꧁dipsomanía꧂

Capítulo 30

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 30

𝒫𝒾𝑒𝓁 𝒸𝑜𝓃 𝒽𝒾𝓈𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶 

_____________! Gal ¡____________

 

Las reuniones no suelen ser tan aburridas como ahora. Pero en lo único que puedo pensar mientras veo hablar al dueño del hotel es que me está dando sueño.

–…por esa razón creo que sería mejor tener la estructura fijada con vigas de metal y vidrios templados…– comentó el ingeniero frente mío señalando toda la superficie del tumbado

–Es mejor que los vidrios sean templados, pero no en esa zona– dije y me dirigí al otro lado de la habitación– es mejor que solo sea aquí– 

–¿Por qué ahí? – preguntó el proveedor 

–Porque aquí será la sala de recepción, dará una mejor vista y no es necesario que las ventanas se abran ya que el sistema de ventilación esta justo ahí– respondí 

–Entonces está decidido– Ángel frotó sus manos 

–¿Lo anotaste todo Miranda? –pregunté bajando la voz

Mi amiga terminó de teclear en su Tablet y me regresó a ver asintiendo 

–Ahora los costos lo pueden discutir con mi agente de ventas. Gracias– me despedí de todos 

–Bien, ahora. Para tener un sustento económico equilibrado, tenemos que tomar en cuenta que…– Ángel se quedó y yo bajé las escaleras.

 

Ya en mi habitación empecé a empacar, nos iríamos mañana temprano y no quería olvidar nada. La puerta fue abierta, pensé que era Ángel a lo que grité para que me escuchara

–Más vale que tomes un baño, debes estar sudado y apestando– 

–¿Que manera es esa de recibir a CC, Gal? – Miranda estaba sosteniendo a CC por los hombros, tenían trajes de baño cubiertos por un delgado vestido 

–Perdón, creí que era Ángel…– me disculpé– ¿Van a la playa? –

–VAMOS a la playa– corrigió mi amiga

–Sabes que odio la arena– me quejé– se mete en lados donde no llega el sol– 

–Pues te aguantas…– tomó mi brazo– CC quiere ir contigo– 

La regresé a ver y ella solo puso excusarse diciendo que no era así, que no quería molestar mientras giraba su sonrojado rostro.

–Ya, bueno CC no lo dijo. Pero eres nuestro amigo y este es nuestro último día aquí– me mostró un puchero en forma de súplica.

–¿Y Ángel? – pregunté con molestia

–Nos va a alcanzar allá –

–Son las cinco de la tarde no nos queda mucha luz solar, lo sabes ¿no? – puse una excusa

–Pues deja de perder el tiempo y cámbiate– salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

Que remedio. Me puse una camiseta y una bermuda, empaqué mucho bloqueador solar y agua. Ellas seguían esperándome en la sala cuando por fin salí de la habitación.

–¿Tienes huevos? – me preguntó mientras revisaba la cocina

–¿Disculpa? – respondí molesto

–No seas tonto…– al fin encontró el empaque– ESTOOOO–

Le pasó a CC la cubeta llena de huevos para que la guardara en la mochila que llevaba.

–Qué inmadura– reproché– pareces estudiante universitaria– 

–Bueno en la universidad vivía con mis padres así que no esperes que haya hecho muchas cosas divertidas– respondió abriendo la puerta 

–Ya vámonos– 

 

La playa estaba casi vacía, solo pasaban vendedores y parejas enamoradas a las que Miranda les tiraba huevos por diversión. Tuvimos que cambiarnos muchas veces de sitio por las personas que no perseguían al notar su ropa manchada por las tonterías de mi amiga.

No podía creer que aun siendo de tarde el sol estuviera quemando mi piel. Me bañé en bloqueador solar pero no sirvió ya que mi espalda estaba toda roja; me resigné sentándome sobre la toalla para no ensuciarme de arena.

–Creo que esto ayudará– CC puso su gran sombrero sombre mí cabeza 

–Gracias, detesto quemarme– 

–Es muy tentador…– me miró 

–¿Qué cosa? – ahora mi cara era la que estaba roja.

Su corto cabello se movía por el viento leve que había, sus mejillas algo quemadas y esos ojos negros que cada vez me ponían en agonía. Tenía ganas de pedirle que por favor me dejara tomarle una fotografía, que perdurase para la eternidad.

–Esto– respondió dándome una palmada en la parte roja de mi nuca.

No fue muy duro su golpe, pero fue lo suficiente para quejarme por el ardor. Río un poco para sentarse frente mío

–Eso fue cruel– sonreí 

–Lo lamento– Nos quedamos mirando un momento, hasta sentir una luz invadiendo nuestros rostros de perfil

Miranda se sentía orgullosa diciendo que lo foto que nos había tomado era preciosa y que era una gran fotógrafa profesional.

–Son adorables– nos miró sonriendo y achinando sus ojos– pero ahora les toca la ira del huevo– 

 

 

–Ya llegó por quien lloraban…– Ángel por fin apareció saludándonos mientras que con su otra mano cargaba una hielera 

Su novia no dudó en lanzarle un huevo a las piernas haciendo que este se detuviera en seco.

–Te jodiste…– exclamó dejando caer la hielera a un lado para empezar a perseguir a Miranda

CC por otra parte abrió la hielera para sacar dos helados de palo. Me pasó uno y lo empecé a comer.

–¿No te gusta el mar? – pregunté al ver que seguía con el vestido puesto sin haber tocado el agua 

–No es eso, solo que…– tragó saliva– no se nadar…– 

Supongo que lo veía venir. Es decir, no todos saben nadar, ni todos vienen a la playa los veranos, ni todos están rodeados de gente que les pueda enseñar. Me levanté quitándome el sombrero y poniéndolo a un lado.

–Ven te enseñaré– dije

Ella lo dudó uno momento, pero al final me acompaño. El agua estaba templada y las olas muy calmadas. Sostenía mi mano con fuerza para no dejarse caer en la orilla.

–No necesitas nadar en el mar, pero…– la miré– tienes que pararte fuerte…–

–De acuerdo– estábamos algo profundo, el agua llegaba hasta nuestros muslos

–Es mejor que te quietes el vestido o se mojará– advertí



#8641 en Novela romántica
#1166 en Joven Adulto

En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.