Sophia vio a Sebastián aparcar su hermoso Lamborghini frente a la casa de sus padres. Con su perfecto traje gris, entrecerró los ojos al ver como se encontraba afinando sus lentes
-¿No se supone que da mala suerte ver a la novia antes de la nupcia?
-Eso es el día de la boda -respondió Sebastián-. La noche anterior no cuenta. Añadio mientras caminaba hasta llegar a su espacio
-Me alegra saberlo -dijo ella sus pasos sonando sobre la gravilla del camino-
Sophia se percató de que su prometido seguía observando su boca
-¿Vas a ofrecerme una copa o me la sirve mi nuera? -dijo tan fuerte como pudo para que la mamá de Sophia escuchará su comentario
-Mejor te la sirvo yo, no quiero quedarme viuda antes de la boda. ¿Qué quieres tomar?
-Una copa de vino blanco
-Imagino que no habrá luna de miel, ¿verdad?
-Al contrario, he pensado que podríamos ir a Provenza.
Es una oportunidad perfecta para ver cómo siguen las propiedades. Hace unos años, mi abuelo contrató a un matrimonio para que lo atendiese y quiero ver si lo han hecho.
-¿Por qué no vas solo? -sugirió ella-. No necesitas que yo vaya contigo. Seguramente molestaré o diré algo inapropiado, ya me conoces.
-Sophia, vamos a casarnos mañana -le recordó Sebastián-. Sería extraño que me fuera solo a Provenza después de la boda, ¿no te parece?
Él dejó escapar un suspiro, se encogió de hombros mientras tomaba un sorbo de vino.
Era de tarde y el día de la boda había llegado, la figura que veía reflejada en el espejo era el sueño de toda su vida, llevar un lindo vestido, tener una fiesta afable y ver a los ojos y aceptar ser la esposa de Sebastián Méndez aunque de esta manera no lo hubiese deseado jamás.
-Por qué elegiste este vestido otro modelo se vería más elegante, este es muy simple.
Sophia se contuvo y suspiro .
-Tu más que nadie sabes es ambos no estamos dispuestos a esta boda- dijo tratando de convencerse a ella misma
-Estabas esperando este momento no me vengas a decir que no lo deseas-
-Estoy anhelando que termine la ceremonia.
-Es normal, le ocurre a todas las novias -dijo su madre parada dentras viendo su figura lista.
El sueño más grande de Sophia era tener una boda de ensueño con una iglesia llena de flores, damas de honor y niños llevando las arras. Con una linda carroza o una enorme limusina adornada de flores blancas. Había imaginado que su apuesto marido levantaría su velo y la miraría con los ojos llenos de amor...
Pero sus sueños y la realidad nunca habían tenido nada que ver. Esto era muy diferente.
-Vamos -dijo Sara la madre de Sophia-.
No voy con esta boda, no estoy de acuerdo con esto, arruinaras tu vida junto a ese hombre
Los ojos de Sophia vieron a Sebastián trajeado con el semblante serio, mientras su madre y ella se disponen a bajar las escaleras. Sebastián dió un rápido vistazo conociendo a Sophia tenía miedo de que apareciera con una exagerada minifalda y una blusa de tirantes o decostada, sus pupilas se ensancharon al ver el vestido que Sophia traía puesto, un ejemplar de tono blanco, con una abertura dejando mostrar sus largas y hermosas piernas, destilando elegancia y sencillez con el cabello envuelto en un simple y clásico recogido hacia atrás.
Se quedó anonadado al ver que su largo cuello no estaba adornado con alguna fina prenda empedrada, Sophia era parte de una de las familias reconocidas y prestigiosa de todo el país Sebastián imaginaba algo más extravagante.
-Cierra la boca deja de votar baba te hace ver más idiota de lo que eres -le dijo-. Pasando a su lado sin mirarle
- Por lo menos llevas algo decente, imaginé que te vería vestida como una tribolera-
Ella le miró mal y su madre frunció el ceño
-Vez la impresión que tienen los demás al verte vestida como lo sueles hacer- dijo Sara mirando la cara de Sophia
-Ahora que serás una mujer casada deberías de aprender a comportarte como tal-
Al llegar al establecimiento donde se llevaría a cabo la boda civil, la sala se encontraba totalmente desolada, una parte de Sophia se sintió triste y vacía, está no era la boda que había anhelado, no era la forma para llegar al altar, como testigos de encontraban sus padres, su madre sin ninguna expresión y su progenitor con mirada de compasión ya que él tenía claro que era su más grande sueño, lástima que jamás será completado.
-Puede besar a la novia -dijo el pastor.
Sophia miró mal a Sebastián y este rodó los ojos
Sebastián la tomo por la cintura para hablar en susurros
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Editado: 04.03.2023