Capitulo 2

Él no había cambiado ni un centímetro.

No, mentira. Sí lo había hecho.

Se veía más alto, más musculoso, más fuerte. Se veía más él.

Más Aiden.

Físicamente al menos, porque si de personalidades hablamos, para mí, era un persona completamente distinta.

No me había mirado con alegría, sus ojos verdes no tenían la misma adoración que tan notable había sido años atrás. Su sonrisa ya no era cálida y su voz ya no era amable.

Al menos no conmigo. Ya no.

Él no se había alegrado de verme como yo me había alegrado de verlo.

¿Y que había esperado yo? Tres años habían pasado. Tres años sin hablar con él.

Éramos desconocidos ahora, y los tres meses que habíamos estado juntos eran tan lejanos como un sueño fugaz.

Además, había estado preparada para verlo otra vez. Sabía que las posibilidades de encontrármelo en la panadería del señor Mackenzie eran altas pero él no. Yo no le había avisado de mi regreso y sinceramente tampoco sabía si a él le hubiese importado, ¿Que se suponía que tenía que decirle?

Hey Aiden, ¿Que ha sido de tu vida en los últimos tres años? Te escribía, después de tanto tiempo, para decirte que volveré a Escocia. ¿Quieres quedar para un café?

De solo pensarlo la idea parecía incluso más ridícula. El no había buscado manera de hablar conmigo y yo tampoco lo había hecho. Al final, él había sido quién dejó de responderme los mensajes.

Al principio, hablar con él, escuchar su voz y no tenerlo cerca dolía como el mismísimo infierno así que por mi salud mental y por la de él, habíamos dejado de hablar. Y supongo que él lo sentía igual porque nunca me respondió, nunca me escribió y con el pasar del tiempo, Aiden se volvió uno de los recuerdos más hermosos que tuve, tanto, que parecía irreal.

Pero hace unos minutos la realidad había chocado contra mí con una fuerza de cien toneladas. Porque Aiden era real.

Porque lo había tenido al frente de mí, lo había escuchado, lo había visto y lo había respirado. Y su olor seguía siendo tan embriagador como la primera vez. Y su voz, seguía teniendo ese jodido acento que me freía las neuronas.

Cerré mis ojos, intentando estabilizar mis emociones porque nunca hubiese imaginado que después de tanto tiempo, todos estos sentimientos bulleran en mí como si tres putos años no hubiesen pasado.

Porque pensé que lo había olvidado, pensé que lo había dejado atrás. Pensé que Aiden era pasado.

Un pasado que me gustaba stalkear porque a pesar de no haber hablado con él, gracias a las redes sociales supe mucho de lo que él había estado haciendo en los últimos años.

Aiden era ahora, una especie de hombre famoso. El primer año después de que yo me fui, él había vuelto a tocar con Devon, había hecho una gira por toda Europa e incluso había tocado en festivales musicales tan importantes como Tomorrowland. Varias de sus mezclas habían roto algunos records en venta y audiencia.

Solo hacía falta googlear su nombre y miles de noticias y fotos salían sobre él. Tenía millones de seguidores en Instagram y su cuenta era verificada. Después de un tiempo, cuando me di cuenta que me estaba volviendo una loca obsesiva buscando su nombre y viendo todos los vídeos en los que aparecía, dejé de buscarlo.

Porque si él seguía apareciendo, yo no podría seguir adelante.

Entré a la casa de Nancy y caminé hasta la cocina para servirme un vaso de agua. Había vuelto a Escocia hace unas semanas, me había graduado de la Universidad, había arreglado mis papeles y había decido que era hora de emprender mi camino y Nancy me esperaba con las manos abiertas.

Mi madre y Alicia también se vendrían a vivir a Escocia, la situación económica y social en nuestro país no daba para más y era necesario buscar un futuro mejor. Adonde sea que ellas irían yo estaría con ellas pero por ahora, teníamos que durar otro corto tiempo separadas mientras Alicia terminaba su año escolar.

Yo me había adelantado para ingresar mis papeles en la universidad y hacer un Postgrado. Además, tenía que empezar a buscar una vivienda para mí y para mi mama y mi hermana cuando se viniesen porque no podía seguir abusando de la hospitalidad de Nancy y menos ahora que estaba casada.

Nancy y Bodric se habían casado hace un año, en una ceremonia encantadora que solo pude ver por fotos. No había podido asistir porque estaba en medio del papeleo y los trámites para presentar mi trabajo de grado en la universidad. Gracias a Dios, Nancy lo entendió, de otra forma, yo estaría en este momento, durmiendo bajo de un puente muriendo por el frío de la noche Escocesa.

Pero lo había hecho. Me había graduado, me había mudado, mi familia se vendría pronto a vivir conmigo, empezaría mi Postgrado en una de las mejores universidades de Europa y solo me faltaba encontrar un empleo.

Paso a paso, poco a poco, iba cumpliendo mis metas.

—¿Me trajiste un Croissant? —Nancy entró en la cocina todavía con su pijama.

Mi querida tía estaba en estado, tenía cinco meses de embarazo pero, debido a su edad, Nancy tenía un embarazo de riesgo, el médico le mandó reposo. Así que Bodric se iba a trabajar a la Editorial todos los días y Nancy, como era Editora podía seguir haciendo parte de su trabajo, en menor medida, desde la casa, parecía como si yo hubiese llegado en el momento perfecto porque podía ayudar con muchos de los quehaceres de la casa y lo hacía con muchísimo gusto porque la espera de un primo me traía bailando en una pata

—Si. De chocolate como te gusta. —le tendí la bolsa y sus ojos se iluminaron

—Eres la mejor.

—Siempre —reí.—Me voy a bañar, tengo que ir a la universidad a entregar unos papeles

Nancy asintió sin prestarme atención al comer su delicioso Croissant

—¿Estarás bien sola? —pregunté.

—Si niña, sí. Estoy embarazada no paralítica

Suspiré y rodé los ojos. El embarazado la había vuelto mas terca y estaba segura de que Bodric le agradecía a los siete reinos de que yo estuviera aquí para dividir la carga de la bipolaridad de Nancy.