M A R
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Seis años después...
Suspiro viendo las hermosas aguas de la isla de Oahu, unos brazos me rodean por la cintura y el mentón de Colín se apoya en mi hombro. El lugar donde nos casamos es la cuna del surf y ahora de la unión de nuestro amor. Nuestra luna de miel es en uno de los lugares mas bonitos de todo el mundo.
– ¿En que piensas señora Adams? – la voz de Colín me hace cosquillas y sonrió para girar mi rostro a verlo.
– Pienso en lo afortunado que somos señor Adams – beso su mejilla y vuelvo mi mirada al océano que esta tranquilo. La noche es algo calurosa y mis pies se mojan con el agua fría haciéndome soltar un pequeño jadeo de sorpresa.
Colín se ríe contra mi cuello para luego dejar un camino de besos por mi hombro. El vestido rojo que llevaba esta noche dejaba al descubierto mis hombros y gran parte de mi espalda. Los dedos suaves de mi esposo recorrieron mi espina dorsal haciéndome estremecer.
– Para, aquí no es momento para estas cosas – girándome por completo lo veo directo a los ojos, esos maravillosos ojos verdes que tanto amo.
– Mar tenemos veintres años que tanta vergüenza tienes nadie nos esta prestando atención – sus manos me tomaron de la cintura y acerco su rostro al mío. Besando sus labios carnosos me dejo llevar por el momento y salto rodeando mis piernas en su cadera. Sus manos se aferran a mis muslos y caminamos lejos de la playa. Nos separamos por la falta de aire y quiero bajar pero Colín me carga en pose nupcial. – Oh no escaparas de mi señora Adams – con voz suave me hablo al oído para después besar mi mejilla. Pasamos la recepción del hotel estando mas sobrios que otras parejas que venían. Entramos al ascensor subiendo hasta la suite presidencial del hotel, regalo de mi padre por nuestra boda.
Apenas entramos a la habitación Colín me bajo y pude tirar los zapatos que venía cargando. Mi bolso termino en otra punta de la habitación y deshice el nudo de mi vestido alrededor de mi cuello. Pero las manos de Colín me detuvieron antes de que la prenda se deslizara por mi cuerpo.
– Despacio preciosa – su aliento choco contra mi nuca. Apartando sus manos de mi vestido me aleje un paso dejando caer la prenda. Continúe mi camino al baño en ropa interior y me gire a verlo.
– Primero me daré un baño de burbujas para quitarme la arena y el agua salada – con una sonrisa picara me meto al baño comenzando a llenar el jacussi mientras busco las sales de baño. Por el espejo del baño veo a Colín quitarse la camisa a mis espaldas. Con su torso desnudo el se acerca a mi pasando sus dedos por mi piel desnuda. Sus manos suben hasta mis hombros y los aprieta con un liguero masaje que me relaja el cuerpo.
– Relájate preciosa – girándome para que lo vea Colín acaricia mis mejillas con sus pulgares. En su mirada se ve una chispa antes de besarme de con lentitud.
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La luz que se filtraba por las ventanas en la habitación me despierta y el sonido calmo del mar me hace sonreír. Intento levantarme de la cama pero los brazos de Colín aprietan mi cintura. Con algo de esfuerzo logro zafarme de su agarre y llamo al servicio a la habitación pidiendo el desayuno. Usando una camisa de Colín me tiro en la cama viéndolo moverse un poco y paso mi mano por su cabello. Se que esto le gusta y de esta manera logro que se despierte. Esto me recuerda a cuando teníamos diecisiete años y estuvimos juntos en una vacaciones con nuestros amigos. Ese fue un verano inolvidable porque fue divertido estar con mis amigos y por perder mi virginidad con mi novio.
– Buenos días preciosa – tomándome de las caderas Colín me mueve como si fuera una muñeca y me deja bajo suyo. Moviendo mi pelo de la cara lo miro a los ojos, quiero besarlo hasta que mis pulmones quemen pidiendo oxigeno. Nuestras narices se acariciaron pero el golpe en la puerta nos interrumpió, escuche el bufido de Col y me puse de pie.
Busque una bata y me la puse para abrir la puerta y ver a un chico con un carrito del desayuno. Entro en la habitación colocando el desayuno en la mesa de la terraza y preparando los cafés. Cuando todo estuvo listo le di su propina y el se fue llevando su carrito. En cuanto la puerta se cerro me quite la bata y invite a Colín a desayunar.
– Me gusta esto de despertar con una rubia que usa mi camisa y unas pantis – su comentario me hizo sonrojar y el durazno que estaba comiendo se me quedo atorado en la garganta.
– A mi también me gusta despertar con un castaño de ojos verdes aferrado a mi cintura – con una sonrisa cómplice mire a mi esposo que me guiñó el ojo.
– Recibí un mensaje de Red al parecer nuestra mansión en Miami ya esta terminada – pasándome su celular observo las fotos que Red le envió a Colín. La casa era impresionante por dentro y por fuerza mi amiga logro captar el concepto de ambos y mezclarlos de tal manera que parecían uno solo.
– Es muy bonita y hasta tiene dos habitaciones extras para niños – le devuelvo el aparato a Col viéndolo sonreír con la sola mención de niños. Este había sido un tema del que hablamos mucho durante los preparativos de la boda. Luego de casarnos estaríamos un año disfrutando de viajes, nuestra vida como recién casados y luego de eso intentaríamos tener un hijo.
– Nada me hace mas feliz que estar casado contigo Mar, ya somos una familia juntos – tomando mi mano el la beso y me miro con sus bonitos ojos verdes. De solo recordar por todo lo que tuvimos que pasar para llegar a este momento. Nuestro amor siempre se mantuvo fuerte a pesar de los malos momentos y estando el uno para el otro salimos adelante.
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Editado: 10.10.2020