Dioses de la penumbra

Vendetta

Desde la ejecución de Ot supimos que Mors, Beleb y sus huestes no eran blandos con los que pisoteaban los decretos de la penumbra y que ellos no se consideraban Dioses, sino seguidores y guardianes de las sombras.

Uno de los soldados de Mors relató que días atrás, antes que viniéramos a Eversor, las tropas de Beleb capturaron a uno de los hijos de Abaddón, llamado Militaris, al que torturaron hasta la muerte. La tortura consistió en hacer que un pequeño escarabajo, del tamaño de un perro, le inyectara con sus múltiples aguijones huevecillos que eclosionaron ese mismo día. Las pequeñas larvas que nacieron, cientos de ellas, iniciaron el proceso de desprender secciones enteras del gigante. Mientras el hombre contaba cómo aniquilaron a Militaris Gehenna se mostraba intensamente interesada.

- ¿Es mi imaginación o estas extasiada con las descripciones de la muerte del gigante? – Le pregunte francamente a Ailaan cuando estuvimos a solas.

- No puedo negarte que este pueblo me tiene fascinada con su manera de tomar tan natural lo maligno. De donde venimos estos hechos se consideran maldad pura y son perseguidos sin ambivalencia.

- No estarás pensando quedarte aquí, ¿verdad? – El rostro de Ailaan me demostraba que probablemente entre sus planes estaba integrarse a las hordas de Mors. No exagero cuando digo que Gehenna es una psicópata, pero que aquí sería una ciudadana cualquiera.   

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Días después Beleb en persona nos entrego el Libro de la Penumbra por orden directa de Mors. Fue cuando caímos en cuenta que era justamente el libro rústico que sostenía el día especifico que asesinaron a Ot. Un soldado asignado por Mors fue el encargado de traducirnos el contenido que, esencialmente, presentaba la cosmogonía y la moral que cada uno de los residentes de Mors era forzoso que acataran. Cualquier transgresión de los decretos de la penumbra era juzgada con amplitud porque que se consideraba que todo morador de Mors merecía un juicio justo, pero no era el caso para los seguidores de Abaddón ya que estos eran ejecutados de forma expedita.   

Arthur y Carol fueron asignados a ayudar en el funcionamiento adecuado de Negat, la maquina para extraer agua. Posteriormente Ailaan y yo supimos que Arthur insistía en el rescate de Grace y Kelly, las sobrinas de Barnett. Ante este pedido Carol exteriorizaba su total oposición para realizar dicha acción. Sin embargo, algunos días después vimos que Beleb exhortaba a su ejercito para tomar sin dilación Eversor y matar a todos sus moradores. Insólitamente Ailaan y yo fuimos citados para la incursión. Cuando recibimos la noticia Gehenna y yo nos miramos con autentico placer porque la toma de Eversor era la oportunidad perfecta para la vendetta que con tanta furia anhelábamos.     

 

 




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