Capítulo 10
“Secretos”
Me hundí en el agua, no podía moverme, gritos de desesperación se escuchaban a mí alrededor y finalmente las sirenas de la ambulancia. Era increíble como con el pasar de los años, esos sueños de aquel día en Pittsburgh cuando decidí suicidarme seguían presentándose en cada una de mis noches, solo que esta vez a Travis no le dio tiempo de salvarme como realmente había sucedido y todo se sintió tan real, el recuerdo era tan fresco.
El simple recuerdo me hace estremecer, nunca hablé con nadie sobre ese día, ni el por qué lo hice, ni como fui salvada o trasladada al hospital, nada, todo decidí dejarlo en el pasado y aislarme de todo el mundo que comenzaba a sentir lastima por mí.
—Bea, ¿Me estás escuchando? — preguntó Meghan un tanto cansada de que siempre me perdiera en mis pensamientos cuando hablaba últimamente. Al no recibir respuesta de mi parte soltó un bufido y me llamó nuevamente. — ¡Beatrice!
— ¿Ah? Si, si, lo siento, James, entendí. ¿Qué decías sobre él?
—Bea, ¿Qué sucede?
— ¿De qué hablas?
—Sabes perfectamente de lo que hablo, Beatrice. Sé que algo te sucede, soy tu mejor amiga. Últimamente has estado muy desconectada del mundo. ¿Qué sucede contigo? Sabes que yo te voy a ayudar, jamás te juzgaría, Bea.
Meghan tenía razón, pero no le podía decir sobre mi sueño, si se armó un lío con Liam al enterarse de que me volví a cortar las muñecas, no imagino cómo reaccionará Meghan al enterarse de que intenté suicidarme cuando vivía en Pittsburgh, y esa fue una de las razones de nuestra mudanza a Los Angeles para así comenzar una nueva vida.
—Sé que lo eres y también sé que no me juzgarías, te conozco y me has apoyado en todo, pero no te preocupes, de verdad, estoy bien.
Meghan asintió no muy convencida ante mi respuesta. Salí de la cafetería cuando llegó la hora de mi clase de Física. En el camino seguí sumida en mis pensamientos. ¿Por qué otra vez tenía ese tipo de sueños donde involucraban mi intento de suicidio o los sueños con la muerte de mi padre? No tenía ese tipo de sueños tan escalofriantes y reales de ese día desde que me mude a California, no entendía por qué se presentaban ahora nuevamente. Alcé la vista cuando choqué con un chico dejando caer mis libros. El chico ni se inmutó siguiendo su camino, bufé agachándome a recoger mis cosas esparcidas en el pasillo.
Un chico se acercó a mí agachándose hasta mi altura para luego ayudarme a recoger mis cosas, no alcé la vista hasta escuchar su voz, Liam.
―Estás muy distraída, ¿Todo bien?
―Sí, todo en orden.
― ¿Segura? Te conozco lo suficiente como para saber que algo te ocurre, algo que te aterra decir, y cuando estés lista para hacerlo, recuerda que siempre estoy para ti, pero no dejes que sea demasiado tarde, ¿De acuerdo?
—Está bien, gracias, Liam. ― colocó los libros junto a unas hojas ya ordenadas en mis manos para luego acercarme a él y envolverme en un abrazo.
Besó mi frente para luego acompañarme hasta mi clase. Me dejó frente a la puerta para luego dirigirse a la suya, lastimosamente esta clase no la compartía con Meghan o Liam, pero si una de las pocas que compartía con Adam; entré al aula y tomé asiento.
—Como todos saben se acerca el baile de invierno, por esa razón he decidido que en lugar de hacer un examen, harán un trabajo sobre el Potencial Eléctrico, el cual será en parejas, las cuales yo asignaré. ¿Entendido? — preguntó y los alumnos asintieron tomando notas sobre lo que escribía la profesora en el pizarrón. — El trabajo deberá ser entregado el día miércoles de la próxima semana.
La profesora comenzó diciendo las parejas. Observé a Adam cuando mi nombre se vio junto al suyo, él me regaló una sonrisa la cual respondí tímida. Cuando la clase finalizó Adam se acercó a mí antes de que pudiera salir del salón.
—Bee, ¿Te parece si comenzamos el trabajo luego del ensayo en la academia?
—Sí, claro, no hay problema.
— ¿En mi casa?
—Seguro.
—Está bien, te veré más tarde. — dijo depositando un pequeño beso en mi mejilla.
Me dirigí al estacionamiento de la escuela encontrando el auto de Travis, donde se encontraba él apoyado en el maletero esperando por mí. Varias chicas se encontraban comiendo a mi mejor amigo con la mirada, otras se encontraban intentando establecer conversación con él o haciendo la patética mirada sexy hacia él. Reí por lo bajo acercándome a él, me observó aliviado debido a las chicas que ya comenzaban a agobiarlo con su parloteo.