El interior de la ciudad era inquietante: dos poliedros de seis caras cada uno entrelazado parecen ser el centro desde donde todo se vigila. A diferencia de Eversor la actividad en la ciudad era imparable: hombres llevando artefactos de un lado para otro, centinelas en cada uno de los puntos estratégicos de Mors y hombres que fungían como soldados. Enseguida fuimos conducidos a uno de los poliedros en presencia de varios integrantes de las huestes que nos capturaron, presumo que para ser interrogados o posiblemente torturados. De un pasillo platinado emergieron voces en una lengua desconocida y a medida que estas se hacían más fuertes nos percatamos que uno de ellos dictaba órdenes a los demás; intuí que era el mismísimo Mors.
-Ustedes salieron de Eversor y caminaron durante toda la noche para llegar a Mors – Nos sorprendió saber que conocía exactamente nuestro itinerario. También me impresiono que hablara nuestro idioma sin utilizar ningún decodificador como los gigantes – Es forzoso que me digan si han bebido vie, y en caso de lo que lo hayan hecho quiero saber cuánto han tomado y desde cuándo.
- ¿Por qué sería tan importante algo tan asqueroso? - Declaro Gehenna con una mueca de desprecio.
- Les explico: el vie que toman Abaddón y sus hijos es el mismo que les ha dado la apariencia que tienen. En el pasado ellos eran parte de Mors hasta que Abaddón comenzó a mostrar signos de desprecio hacia nosotros porque consideraba que el uso de la penumbra tenía que intensificarse- Nos dijo con absoluta calma Mors mientras me preguntaba a qué se refería con ‘el uso de la penumbra’.
- ¿Quiere decir que el fluido viscoso que toman los agiganto? – Inquirió con mucho miedo Carol entretanto un escalofrío nos recorrió hasta la médula.
- Completamente – Respondió Mors- El tomar de continuo el líquido los condujo a la locura y a engañar a los incautos de otros niveles para hacerles pensar que él y sus hijos son Dioses – Cuando Mors acabo la frase las carcajadas estrepitosas entre sus tropas se incrementaron conforme pasaron los segundos. En ese momento supe que yo y todos los adeptos habíamos caído en una estafa mística y que todo el tiempo que supuestamente ministramos a los Dioses de la penumbra fue totalmente inútil- El fluido rojo es la sangre de los insectos y al tomarlo su efecto con el transcurso de los días es el crecimiento inmoderado de las diferentes partes del cuerpo. Los artrópodos crecen sin control durante todo el tiempo que viven hasta el grado de no poder desplazarse a ningún sitio y, en consecuencia, morir inevitablemente. Donde muere un bicho de esos la fetidez es insoportable, esa es la causa de que Abaddón y sus hijos hiedan. Entonces, ¿cuánto vie bebieron? – Irremediablemente nos vimos forzados a asentir ya que no deseábamos caer en la demencia y la acromegalia de Abaddón y sus hijos.
Mors dio órdenes para que nos aplicaran una purga consistente en beber un líquido transparente semejante al agua, pero con un sabor agrio que nos provocó vértigos que me condujeron a mí y a los demás al desvanecimiento.
Cuando recobramos la consciencia lo primero que oímos fueron cantos algo similares a los que entonábamos durante la lectura del Gran Grimoire en Fratum. Gehenna inmediatamente se sintió atraída por los tonos y el ritmo de los himnos así que no pudo resistir la tentación de mirar por el vitral del edificio poliédrico para saber quiénes eran los que celebraban entonando. Sin despegar la vista del vitral me hizo un ademán para que me acercara y, por primera vez en mucho tiempo, la note ligeramente sorprendida.
Eran Mors y sus hijos cantando en una lengua parecida a la de la tierra, impecablemente vestidos con túnicas que tenían al frente un fractal que repetía incansablemente dos poliedros entrecruzados. Desde mi punto de vista mostraban sus respetos y culto a entidades desconocidas, pero mi intuición me decía que esos entes formaban parte de la penumbra. Imprevistamente la penumbra comenzaba a tener un significado más grande del que nunca habíamos sospechado jamás.