Dioses: Los elegidos

CAPITULO 12: Anubis

La cara de satisfacción del viejo era más grande de la que quería admitir. Todos estaban bastante aturdidos y hasta Adeline en cierto sentido también lo estaba. Después de un rato vuelve Daarick, traía una bolsa de sopas instantáneas mientras se comía una nieve, él salió porque necesitaba tener la respuesta.

—Solo necesitaba un poco de aire — Les miente mientras que Adeline se acerca a darle un abrazo. Lo toma por sorpresa, pero no le desagrada comenzaba a entender un poco el carácter de esta.

—Seth se acerca — Le reitera a este. Quien solo asintió con la cabeza —. No les voy a pedir que me ayuden. Porque simplemente esta idea es de locos. 

Las palabras se atoraron en la garganta de Adeline, no podía hablar, ni siquiera decir algo más. Estaba emocionada, pero sobre todo estaba asustada.

—Estoy contigo — Dice Noah. El miraba a Adeline decidido —. Siempre he estado contigo.

Sus recuerdos se mezclaban con las cosas que pasaban en realidad, y de algo podía estar segura es que él era la reencarnación viva de Ptah. 

—Yo también estoy contigo — Secunda Owen poniéndose de pie para acercarse a Adeline —. Soy el elegido de Osiris. 

Este le entrega su objeto a Adeline, pero ella se lo devuelve.

—A lo que entiendo los objetos son especiales, es lo que nos hace lo que sea que somos, no debemos de entregarlo a la ligera — Advierte Adeline —. ¿Quién más se une?

—A veces creo que no me conocen. No los dejaré con toda la diversión, así que claramente estoy dentro — Este le enseña solamente el objeto a Adeline, que quería decir que era Amón.

Ella mira a todos, quienes se miran entre ellos. Estaban indecisos, con los objetos en la mesa. Adeline no los culpaba si es que se negaban a esta tarea, ¿Quién podría hacerlo realmente?

Pero cada uno de los restantes en esa mesa toma su respectivo objeto. A excepción de Daarick. Este se encontraba apoyado en una pared, en silencio mirando nada más la escena sin decir nada.

—Tú eres Anubis — Le menciona Adeline. Este solo levanta los hombros —. Tú ayudas a los muertos con su ascensión a la región celestial. No lo recuerdas por completo porque no tienes el collar. 

—¿No me preguntarás si estoy en esto? — La aborda sin rodeos. Lo que hace que ella se ponga nerviosa.

—¿Lo estás? — Daarick asiente con la cabeza.

El viejo se acerca a esta después de un tiempo con la copa de Adeline a rebosar de cerveza roja. Toma la copa entre sus manos, sintiendo lo frío del contenido, la última vez la había hecho vomitar, pero ahora que sería capaz de hacer esto. Respira hondo antes de beber el líquido hasta el fondo. El olor delató a todos sobre el hecho de que era cerveza.

—¿Tu abuelo está loco? — Le pregunta Owen a Noah. El primero se encontraba algo alarmado, mientras sostenía a Adeline.

—Estoy bien

Se pone de pie. Para ser la segunda vez que tomaba licor Adeline estaba completamente bien, se estaba acostumbrando rápidamente al sabor.

—Abuelo, no es suficiente — Ella iba con todo —. Deme más.

Este abre otra botella de licor y se la sirve sin dudarlo. Los demás quienes no podían ayudar solo se quedaron al margen mirando como ella bebía otra botella entera para lograr el mismo efecto de la primera vez. 

—No está funcionado — La voz de ella comenzaba a sonar ida. El abuelo, por otro lado, estaba demasiado renuente a que ella siguiera tomando. Pero sin poder interferir dejó otra botella, para que ella se sirviera por su cuenta.

Noah no podía seguir viéndola en ese estado, le quita la botella.

—¿Tan solo sabes lo que estás buscando? — Este recibe la botella de agua de Samuel para entregársela a Adeline.

—No importa… Yo — Una capa negra cubre los ojos de Adeline, eso quiere decir que había logrado su propósito.

El collar de Anubis era una reliquia por lo más extraña y hermosa, no solo por su verdadera procedencia, sino porque no había material en la tierra que fuera similar por su dureza y ligereza. Este collar pasa por muchas manos, desde un vendedor hasta por un rey, y nuevamente por a un vendedor, quien murió a manos de los delincuentes terminando así en el mercado negro.

Adeline estaba segura de que iba a tener que meterse a un mercado como espía para robarse el collar. Pero su visión cambia rápidamente de lugar hasta el museo, había varios museos en la ciudad, pero solo uno tenía la foto de su madre en primera plana.

El olor a carne podrida no se hace esperar. El ambiente se encontraba impregnado.

Esta comienza a esconderse entre los estantes, quería protegerse. En una esquina esta se obliga a despertar, pero no podía hacerlo, había algo que lo impedía, o más bien su sexto sentido estaba despierto, lo que le impedía despertar porque había olvidado algo.

Alza la cabeza resignada para ver a un chico castaño delante de ella. Era alto, y bastante atractivo, Adeline no recordaba haber visto a alguien con una mirada tan hipnotizante jamás, a pesar de que esos ojos no la miraban a ella. 

El solo pensar en lo que estaba mirando le provocó escalofríos, su mirada erizaba la piel.




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