Kouro Koukamy nació durante un eclipse solar y aquel fue únicamente el último de una cadena de señales y presagios que anunciaron su llegada, la lluvia de estrellas fue la primera.
Al transcurrir los días cosas raras comenzaron a ocurrir alrededor de Hikari, las puertas se abrían y cerraban a su paso, los objetos levitaban, todo en la casa se movía, incluso Tadashi tuvo que alejarse de ella pues una noche despertaron en medio de una enredadera hirsuta que se había metido por la ventana atraída por su poder, Shizen tuvo entonces que encargarse.
-¿Estará bien?-noto que le brillaban los ojos-¿Tú estás bien?
-Me siento de cinco siglos otra vez-declaro sonriente-nunca vi algo así, la fuerza vital de esa criatura enloquece a la magia.
-Por eso no puedo controlar mis poderes cerca de Hikari.
-Te recomiendo poner distancia, yo la cuidare.
-¿No te afectara?
-Me rejuvenece, si, pero tengo pleno control sobre mí.
Con el paso de los meses las cosas se fueron poniendo más y más extrañas, Hikari estaba extremadamente sensible y sus emociones influían en el mundo exterior de maneras inesperadas, su pena cubría las plantaciones de niebla, su enojo hizo saltar en llamas un ropero, su pánico trajo tormentas aciagas y un día que de ramalazo amaneció feliz el rio se volvió temporalmente efervescente y lleno el aire con burbujas doradas.
Todo eso sería cambiado por una magnifica sensación que se manifestó en una lluvia de pétalos blancos, los arboles florearon de golpe y los animales entraron en celo antes, como infectados por un germen de amor, ni siquiera Tadashi se dio cuenta de por dónde iba la cosa hasta que a Adroz le dio…y bien duro, por cierto.
-¿Perfume?-acababa de decirle a él y a Sheng que pensaba darle los pétalos como pienso al ganado pero ella tenía otras ideas.
-Se aplastan para extraer su esencia-explico-podríamos sacar litros de aquí y venderlos a buen precio.
-No lo sé-tomo un pétalo y lo examino-ignoro de qué tipo de flor son, cayeron del cielo, podrían tener efectos peligrosos en las personas.
-¿Qué de peligroso puede tener algo de perfume?-pregunto Adroz, machaco un pétalo en el dorso de su mano y olfateo-Mmh…demasiado dulzón, al menos para mí…Sheng…
-¿Si?
-Oye-de pronto tenía los ojos vidriosos-¿Te sientes bien?
-Sheng-no le hizo caso a Tadashi, se enfoco completamente en ella-eres…eres tan hermosa…
-¡Adroz!-exclamo escandalizada.
-¡Déjame hablar o estallara en mi pecho!-le tomo las manos, la Oni estaba totalmente rígida pero lo que escucho le desarmo-te amo, Lady Sheng, te he amado desde la primera vez que te vi, amo a la delicada joven a la que salve aquel día y amo a la mujer poderosa en que se convirtió.
-Adroz… ¿Por qué nunca me lo dijiste?
-No me atrevía, somos de diferentes especies y mi orgullo era tan grande que…pero eso no importa más, cásate conmigo, Sheng, te quiero siempre a mi lado.
-¿Casarnos?, si… ¡Claro que sí!-lo levanto en brazos y lo abrazo, riendo de alegría.
Y se casaron un par de meses después, tiempo suficiente para que a Adroz se le pasara el efecto de las flores y se pudiera confirmar que no había sufrido de locura momentánea, aquella fragancia simplemente le había dado el valor de expresar lo que sentía; la unión de ambos líderes formalizo el vinculo y alianza entre los Oni y los Yoko.
En cuanto a los pétalos, que recogidos y juntaron llenaron un granero entero, se decidió finalmente hacerlos en perfume, se mesclo con agua para reducir sus efectos y de las doscientas garrafas que salieron ciento noventa y nueve se distribuyeron y vendieron como más de mil frasquitos de perfume, el negocio salió tan bien que pocos días antes de que su bebe naciera, Tadashi ordeno la construcción de una planta para hacer perfume, un curioso agregado a la empresa familiar.
La última semana fue la más caótica, todas las noches el cielo se cubría de luces de colores danzantes y un día, a media mañana, todo se oscureció, durante más de quince minutos contemplaron sobrecogidos un cielo de media noche cubierto de estrellas antes de que regresase el sol, Tadashi adivino lo que significaba y se apresuro a reunirse con Hikari.
Editado: 07.08.2018