La sangre predominaba el sueño de Adeline. Las batallas, la aparición de los demás dioses, de cómo cada uno decidió protegerse en los objetos para usarlos en la tierra. De como eso los harían recordar, pero eso pronto se miraba nublado, por una capa negra. Para después escuchar un ruido extraño, ella se levanta, pero su campo de visión era nulo todo estaba oscuro.
Escucha unos raros gruñidos provenientes del piso, para darse cuenta de que Dylan se estaba convulsionando en su piso, mientras que la tabla estaba a su lado. Ella la aparta con la mano sintiendo que se quemaba.
—MALDITA SEA — Su mano ardía demasiado —. Dylan.
Este comenzaba a salir espuma de su boca. Lo único que puede hacer Adeline es ponerlo de lado. Rezando que eso sirviera de algo, ella trató de alcanzar su celular pero estaba descargado.
—ARTHUR — Grita a su padrastro, pero su habitación comienza a llenarse de pequeñas estelas de fuego, había olvidado que había podido sacar fuego. Ella quería pensar que se estaba estresando, pero en realidad el humo la estaba sofocando, tenía que despertar a Dylan.
Su mente estaba en blanco, pues el fuego en su habitación comenzó a incrementarse.
—Dylan, tienes que despertarte o en serio me voy a enojar — Al decir eso, comienzan a caer pequeñas gotas de agua. No podía ser cierto, estaba comenzando a llover dentro de su cuarto, y lo único que ella intentaba hacer era despertar a Dylan, si la lluvia continuaba la iba a ahogar porque no sabía nadar.
El libro de cuentos de su padre cae sobre la cabeza de la chica. En todos sus cuentos el príncipe besaba a la princesa. Era como si la respuesta hubiera aparecido ante sus ojos.
Esta toma a Dylan sobre sus piernas, para besarlo, el beso con él no era como siempre soñó que sería, siempre pensó que iba a ser algo que iba a recordar para siempre por ser algo bueno, pero no fue así, carecía de lo más importante para ella: Amor. Mientras rezaba para poder despertarlo, el agua comenzó a caer más rápido, pero la chica había perdido la fuerza. El chico toma una gran bocanada de aire. La vista de Adeline se enfoca en la ventana, podría jurar que miro como es que alguien rompió la ventana.
Ella se recupera en sí misma. Revisando a Dylan, quien tenía marcas en su mano con la forma de las inscripciones. Estaba sangrando.
—Soy Thot — Le confiesa, mientras sus manos no dejaban de temblar. Adeline lo abraza, pero Dylan no quería un abrazo, su cabeza estaba demasiado pesada con muchas ideas, con esa nueva voz.
Estaba agobiado porque solo se metió a reconciliarse con Adeline, pero, en cambio, el ruido de la tabla lo había atrapado. Todo golpeó en su cabeza, estaba asustado y ahora entendía a Adeline, estaba pensando muchas cosas, pero la traición llegó cuando Adeline habló.
—Lo sé — Si es que ella lo sabía por qué no lo dijo.
Pero, en cambio, Adeline estaba aliviada. Deseaba que el tiempo se quedará así, los pensamientos de ambos eran demasiado diferentes.
El cuarto se había sacado y la ventana estaba reparada. Se sientan en la cama, tratando de procesar todo.
—Adeline. Si sabías que era Thot ¿Por qué no dijiste nada?
—Si te lo iba a decir, pero tenía que encontrar las palabras correctas.
—Somos mejores amigos. Deberías querer contarme todo.
—Querer es totalmente distinto a poder. No podía hacerlo — Adeline toma las manos de Dylan para curarla, pero igual que ella estaba dañada —. ¿Qué fue lo que miraste en tus recuerdos?
—Fue más una revelación… — Sentía como su piel se ponía de gallina —. Soy el mensajero entre el reino del inframundo y el reino de los cielos.
—En unas horas sí o sí, tenemos que ir con los demás — Sentía demasiado dolor en su cuerpo.
—¿Con los demás? — Adeline asiente con la cabeza.
—Somos nueve dioses contigo: Horus, Ptah, Anubis, Jonsu, Amón, Harsomtus, Osiris — Adeline lo señala a él —. Thot.
—¿Y tú?
—Sejmet.
Las palabras se atoraron en la garganta de Dylan, se sentía demasiado cansado.
—¿Cómo te fue en tu cita? — Adeline quería hablar, pero era de lo último que Dylan quería hablar. Hasta eso había fallado el día de hoy. Si tal vez este no hubiera reconocido esos zapatos su destino no estaría en un dios.
—No creo poder dormir — Le comenta riendo para cambiarle de tema.
Entre ambos prenden las luces, mientras comienzan a limpiar el cuarto. Había hecho un desastre, si bien no había agua había humedad, se sentía húmedo todo el ambiente, el libro de cuentos que el padre de Adeline le había regalado.
—No bromees — Dylan mira el libro. Sabía el significado de este para ella.
—Si lo pongo en el exterior tal vez se seque — Ambos sabían que era mentira, pero no decían nada.
Ella mira el reloj este apuntaba las cuatro y media de la mañana. El tiempo estaba pasando demasiado lento.
—¿Cuál es el plan?
—Ni siquiera sé que voy a desayunar. Menos que haré con esto — Ella estaba frustrada y agobiada. Se sienta en su cama tocándose la cabeza.
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Editado: 10.05.2024