Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 32: Lazos Rotos

 ― ¡¿Estás loco?! ―grité empujando con fuerza a Aiden― eres un demente. 

Jackson seguía en el piso frotándose con una mano el golpe que había recibido, empecé a caminar hacia él para ayudarlo pero una mano me sujetó con fuerza del brazo, jalándome lejos

― Tú te vienes conmigo

Luché contra su agarre intentando zafarme. La gente a nuestro alrededor nos miraba con miedo y sorpresa sin entender que acababa de pasar, ninguno hizo movimiento alguno para intentar ayudarme y tampoco los culpe. Aiden se veía bastante amenazador en este instante. Su expresión no prometía nada agradable si te metías en su camino

¿Cómo era que una persona tan amable podía lucir tan peligrosa?

― Suéltame. No iré a ningún lado contigo ―¿dónde se había metido Ethan?

Clave mis uñas en su mano para que me soltara pero que apretara su mandíbula fue la única reacción que tuve de él.

Lo odiaba, lo odiaba tanto ahora mismo

― Eres un animal. ―él siguió ignorándome y me sacó del pub. Ethan estaba afuera parado al lado de la camioneta de Aiden

Aiden me soltó por fin y corrí hacia Ethan, quedándome a su lado

― ¿Dónde estabas? ―lo acusé― este animal montó toda una escena allá adentro

Ethan miró de Aiden a mí y se mordió el labio

― Eso pudo haber sido mi culpa

Lo miré sin entender ― ¿Qué?

― Agradece que tu amigo tenga cinco dedos de frente y me avisara lo que estabas haciendo ―gruñó Aiden

Miré a Ethan ― ¿Tú le dijiste que viniera? ¿Estás loco?

Ethan alzó las manos en señal de defensa

―Tú habías desaparecido ¿está bien? Cuando regresé no estabas en la barra y después este... ―miró a Aiden y tragó saliva― él llamó a tu celular y contesté y cuando preguntó por ti... ¡Entre en pánico! ―se excusó al ver mi mirada― no me dijiste que él podía sonar tan amenazador. Además ―susurró para mí― ¿cómo puedes negarle algo a ese acento? ¿Has escuchado su voz?

Negué con la cabeza frustrada

― No hubieses contestado el teléfono

Ignoré la parte de mí que se estaba muriendo por saber para qué Aiden había estado llamándome a esta hora de la noche.

― Tenía curiosidad, soy débil ―se encogió de hombros

Hice una nota mental para dejar de darle mi teléfono a los demás para que me lo guardaran

― Tampoco tenías que decirle donde estábamos ―estaba a punto de perder el control.

― Él me obligó

― Hiciste bien al decirme donde estaban ―intervino Aiden escuchando nuestra conversación

― No le hables a Ethan

Su ceño se frunció ― No puedes decirme a quién puedo hablarle o no

Iba a desmayarme por su descaro

― ¿Yo no puedo decirte a quién hablarle y a quién no? ―me acerqué a él― Yo no puedo decirte a quien hablarle y a quien no pero tú te crees con el derecho de venir aquí y golpear a mi amigo ―lo empujé con las palmas de mis manos, él había desatado a la fiera― ¿Quién te crees que eres? ¿Ah?―lo volví a empujar― ¿Quién te crees que eres para venir hasta acá y sacarme a la fuerza de ahí? ―lo empujé más fuerte, provocándolo pero él solo dejó que le gritara y lo empujara. Me enfurecí más. ― No tenías ningún derecho, escúchame bien Aiden Strachan, no tenías ningún derecho de engatusar a mí amigo para que te dijera dónde estábamos ―señalé a Ethan― no tenías ningún derecho de venir hasta acá y golpear a Jackson como si fueras una especie de hombre de las cavernas, y demonios que no tenías ningún derecho de sacarme de ahí como si fuera tu marioneta ¿Lo entiendes? ―él desvió su mirada, su mandíbula se había vuelto una línea firme y dura. ― No eres nadie para hacer eso, no eres mi papá, no eres mi hermano, no eres mi novio y después de lo de hoy, tampoco eres mi amigo.

Aiden me miró por fin como si le hubiese clavado diez puñaladas en el estómago pero estaba demasiado furiosa para que me importara en este momento

― Fabiola, creo que deberías calmarte ―dijo Ethan en voz baja, asustado con la tensión que nos rodeaba

Me giré bruscamente hacia él

― ¿Yo tengo que calmarme? ¿Qué pasa con él? ―grité― Él nos arruinó la noche, él arruinó todo ―miré hacia Aiden de nuevo pero no dijo nada, solo se quedó parado en el mismo lugar observándome. ― ¿No piensas decir nada? ¿No piensas disculparte?

― No voy a disculparme por haber golpeado a ese idiota, se lo merecía.

Apreté mi mandíbula. 

― Vámonos ―tomé la mano de Ethan y lo hale en busca de un taxi para irme a casa

― ¿A dónde vas? ― dijo Aiden y se colocó adelante de mí impidiéndome el camino

― Quítate del frente



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En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

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