꧁dipsomanía꧂

Capítulo 48

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 48

ℰ𝓁 á𝓃𝑔𝑒𝓁 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝒹𝑒𝓈𝓉𝓇𝓊𝒸𝒸𝒾ó𝓃

___________! CC ¡__________

 

Cuanto más recordaba, más fuertes eran mis ganas de tirarme al piso a llorar. El recordar a Sharon era poner sal a la herida, o aún peor, era arrancar la caracha que intentaba sanar. De ella solo puedo recordar sus blancos dientes formando una sonrisa espléndida, su cabello rubio claro, su elegante forma de caminar y la manera tan positiva que tenía de alegrar mis días.

¿Me arrepiento de haberla conocido? Claro que no, ni por más daño que eso repercutiese después. Ella avivó mis ganas de seguir adelante mientras que se llevaba toda el aura mala que perseguía mi ser. Ella fue la que me metió en todo este mundo. Ella fue, indirectamente, la que me ayudó a conocer a Gal. Y de eso no me arrepiento ni un poco.

Solo podía ver mis manos, cómo el frío había hecho de ellas un manojo de nervios. Un dolor persistente en el pecho o las faltas de ganas de respirar el aire pesado me transportaron hace dos años atrás.

No podía perdonar a esa idiota por dejarme sola. Por dejar a Flach sola o por nunca comentarme nada. Las dos hubiéramos encontrado una solución. Una en la que no hubiera visto su cuerpo bañado en sangre al momento de tumbar la puerta del baño.

En que mi último recuerdo fuera verla sonriendo, o bien arreglada con esa mirada gentil en ella. Pero no, de mis recuerdos solo podrá ser esa imagen inmortalizada por mi cerebro.

 Los brillantes ojos ámbar me deslumbraron al instante, ahora el cabello no era rubio sino castaño claro. Ahora la piel blanca era pálida, los ojos grandes ahora eran finos y los labios carmesís se volvieron color durazno.

Por un momento olvidé que Gal era quien estaba delante de mí. Olvidé que, aunque lo conocí de la peor manera unos meses atrás, se había vuelto una de las personas más importantes en mi vida.

Un ángel de la muerte…un ángel de la destrucción

No podrá encontrar consuelo en la felicidad propia. Solo podrá encontrar abrigo en la miseria de otros.

Yo no soy eso. Yo no quería ser tan egoísta como Sharon lo había sido. Yo no quería dejar un cementerio de sentimientos opacados a mis pies para poder avanzar.

 

Sus ojeras me recordaron el dolor que él también debió pasar para llegar tan alto como lo había hecho. Una pena diferente, pero no menos importante. Si los demás quería ignorarla era su problema, pero yo no lo haría.

Quería volver a confiar, a sentir y a amar. A poder tener un cariño real a las personas que estaban junto a mí. No quería ser una egoísta.

Me abrazó. Esos sutiles brazos rodearon mi cuerpo logrando ablandarme. Su respiración en mi oído logró poner paz a mi interior y dibujar una sonrisa de alivio en mi rostro.

–No puedo ser parte de tu pasado…– la voz ronca transmitía serenidad– pero quiero estar en tu presente…– 

Nadie, ni en un centenar de años de reencarnación, pudo haber expresado tanto como él en una frase tan simple, y compleja a la vez.

Acaricié su espalda con las manos temblorosas y un dote de culpa en mi interior.

Estar así en el jardín a la madrugada no podía ser más atípico para mí. Y el único consejo sano y desinteresado que me dio Sharon inundó mi mente

“Buscarás la forma de mejorar”

¿Es esto a lo que se refería? Abandonar mi caparazón para poder progresar. Había sido más tardado de lo que imaginé. Di más problemas de los que mejoré. Pero después de todo esto…logré sentir la felicidad

Quería sentirme así la mayor cantidad de días posibles a lo largo de mi vida. No tener que preocuparme más que por seguir auto superándome. Tener los ojos dispuestos a ver lo hermoso que ofrece esta vida.

Apreté su agarre, tomé valor para cortar mi pasado de raíz, y dije:

–Quiero volver al burdel– con voz decidida

Él se apartó mirándome con asombro. No iba a pedir que viniera conmigo después de lo que pasó con Amber, sería muy injusto y no puedo garantizar que una cosa así no pase esta vez.

–…puedo bajar dos cuadran antes…– continué 

–Iré contigo. Hoy y siempre. A donde vayas– volvió a esconder su cabeza en el hueco de mi cuello, logrando que sintiera su cálido aliento en mi piel fría.

No tengo ganas de refutar. Creo que por mí esta mejor.

 

 

Respiré hondo, intentando calmar los nervios que sentía. Porque en lo más profundo de mi ser pensaba que llegaría delante del local y vería el cuerpo sin vida de mi amiga tirada en el pavimento lleno de sangre. Una vista muy desagradable y un recuerdo inolvidable.

Bajé del auto esperando ver a alguna de las chicas cerca de el establecimiento. No había nadie.

Nadie estaba rondando en las calles, nadie parecía estar trabajando. Y por primera vez sentí a ese lugar como lo que en verdad es: una escoria

La de cabellos rubios pasó junto a mí, casi podía sentir su aroma a cereza impregnada en su delicada piel. Caminó tranquila con una sonrisa en su rostro hasta entrar en la fábrica de víveres abandonada. Casi me desmayo de la impresión

Está aquí

Puedo verla 

Estaba tan convencida de eso como para saber que no tenía nada de sentido. Era un simple recuerdo desenterrado de lo más profundo de mi subconsciente. La silueta se esfumó dejando ver a mi amiga que llevaba un vestido rojo resaltando su delgado cuerpo.

Mis labios intentaron abrirse, pero no hubo respuesta. No estaba lista para sentir culpa por la muerte de Amber. Talvez si yo no la hubiera entretenido tanto al hablar, ella pudo irse antes y esa banda nunca la hubiera encontrado en calle abierta.

–CC…– el toqué en mi hombro me devolvió a la realidad 

Las gotas de sudor estancadas en mi frente empezaron a deslizarse por esta. Una corriente eléctrica cruzó toda mi espalda haciendo que la piel se me enchinara.



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En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

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