Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capítulo I

Natalia

Odio cada instante el día en que nací, me siento sofocada por tantas obligaciones y encierro. Mi madre ha sido demasiado estricta conmigo en cuanto a mis metas y estudios, a veces siento que no soy su hija, ¿y mi padre? Bueno él  se la pasa trabajando en la empresa, dice que es para mantener a su princesa y darle lo mejor, ya que soy su única hija, pero solo quiero la atención de ellos y que me dejen salir con mis amigas; tengo 17 años ya no soy una bebé a la cual deben cuidar, sé que debo graduarme de preparatoria y prepararme para ir a la universidad, lo tengo claro; sé que es necesario para realizar mi vida así como ellos quieren que sea “toda una profesional”.

-Tienes que estudiar, olvídate de salir con tus compañeras, debes prepararte para ser la mejor de tu clase— dice mi madre cada vez que le pido permiso para ir a casa de una de mis amigas a ver una peli.

-Si madre entiendo, te prometo que si me dejas ir me esforzare más en mis estudios— digo suplicante.

-No me bastan tus promesas, no vas y punto, ahora sube a tu habitación y estudia, quiero que seas la mejor abogada del país—exige fuerte y con decisión, a regañadientes me levanto del comedor ya que estábamos cenando y voy a mi habitación.

-Como odio ser su hija—golpeo la cama con fuerza y me subo en ella, tomo la almohada y grito exasperada— no puedo creer que mi propia madre me tenga encerrada en estas cuatro paredes solo para vivir estudiando, no sé qué es salir a comer un helado o ir al cine, no puedo tener novio porque soy menor de edad y mi deber es enfocarme en mis estudios—susurro molesta.

Mi celular suena y sé que es Ally para saber si voy a ir a su casa, la verdad es que tiene una fiesta y van todos los de mi clase, además del chico que me gusta… Albert, es el chico más guapo que he visto, sus ojos azules hipnotizan a cualquiera, su musculoso cuerpo… ¡Mmm! esbelto por ser el campeón de natación del instituto y uno de los mejores estudiantes de mi clase, todo lo que anhelo es que se fije en mí y sea quien me de  mi primer beso.

Descuelgo la llamada.

-Oh Ally, no creo que asista a la fiesta querida, me siento algo mal— mentir no es uno de mis fuertes, pero lo intento.

-No te deja la bruja de tu madre ¿cierto?— dice con rabia.

-Sabes que debo estudiar—gruñe con molestia.

-¿Estudiar? Ja es lo que has hecho siempre ¿Acaso no puede dejarte respirar, debes estar metida día y noche en esos libros?— suspiro agotada.

-Solo quiere lo mejor para mi…

-Lo mejor para ti es que se vaya de viaje y no regrese—me interrumpe.

-No digas eso amiga—me indigna sus palabras por más que mi madre sea controladora le quiero.

-¡Ya pues! Será cuando ella no esté en casa que puedas salir, mmm, por cierto, no sabes ¿cuándo será su próximo viaje?—dice resignada.

-No ha dicho nada, solo espero que pronto— suspiro

-Bueno amiga nos vemos en clase debo atender a mis invitados, deberías de escaparte, Albert está guapísimo y todas buscan bailar con él, de lo que te pierdes.

-Ay amiga no digas más, siento ¡¡¡moriiiiiiiiir!!!—la escucho reírse y me contagia por sus sonoras carcajadas.

-Lo siento amiga, bye— se despide.

-Bye— cuelgo la llamada.

Escucho pasos venir a mi habitación y se quién es, solo lo hace para cerciorase de que estoy estudiando, agarro un libro de mi mesita de noche y hago como que estoy leyendo.

-Hija descansa, debes levantarte temprano para tu clase de piano con Joseph— suspiro cansada.

-Si madre, descansa— cierra la puerta y se aleja de la habitación, cada noche hace lo mismo, recordarme que debo hacer el día siguiente.

Me recuesto en la cama, veo el techo de mi habitación, pensando en lo maravillosa que sería mi vida si me dejaran salir a divertirme con mis amigas y con ese pensamiento me voy quedando dormida poco a poco.




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