Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 29: La Intrusa

No entres en pánico Fabiola, no entres en pánico. Mantén la calma. Quería mantener la calma pero para eso necesitaba la respuesta a las cuatro preguntas que han estado atormentando mi cabeza desde hace dos minutos, cuando me desperté.

1. ¿Dónde diablos estaba?

2. ¿Por qué motivo, razón o circunstancia mi cabeza dolía tanto?

3. ¿Por qué los recuerdos de la noche anterior parecían haber desaparecido de mi mente?

4. ¿Cómo es que estoy durmiendo con Aiden Strachan en la misma cama?

Maldita sea, mi cabeza era un completo lío y mientras más me presionaba para recordar algo de las últimas horas, más me dolía. Lo último que recordaba era haberme dejado convencer por Aiden para jugar beer pong a whisky, después de ahí. Nada, cero.

Realmente había bebido más de la cuenta. Nunca jamás en mi vida volvería a tomar whisky. Jamás.

Mi cuerpo se tensó cuando el cuerpo de Aiden se pegó más al mío colocando una de sus piernas encima de las mías. Su respiración en mi cuello erizaba cada uno de los vellos en mi cuerpo creando pequeñas mariposas en mi estómago. Esto estaba tan mal pero se sentía tan bien.

Demonios

Intenté moverme para apartarme de él pero su cuerpo pesaba demasiado y no quería ser muy brusca por miedo a despertarlo. Eso solo haría que la situación se volviera más incómoda. Exhalé frustrada y volví a poner mi mano en su pecho para alejarlo

― ¿Qué haces? ―susurró todavía adormilado. Me mordí el labio, su voz soñolienta sonaba incluso más sexy

― Me estas aplastando.

Él sonrió de lado y abrió sus ojos. ¿Había dicho que el verde de sus ojos se veía más claro? Dios, se veía tan adorable que me dieron ganas de besarlo. Aparté la vista con miedo a que pudiera leer mis pensamientos. ¿En qué estaba pensando?

Aiden pasó uno de sus brazos al otro lado de mi cuerpo colocándose encima de mí, apoyándose en sus codos.

― Buenos días amor. ― ¿amor?

Su cara bajó a la mía como si fuera a darme un beso. Mierda. Volví mi cara a un lado justo a tiempo para que su boca tocara mi mejilla y no mis labios. ¿Aiden estuvo a punto de darme un beso? ¿Yo seguía dormida? Esto tenía que ser un sueño. El whisky estaba haciéndole una mala jugada a mi cerebro... pero esto se sentía demasiado real para ser solo un sueño. Aiden encima de mí y todo lo que eso estaba provocándole a mi cuerpo se sentía demasiado real.

― ¿Estas bien? ―preguntó depositando un beso en mi cuello. Aclare mi garganta. Algo estaba mal aquí

― Necesito... necesito ir al baño ―sus ojos recorrieron mi cara con un poco de sospecha pero sacudió su cabeza y sonrió ampliamente, levantándose de la cama

― Esta bien, iré a hacer algo de comer. ―asentí y él bajó las escaleras.

Exhalé con alivio cuando desapareció de mi vista. ¿Qué había sido todo eso? Dios, mi cabeza se sentía incluso más confundida que unos minutos atrás. Aiden me había llamado amor, él nunca me había dicho de esa manera, no entendía por qué de pronto lo hacía y dejando eso de lado ¿él de verdad había estado a punto de besarme? El problema era... ¿por qué la idea de él besándome no me disgustaba, sino todo lo contrario? Mi cuerpo había reaccionado a su tacto como si él besándome fuese algo normal, como si estuviera acostumbrado. Mi cerebro fue el que me permitió voltear mi cara y mi piel todavía ardía ahí donde sus labios habían tocado.

¿Qué rayos había sucedido anoche?

Me froté la frente con mis dedos. Necesitaba recordar. Me levanté de la cama examinando lo que me rodeaba, nunca había estado aquí pero esto debía ser la habitación de Aiden. Una foto de Rupert y él de niños junto con sus padres estaba en la mesita de noche. Aiden de niño lucia tan hermoso y tierno. Sonreí y la voz de Aiden diciéndome que extrañaba a su padre llenó mi cabeza. ¿Aiden me había hablado de sus padres anoche?

Recuerda, Fabiola, recuerda.

No, él había dicho que hoy me hablaría de sus padres. Sí. Yo había estado acostada en el sofá y le había dicho que su mamá era hermosa... Bien, eso era un paso al menos.

Caminé hasta el baño y me vi en el espejo, notando lo que llevaba puesto, no recordaba haberme cambiado de ropa, Jesús, realmente esperaba haberlo hecho sola. ¿Esta ropa era de Aiden? Esperaba que lo fuera porque me gustaba la camisa y no tenía intenciones de regresársela. Aviste la ropa que había llevado anoche en una esquina del mostrador y agarré el short para ponérmelo. Estaba algo húmedo. ¿Por qué mi ropa estaba húmeda?

Mierda

Me había metido en la piscina, me había metido en ella con una rubia cuyo rostro y nombre no podía recordar. ¿Acaso me había vuelto loca? Era un milagro que no tuviera gripe en este momento. ¿Cómo Aiden había dejado que me metiera ahí?... Claro, Aiden también se había metido.



#12 en Joven Adulto
#570 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.