Dioses de Egipto

Cap 5

llegue al rato y fui directo a mi alcoba como la otra noche lo encontré durmiendo en mi cama, escondí la daga en el estómago del escorpión el cual me ayudara a ocultarla hasta que decida usarla porque algo tengo muy en claro es que no dejare morir a mi hermano en manos de Seth, prefiero morir yo primero antes de que lo vuelva a lastimar.

duermo plácidamente a su lado y a la mañana siguiente me espera una gran fila de escavas las cuales me ayudan a arreglar lo que sería el lugar donde Ra bendecirá la unión del amor con la oscuridad, una vez todo el lugar arreglado como desee llego la hora de que me diera un baño para poder vestirme con las túnicas ceremoniales.

Una vez lista con un olor a fresas, me ayudan a colocarme las túnicas blancas con detalles en rojo con una gran corona de flores, yo decidí no colocarme la pintura tradicional solo dejar mi rostro al natural cuando me colocan las zapatillas estoy lista para caminar hasta ese lugar.

Lo observo mientras caminó, este sonríe sin ningún descaro y eso me molesta están horrible, una vez llegó a su lado observo todo el lugar buscando a mi hermano, pero este no se encuentra y confirmó que Seth lo tiene prisionero.

-Esta noche se celebra la unión de la oscuridad con el amor- informa Ra caminando hacia nuestro lado -ahora cada Dios en este lugar por favor bendecir a la pareja -agrega.

-Yo el Dios de la fertilidad Geb los bendigo con un hijo- dice y se para otro -Yo el Dios del Thuat Osiris los bendigo con la prosperidad- dice mi padre. Al rato veo a mi madre levantarse y me sorprende lo que dice.

-Yo la Diosa del río Nilo y la vida Isis los bendigo para que mi amada Bastet reconozca la cara de su consorte.

Cuando todos nos colman de bendiciones Ra termina la ceremonia uniendo dos finas cadenas del destino lo que me atara a el hasta que muera, aunque dicen que esa unión te sigue a la otra vida, algo tan absurdo como ello, una vez pasamos al banquete el me lleva a un lugar lejos de todos ellos para ofrecerme algo.

- ¿Dime tu mayor miedo? -pregunta y me quedo pensando hasta que me muestra más que oscuridad en su rostro.

-Eres un monstruo, como pudieron ligarme a ti -le respondo, pero hace además de escucharme.

- Dímelo o mira mi rostro tú decides- murmura tomando mi rostro entre sus manos.

Observo su cara y esta me resulta tan horrible que me da ganas de regresar el vino que había tomado, pero algo impide que lo haga y son sus ojos los cueles me revelan una simple verdad.

- Temo porque me suceda lo mismo que mi madre, tanto amo a Osiris que lo siguió al Thuat; no quiero que mi familia muera por la ambición de un Dios- suelto el mayor pesar de mi corazón.

Pero algo cambia en él, su rostro comienza a arreglarse por sí solo y me sorprendo al ver esos ojos marrones los cuales me aceptan; esa sonrisa hace que algo dentro de mi lata tan rápido algo que nunca sentí antes tan perfecto con ese color de piel quemado y color de cabello totalmente negro y su magnífica estatura. Es perfecto y tan único.

- ¿Porque? -pregunto y él sonríe creando unas hendiduras en sus mejillas lo que lo hace ver perfecto.

- Tengo las cosas malas de este mundo y mi madre me maldijo al morir, solo verán mi rostro aquellos que posean un corazón lejos de la maldad; pero tu conservabas algo muy en el fondo, aunque tengas amor para dar- dice abrazándome y al rato trata de besarme y se lo permito ya que conozco su rostro.

- Debiste decirme amo a todos y cada uno, pero contigo todo fue tan extraño o puede ser que de verdad jamás ame a nadie- digo una vez me separo de él.

-Tu nombre te dice todo, si no has amado no debes preocuparte por ello porque te amo desde que eras solo una infante- confianza mientras vuelve a reclamar mis labios.

- Promete que jamás me odiaras- susurro y el alza mi rostro para que lo mire.

- ¿Debería? -pregunta y yo niego con mi cara.

Nos interrumpe y él se aleja para hablar con alguien que de verdad nunca me intereso conocer, mientras yo me aparto de ese lugar para ir a buscar la botella con el veneno de escorpión el cual vierto en su comida con ayuda de un esclavo al cual le prometí a su amor verdadero a cambio de un favor; el cual acepto de una vez.

Los humanos son tan fáciles de manipular por sus sentimientos tan frágiles y únicos, una vez tomamos el banquete y disfrutamos de la fiesta, todos se despiden para seguir sus caminos a sus palacios; una vez en la habitación compruebo que él se siente mal y solo se acuesta a dormir lo cual me da una idea de cómo matarlo porque si bien saben no amo a nadie solo a mi familia, pero ahora dudo de que lo ame a ellos también.

Soy tan egoísta que matare a un Dios supremo por mi hermano, aquel que le ofrecí mi ayuda para matar a nuestro tío y cual se negó a recibir mi ayuda, lo maldigo por ello ahora está en manos de ese ser perverso y sé que el hará lo posible para que me vuelva igual o peor que él.

Lo observo dormir mientras en mi mano contengo la daga y las cosas que me dijo se repiten en mi cabeza y ello hace que me frene para no matarlo aquí mismo, pienso en las cosas que he hecho hasta ahora y nada tan relevante como lo que estaba a punto de cometer, mi pecho duele demasiado de solo pensar que lo haría.

Algo dentro de mi surge y conozco bien ese sentimiento, comienzo a ver su rostro de la misma forma monstruosa que lo vi la primera vez, tanto odio en mi alma.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.