17-Eterno Amor

Retrocedamos en el tiempo y trasladémonos a un terreno familiar, los predios de la familia Koukamy; Rina atravesó el patio de buena mañana, llenando sus pulmones con el fresco aire matinal, recibió a un mensajero y apenas le dijo donde podía descansar antes de reconocer al letra en el sobre y volver en carrera a la casa.

-¡Hakai!-grito alegremente-¡Hermano, señora Hikari!, ¡Carta de Kouro!

-Querida-su madre le intercepto en el pasillo-baja la voz, Tadashi no se siente bien.

-¿De nuevo?, bueno, esto le animara-le dio la carta.

-Mi corazón, hace dos meses desde la última.

-Llévasela, yo voy a buscar a Hakai- dio tres pasos y se volteo-¿Preparo un té de hierbas?

-Sí, le ayudo la otra vez.

Rina sonrió y se fue, Shizen dio media vuelta y regreso al cuarto de su hijo abrazando la carta, pobre Tadashi, solo ella fue capaz de prever lo que la partida de Kouro le haría, así como la tierra se debilitaba en ausencia del padre, el padre se había debilitado en ausencia del hijo, su magia estaba minada y había mañanas como esa en que no podía ni levantarse de la cama, Hikari le acompañaba en el desayudo cuando llego.

-¿Cómo se encuentra?

-Mareado pero logre hacerlo comer.

-Hey, puedo hablar por mí mismo, no estoy tan mal.

.Pues aquí te trae tu madre algo que te hará sentir mejor-Hikari se adelanto para tomar la carta.

-Kouro, estaba tan angustiada por él.

-Léela, amor.

“Querida familia, mucho me temo que esta sea mi última carta pues he salido de los limites de Nagasaki, es curioso la forma en que la gente me mira, ahora sé cómo se sentía papá antes de amasar su fortuna.

Los negocios van de maravillas, he conocido lugares y personas interesantes, me siento muy feliz y no creo estar pronto a regresar, les mando mis mejores deseos.

Kouro.”

-No puede ser-resoplo Hikari-a este ritmo estará en China para fin de año.

-Al menos dice que es feliz, eso es lo importante.

-¿Papá, mamá?-Hakai entro en compañía de Rina.

-Te traje té de hierbas, hermano.

Ahora estaba toda la familia en el cuarto, Hikari releyó la nota y durante un rato la conversación derivo en Kouro, en todas las cartas que hasta entonces había enviado y en lo cada vez más lejana que era la perspectiva de volverlo a ver, pero Tadashi tenía razón, si estaba feliz y tranquilo debían alegrarse por él.

Con el tiempo Tadashi se repuso pero su poder no se recuperaría jamás, la misma fuerza que podía hacer crecer un árbol en menos de una hora apenas le servía ahora para mantener verdes las hierbas del jardín, no era que debiera temer por su economía, la industria había asegurado el capital familiar, pero ya no estaba para trabajar al mismo ritmo y el día en que por primera vez vio una flor marchitarse ante sus ojos lo acepto: se estaba volviendo viejo, así nada más.

-¿Hijo?-entro a la sala de mapas, un cuarto pequeño pero muy bien iluminado, Hakai examinaba un plano de su región.

-Me alegra verte, padre, me levante temprano para trabajar, los Oni quieren más tierra, necesitamos ampliar.

-¿Los Oni?-miro el mapa y de pronto tuvo una sensación de Dejavu.

-Ya conoces a esos truhanes-bromeo-les gusta tener mucho lugar en el cual no hacer nada y se han vuelto obstinados desde que formalizaron su alianza con los Yoko…- suspiro-¿Qué vamos a hacer con mi hermano?

No respondió porque justo entonces se dio cuenta de en donde estaba, o más bien en cuando, era el sueño que había tenido antes de que naciera Hakai, el repentino choque entre ilusión y realidad le desconcertó más de lo que hubiese esperado.

-¿Papá?-Hakai le miro preocupado-¿Te estás sintiendo enfermo otra vez?

-No, no, perdona, estoy algo distraído, ¿Qué dijiste de tu hermano?

-Pregunte qué haremos con él, mamá tiene razón, esta cada día más lejos, ¿Y si no regresa jamás?