𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 21
ℰ𝓁 𝒻𝓇í𝑜 𝒸𝓊𝒷𝓇𝑒 𝓁𝒶𝓈 𝓋𝑒𝓃𝓉𝒶𝓃𝒶𝓈
_____________! CC ¡___________
La semana había pasado particularmente rápido, era jueves y me encontraba arreglando la habitación en la que me había quedado esos días. No tenía muchas cosas que sacar salvo mi ropa y mi cepillo de dientes. Puse todo en una caja para bajar a la habitación de descanso de Judith.
La habitación era un poco pequeña pero acogedora, una cama de una plaza y las paredes pintadas de un gris muy bonito; no era como el gris que me había rodeado todas las noches al dormir en el burdel, pero era muy nostálgico de recordar. El no tener que preocuparme estar sola constantemente alivianaba mi carga de los días de trabajo que solía tener, mis amigas rodeándome al trabajar, dormir y despertar me daban una sensación grata de estar ahí.
Pero ahora no, ahora si estaba sola. En una casa en donde mañana estará llena de desconocidos y gente que no tiene ninguna afinidad hacia mí. La idea era aterradora, el no poder salir al jardín o ir a la cocina a buscar algo para comer, me incomodaba.
Alguien tocó cuidadosamente la puerta y di el paso.
–¿Estará bien señorita CC? – la dulce preocupación de Judith me hizo ponerme nerviosa.
–Solo es una semana…puedo soportarlo– y me despedí con un gesto de mano.
En realidad, no estaba segura si lo podía soportar, los últimos días que había ido a la oficina por diversión, todo se había tornado tenido entre el señor Gal y Miranda. Constantemente se tiraban sarcasmos y miradas odiosas entre sí. Miranda estaba molesta pero el señor también y no sabía a quién hacer caso cuando me invitaban a la hora del almuerzo, por eso empecé a almorzar con Rose en su cubículo.
Tenía mucho tiempo para poder planear mi siguiente encuentro con Amber así que hice una lista de las cosas que le debería de pedir, la llamaba: “Tips para que no mates a ninguna de mis compañeras”. Espero que pueda ver a 66, ella era la que realmente estaba a cargo y no faltaba mucho para que se fuera del burdel a otra cuidad.
Por otro lado, el señor Gal me tira indirectas de poder conseguir el puesto de jefa de mantenimiento en su empresa, lo rechacé claro está, pero ese hombre es muy terco a veces.
Terco o determinado
Como lo quieras ver
Terminé de arreglar la habitación y salí a tomar un vaso de agua. Este día no me había ofrecido a ir a la oficina porque había muchas cosas que arreglar y Judith no me podía ayudar ya que el señor Gal le dio una semana de descanso. Ya estaba acostumbrada a esa rutina de limpiar mientras esperaba a que las chicas llegaran de trabajar.
Intenté preparar el almuerzo, pero al parecer no soy buena haciendo pollo asado, lo quemé y terminó en la basura. Me resigné a comer la comida que Judith había dejado para mí, estaba rica y mucho, pero creí que podía hacer eso por mí misma.
…
Ya era de tarde y el señor Gal llegó a casa, estaba con un aire entre la preocupación y el enojo.
–Buenas noches– saludé
Regresó a verme por unos segundos y se recostó alado mío en el sillón, por lo que me aparté un poco para darle más espacio.
–Buenas noches– me devolvió el saludo– ¿terminaste de arreglar las cosas?
Asentí
–Bueno entonces; mañana será un día pesado…–
–¿Irá a trabajar? – pregunté a la par que recogía mi cabello.
–¿Y dejarte sola con mi familia? No gracias – suspiró– ¿Segura que no quieres ir a un hotel? –
Negue rápidamente.
–En ese caso, te presentaré a mi familia…– me sorprendió el hecho de que no tuviera inconveniente en eso, a pesar de mi trabajo o el motivo por el que contrató. No se avergonzaba de mí.
–¿Su familia lo visita mucho? –
–En realidad no, no veo a mis hermanas desde hace mucho y a mi madre la vi hace unos tres meses antes de que se fuera de viaje–
–Es lindo que lo visiten– comenté
–Solo lo hacen por las fiestas navideñas…–
Era cierto, en unos días sería navidad. Lo había olvidado por completo. La única navidad que pasé en el burdel no ocurrió nada interesante, excepto por lencería temática y muchos hombres embriagados.
Aún así lo que recordaba al escuchar “navidad” eran las galletas de avena de mi padre y un montón de regalos debajo de ese pino decorativo en la sala de mi casa. Todos los regalos siempre habían sido para mí, nunca tuve que compartirlos con algún otro niño, y por supuesto deben de estar muy bien conservados debido a mis cuidados.
Me pregunto si seguirán ahí…
En mi casa, o la que solía ser mi casa…
Pero para el señor es una época rodeada de su familia, supongo que debe de sentirse muy afortunado.
–Le debe de gustar mucho la navidad…– continué
–En realidad sí, me encanta la vibra que transmite la época, la calidez que se siente y demás…–
–Es lindo…– regresó a verme levantando una ceja– hablo del sentimiento. Es lindo que se sienta calidez y eso–
–Pero no me gusta que mi familia venga a decorar mi casa con luces de colores y adornos llenos de escarcha que ensucian todo a su paso–
–Pero si los adornos son la mejor parte– refuté sonriendo
–No para mí, son imanes de suciedad y desorden…– se acomodó poniendo un brazo en el espaldar del sofá– aparte de que los colores desentonan con mi casa…–
Era verdad, los tonos café y blanco no eran compatibles con el rojo y verde de la navidad. Imaginé las paredes decoradas con renos de colores y un montón de luces; ese ambiente no estaba hecho para el señor Gal, sería como si invadieran su hábitat.
–¿No ha pensado en adornos dorados o plateados? – dije al cabo de un momento.
–No, nunca lo había pensado–
–Pero tiene un muy buen gusto para la decoración… ¿Cómo no se le había ocurrido? –