Dioses: Los elegidos

CAPITULO 10: Recordar.

El día en la escuela había sido pesado para todos. Estaban tan absortos en sus pensamientos, en sus ideas. Noah seguía adormilado, los recuerdos de Ptah lo habían debilitado y este necesitaba recuperarse a su manera. Los chicos se rotaban entre las cuatro clases que duró en ese estado para cubrirlo. 

Después de la escuela todos en conjunto fueron a la tienda de antigüedades, el aire estaba tan tenso que podían cortarlo con tijeras como si fuera un papel. Nadie hablaba, todos se miraban entre ellos, pero lo que más se mostraba era la incomodidad entre Noah y Adeline, no se podían ni mirar a los ojos.

—¿Adeline? — Le habla Noah, mientras que esta se pone de pie para alejarse lo más pronto de él. Encerrándose en el baño.

Ella por un segundo olvida que trae maquillaje y moja su cara, el agua estaba demasiado helada, trayendo consigo un recuerdo casi inmediato.

Era un gran risco, el agua caía demasiado rápido. Ella estaba en medio de todo, sin nada que hacer, sin nada que temer, pero era ella. El sonido de la puerta hace que ella pierda la mitad de ese recuerdo, dejándola solamente con esa idea.

—Está ocupado — Menciona ella, pero vuelven a tocar.

Ella abre la puerta, mirando a Noah con una toalla. Se limpia la cara con pequeños toques dejando gran parte de su maquillaje en la toalla. Ninguno de los dos decía nada, ella lo acompaña a que deje la toalla en la lavadora.

—Ptah, me dijo que eres dos diosas en una, pero tu lado más fuerte es Sejmet. Es quién eres.

—Pregúntale, si tendremos una recompensa por esto.

—¿A qué te refieres?

—A lo que suena. Qué recompensa tendremos de esto… — Adeline sentía una rara sensación que no debía de estar allí. Miran pasar al abuelo del chico para ir tras él. Él se miraba cansado, nada como el día anterior.

—¿Qué querían hablar conmigo? — Sonaba como si para él fuera un pesar estar allí.

—Pues sí… Si queremos — Samuel buscaba la palabras correctas, para sonar grosero.

—Ya sabemos todo. De que ambos son dioses raros, lo que queremos saber es la verdad — Daarick dice una manera tan directa y rápida, que provocan que solamente lo miren con desagrado, Adeline en serio estaba demasiado incómoda.

—Solo queremos ser de ayuda.

—¿De ayuda con qué? — Los chicos no sabían si el abuelo buscaba hacerlos enojar, porque daba vuelta. 

—¿Escuchan eso? — Pregunta James, se pone de pie para entrar a la otra habitación, no necesitaba ser tan inteligente para adivinar a dónde se dirigía.

—Yo pensaba que era el sonido del microondas — Comenta Anthony, tomando asiento en una caja.

—Imposible, está desconectado — El abuelo se dirige con los demás, mientras Adeline sienta que cada vez la habitación se comienza a hacer más pequeña.

—Necesito aire — Menciona ella poniéndose de pie, tenía que huir de allí lo más rápido posible.

—Voy contigo — Agrega Owen tomando su chaqueta para irse, pero ella lo detiene.

—Necesitan quedarse aquí… — James quien estaba serio por primera vez en su vida, o más bien las que ellos conocían, se miraba consternado. Ellos supieron en ese momento las repercusiones.

Adeline camina viajando en sus pensamientos, caminaba, pero sin caminar realmente, era más bien que sentía que debía de salir de allí. Ella gira en un callejón porque necesitaba descomponerse allí, las personas pasaban y ni siquiera notaban, como una chica estaba al borde del colapso.

Tenía respiración agitada, entrecortada. Mientras más recuerdos se venían, pero ahora eran cosas que había visto en su sueño, los recuerdos de su vida pasada eran lo que la tenían fuera de sí, sus manos habían sido manchadas por sangre creyendo en hacer lo correcto, mato inocentes por propia satisfacción, bebía su sangre. No entendía por qué Sejmet tomó esas decisiones…

Ella comienza a visualizar a alguien el oscuro callejón, pero su vista nublada no le permite ver. Mientras tanto los chicos, estaban demasiados consternados por el hecho de que ellos también habían venido al mundo a cumplir una misión.

—Eso quiere decir que todo es cierto — Owen, tenía el estómago revuelto, en sus recuerdos pasados como Osiris, el cómo su hermano Seth usurpó su lugar después de que lo partió en trozos, logrando asesinarlo con esto. El vivirlo en primera persona lo había dejado con una sensación de “cuerpo cortado”.  Se sentía adolorido.

—No puede ser cierto — Daarick seguía incrédulo, pues él no entendía nada, sabía que era verdad, pero le costaba creerlo sin pruebas, sin motivos.

—Me temo que no tengo la prueba para hacerte creer — El abuelo se rendía tan rápido que ellos no podían convencerse.

—Hermano… — Le dice Anthony pensando que todo a su alrededor era la prueba suficiente de que algo estaba pasando, pero para él, las palabras eran solamente palabras, no eran cosas que se pudiera probar.

—¿Y Adeline? — Pregunta Noah mirando que ella no había llegado.

Ella seguía en ese callejón, pero al contrario no estaba sola. Su mejor amigo aparecía en el momento oportuno, este pasaba por allí, iba a reunirse con alguien, pero reconoció esos zapatos viejos, y al verla sudando frío, con los ojos cerrados tomándose del pecho supo que algo estaba mal.




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