𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 4
ℒ𝒶𝓈 𝒹𝑒𝓁𝑔𝒶𝒹𝒶𝓈 𝓅𝒶𝓇𝑒𝒹𝑒𝓈 𝑔𝓇𝒾𝓈𝑒𝓈
_________ ¡CC! __________
Se supone que cuando se tiene una superstición acerca de algo, inconscientemente llamamos a que suceda, eso pasa el día de hoy. Mientras me lavo la cara frente al pequeño espejo del baño me doy cuenta que hoy se siente diferente, no sé si sea bueno o malo, talvez ambos, pero hoy pasará algo fuera de lo normal o eso creo al menos y digamos que no me gusta ser flexible con respecto a este trabajo.
El agua fría que bajaba por mi mentón hasta llegar a mi cuello me indica que necesito despertar ya, necesito ponerme al día y dejar mis pensamientos a un lado. Hoy es un día normal. Alistar a las chicas para el evento principal de hoy a las 11 pm. Debemos ver vestuario y rutina para que a los clientes les guste, ya que las strippers son el acto final, el evento abre con nosotras.
Las salidas a la calle son cinco veces por semana y eventos cada dos días, por eso el horario es un tanto ajustado para las chicas, es agotador. También hay que limpiar la casa constantemente por lo deteriorada que está, suelen caerse piezas del tumbado o la pintura se corre con la lluvia y nos gusta que se vea decente, de ahí el esmero en preocuparnos por su constante mantenimiento. Aunque yo no salgo a la calle y rara vez soy parte de los eventos, me estreso bastante debido a que soy la que organiza y distribuye a las chicas para tener menos trabajo sobre Rick y Dust quienes se encargan de traer gente y de la publicidad discreta.
Fui ascendida a ese puesto hace poco más de un año, por eso conozco el protocolo y la rutina. Recuerdo la única vez que se cancelaron los eventos por dos semanas, fue cuando a Dust le disparó el cantinero de una banda que no podía pagar la deuda de la apuesta que tenía, irrumpió en la puerta del local mientras yo acomodaba las mesas y vi como disparó en su hombro (aparte de idiota, con mala puntería); claramente el sujeto no salió vivo de ahí.
Aún se me hace familiar la escena de ese día, Dust, en un charco de sangre y yo frente a él. Pensé dejarlo desangrarse, pero supongo que no soy tan miserable, me arrodillé y tapé con mi mano el hueco que se acercaba a su clavícula, haciendo presión, mientras su respiración volvía a estabilizarse de poco a poco. Llamé a Rick con profunda calma y este disparó al sujeto y llevó poco después a Dust al hospital.
La policía quiso investigar, debido a que no levantaron cargos; de todas formas, cobraron venganza por su propia mano. Esas dos semanas fueron las más miserables por las que pasamos las chicas y yo; salí a trabajar a la calle de nuevo con horarios extenuantes y largos, el doble o hasta el triple de trabajo, debido a la falta de eventos.
¿Debí de dejarlo morir ese día?
No lo creo…
Al menos su gratitud se vio reflejada en que dejo de acostarse conmigo.
Así que esos recuerdos tan horribles, me acompañan día a día, espero algún día olvidarlos.
Eso es lo que hace sentirme
Resentida
De la vida o en sí, de la persona que soy
No puedo hacer mucho de cualquier manera….
Cerré el grifo y pasé la toalla morada por mi rostro para dejar este limpio. Suspiré y recargué mis brazos sobre las desgastadas baldosas verdes de la pared del baño. Me maquillé más ostentoso de lo normal, poniendo sombras rojas y doradas en mis párpados y complementándolo con un labial color vino.
Mi vestido negro con mis únicos tacones del mismo color, me hacían ver perfecta.
¿Sería muy narcisista si digo que me veía bonita?
Porque enserio lo creía
Bajé esas aburridas escaleras de metal, haciendo eco con mis tacones para ver que todas estaban en la mesa de centro de la cocina, estaban comiendo una especie de… ¿guisado?
–De acuerdo ¿chicas, a que vagabundo le robaron ese guisado? – Dije cruzándome de brazos y alzando una ceja esperando su respuesta.
–No es nada…Dust nos lo trajo…–
–Amber, decir que Dust nos trajo algo decente para comer es como decir que el cielo es verde– exclamé mientras me acercaba a acariciar la cabeza de 23. Ella seguía triste, Espe era como su hermana.
–Es verdad…– Dijo Mónica intentando hablar, aunque estaba con la boca llena de pollo y la salsa de tomate del guiso.
¿Qué pretende Dust?
¿Acostarse con alguna de mis niñas?
Já, claramente tenemos un trato donde yo soy la ficha de diversión con la condición que deje a las demás en paz.
Me encogí de hombros y me senté en el pequeño taburete de plástico que estaba en medio de Milly y 66, la cual me sirvió un plato con guiso, el cual olía en verdad delicioso, 66 me dedicó una tierna sonrisa para después regresar su vista a 23 que no despegaba la cuchara de su boca.
–Y, por cierto, Mónica, no deberías de hablar con la boca llena…es de mala educación–
–Depende qué este en mi boca– Contesto la chica de cabellos negros alisados, a lo cual todas soltamos una ligera risa.
–Si serás…–
Seguimos platicando de cosas triviales, aunque las conocía de tiempo ya, nunca hemos hablado de cómo éramos o nuestro pasado antes del burdel
Ni ellas
Ni yo
Después de dejar todo en orden seguimos la ruta a la sala de eventos por el estrecho pasillo de ladrillos, al llegar a este las chicas se fueron a poner su ropa de elegante encaje negro mientras yo acomodaba las cortinas de terciopelo rojo a un lado para tener libre el escenario.
–No sé porque sigues aquí…– me llamó la atención la voz de Rick detrás de mí
–Si lo sabes…–Dije mientras me apoyaba de espaldas al escenario para poder verlo
No traía gafas de sol y podía ver los tatuajes bajo sus ojos expectantes a mí, nos mirábamos con una extraña cercanía, como si fuéramos amigos
No eres mi amigo
No soy tu amiga