Sacudo mi ropa, quitando cada pelusa de tierra acumulada entre los patoles de la falda blanca, teniendo miedo de no manchar, arregló un poco mi cabello, una vez afuera escucho un silbido proveniente de una copa dorada, el brillo de esta me atrae, admiro el detalle de esa copa, tan bella tan especial, escuchó un silbido proveniente de la copa, me va llamado y poco a poco me acerco a ella, pero alguien me tapa los ojos.
—No lo mires fijamente—me dice Noah.
—Pero ¿Por qué? — le pregunto mientras me dirige a otra dirección.
—Hay todo tipo de objetos en esa tienda, desde artilugios griegos hasta restos de civilizaciones antiguas mexicanas — me descubre mis ojos, haciendo que la luz lastime un poco la vista — ver esa copa, me hizo tener pesadillas por días, es muy raro las cosas que suceden.
—¿Por qué no la tiras o la vendes? — le pregunto intrigada.
—Mi abuelo dice que cada cosa tiene su razón de ser, y simplemente no podemos deshacernos de las cosas, no es tan fácil — me abre la puerta de lo que rápidamente es el restaurante.
Todo me resultaba bastante raro, pero sobre todo las ganas de dibujar esa copa me comían por dentro, algo había sobre ello, qué me intrigaba.
—Hola ¿en qué puedo ayudarlos? — pregunta un chico de estatura baja y cabello lacio —Ah hola Noah.
—Una mesa para 4 — para 4? Quienes más se iban a unir, pero prefiero quedarme callada.
—¿Esa es Adeline? —pregunta extrañado el castaño —Wow, esto vamos a la mesa de siempre.
Ahora resulta que todos me conocían, pero yo no reconocía a nadie, solamente recordaba unos pequeños fragmentos acompañados de las siluetas de ciertas personas sin nombre, ni caras solamente pequeños flash, nos sentamos en la mesa y volteó a ver a Noah, todos se han sorprendido al verme, pero quién es él, en realidad, miles de dudas se amontonaron en mi cabeza, pero una golpeó mi cabeza...Chong, Noah Chong iba en la clase de artes conmigo.
—Chong...Te apellidas así no? — levantó la vista para verlo a los ojos — vamos al paraescolar de dibujo juntos.
—Elemental mi Allen—sonríe mientras toma un vaso de agua.
No puedo evitar reír, en eso llega un cansado Owen a sentarme con nosotros mientras toma agua del vaso de Noah, el cual le hace una cara de asco, por alguna extraña razón detestaba tomar o comer donde lo hacían otras personas, simplemente río mientras ellos pelean y se acerca otra persona un chico demasiado alto, que se sienta en la silla libre.
—Ya quiero irme de este trabajo, hola Adeline—solo le sonrió y él regresa su mirada hacia mí, mientras me da la mano, al darme la mano me la agita.
—No asustes a la niña— se acerca Anthony con una silla en su mano —bajen la voz que asustan a los clientes— su tono era algo molesto, pero no quitaba esa sonrisa.
—Hola...—no sabía que decirle sinceramente, sería descortés preguntarle su nombre.
—Él es James— Owen señala al chico alto, a lo que le vuelvo a sonreír —Él es Anthony, es el que te atendió a la entrada— señala al castaño y este me sonríe y me hace la seña de paz —si no sabes algo, pregunta —me dice en un tono tan amable.
—Gracias, no sé qué decir— les digo apenada.
Lo cual era verdad, desde que pasó lo de mi padre, me alejé de todo mundo, la única persona que estuvo conmigo fue mi mejor amigo Dylan, fue el único que no se alejó de mí, por más que se lo pedía.
—¿Por qué les asombra que les hable? —pregunto y todos se voltean a ver, buscando quien contestar la pregunta, Owen se aclara la voz y le da un codazo a James para que hable.
—Pues ¿Qué te digo? —se rasca la cabeza intentando buscar algo para decir—Eres diferente a nosotros, no solo por qué eres chica, si no que eres literal una sombra, nunca hablas siempre dibujas, y muy bien por cierto y además para ser la hija Jade Allen, eres muy humilde— dice James demasiado rápido—¿ustedes no tienen hambre? por qué yo, estoy que me muero— sigue sin bajarle la velocidad a la manera de hablar y yo solo suelto una risa demasiado fuerte.
—Siento ser una sombra, pero simplemente no se llevarme con la gente, y el que sea hija de Mercy West ayuda menos —les digo bufando.
—Vas a querer caviar o langosta Adeline, por qué me temo que eso no hay en el menú — dice Noah, revisando el menú.
—Es eso o que no tienes suficiente dinero — acusa Anthony.
—Hay una dama presente, hay que impresionarla, todos hagan poses — dice James a lo que solamente él hace poses y hace que me vuelva a reír, me dolía el estomago de la risa.
—Pues ni modo, vámonos de aquí— dice Owen y todos se levantan— te llevaremos a comer comida real, así que síguenos— asiento con la cabeza y salgo tras ellos.
En el camino todos van bromeando, y peleando, no los conozco lo suficiente, pero puedo decir que son unos grandes chicos, en poco tiempo puede identificar que James es el gracioso del grupo, Noah el caballeroso, Owen el amable, Anthony el responsable y la gran comodidad que sentía con ellos era genial, volteó y miró que se dirigen a un supermercado.
—Este es el plan: Noah y yo entramos por las Maruchans, y después regresamos al restaurante por agua caliente, Anthony háblales a Daarick y a Samuel—indica cuidadosamente Owen.