-. Volvió la chica a arremeter.
El silencio en labios de Pablo y su rostro lleno de misterio comunicaron a Natalia que algo extraño se traía este con Diego.
-¿De manera que no me contarás que hiciste con ese trotamundos?
-No sé si contártelo, es algo delicado. Y quizás no quieras enterarte.
-Con toda seguridad que no es nada bueno-. Dijo Natalia suspirando. -Pero me está ganando la curiosidad.
-¿Prometes que no le dirás a nadie lo que te contaré? ¿Y que no me vas a dar un sermón?
Natalia alzó la mano derecha a la altura de su hombro y la palma de su mano izquierda la posó en la parte donde va el corazón.
-Te lo prometo.
-De acuerdo. Ya es una promesa.
Pablo jaló aire y un segundo después lo exhaló para enseguida comenzar a hablar.
-Tu vecino, el maestro, ha desaparecido.
Natalia giró el rostro noventa grados exactos para mirar sorprendida y confusa a Pablo.
-¿Desaparecido?
-Si. Desaparecido. Tal vez esté muerto.
Natalia volvió a girar el rostro en los mismos grados, pero ahora puso una expresión de terror.
-¿Qué estás diciendo?
-Lo asesinaron.
Natalia ya no pudo regresar la cabeza al frente.
-¿Estás bromeando?
-Te juro que no.
-Estás hablando de algo muy serio. ¿Qué tienes que ver en todo eso? ¡Pablo, por favor no te involucres en líos!
-Tranquila. Solo ayudé a Diego a averiguar qué había pasado con su amigo Alberto. Es todo.
-¡Dios santo! ¡Qué horrible! Dice mi mamá que era un buen hombre. ¡Que se iba a casar!
-Pues… creo que no llegará al altar.
-Cuéntame todo.
-Descubrimos que está muerto. Que lo mataron porque…
-¿Por qué? ¡Habla! ¡No hagas pausas! Deja el suspenso.
-Se metió con una mujer casada. Ella también probablemente esté muerta. Al menos hasta este momento desaparecida.
Natalia dejó caer de golpe toda la espalda en el asiento.
-Dios mio-. Expresó atribulada. -Que horrible es que las personas se maten por líos de faldas.
-Aún no has escuchado la peor parte.